lunes, 24 de diciembre de 2012

Un grito con voz.


Desde que tengo memoria siempre fui una niña 'inteligente'. Amo los libros, amo leer y siempre obtuve buenas notas en la escuela. Todos esperaban que fuera todo un éxito en la vida.

Sin embargo, mi vida se fue a la basura cuando el esposo de mi tía comenzó a abusar de mi. Creo que el abuso comenzó como a los seis años pero ahora ya no estoy tan segura. No tengo muchos recuerdos de mi niñez y es hasta ahora que leí la página de Miguel que entendí muchas cosas.

Al principio no sabía que lo que sucedía era malo y tengo un lejano recuerdo que él siempre me prometía que me llevaría a vivir a su casa, una casa grande donde sus hijos disfrutaban de bonitos juguetes. Recuerdo que lo que yo más deseaba en esa época era una cocina de juguete y yo estaba feliz porque él me prometió eso y más.

Pasaron los años y el abuso continuó. Su familia posee una tienda, de esas de barrio, que siempre se mantenía llena. Les faltaban manos para atender a los clientes. Y ese fue uno de los pretextos que utilizó para lograr que mis propios padres me enviaran a sus garras. La niña era muy inteligente y por lo tanto muy útil para ayudar en la tienda a los pobrecitos señores. Con cualquier pretexto me llevaba a su cuarto cuando todos estaban ocupados, me escondía detrás de las puertas o me pedía que lo acompañara a la bodega por mercadería.

Cuando venía a casa no era diferente. El domingo era el día de visita familiar. ¡Venían a visitar a los abuelos! ¡Qué dulzura! Venía a cenar y aprovechaba para abusar de mi. Su audacia llegó a tal grado que incluso me manoseó en un viaje en su carro, en compañía de mi abuela y un primo.

Para ese entonces yo ya intuía que eso estaba mal pero no había manera de evitarlo. Mis ruegos fueron ignorados y el abuso continuó.

Debo decir que no culpo a mi madre; pero no puedo evitar pensar y preguntarme cómo nadie se dio cuenta del abuso.

Mi menstruación me vino como a los 9 años si mal no recuerdo y todos pensaron que era porque como yo era 'rellenita' había tomado demasiadas vitaminas y eso aceleró mi metabolismo. Y desde pequeña sufrí de flujo vaginal. Me llevaron al doctor pero tampoco se dio cuenta de nada.

Fue como a los doce o trece años que logré evitar a esta persona, evitar quedarme sola con él y con el tiempo fue perdiendo su interés en mi.

Como dije antes, todos esperaban que yo fuera un éxito pero con los años mi rendimiento en la escuela comenzó a declinar. Ya no era la misma estudiante brillante de otros años y engorde muchísimo.

La vida siguió su rutina. Este señor se hizo de mucho dinero y sacó de apuros a la familia en varias ocasiones. Era muy 'generoso' y todos en casa lo adoraban, especialmente mi abuela.
Irónicamente, por ser la única ‘hembra’ en casa, me 'cuidaban' mucho, nunca me permitieron tener novio... al menos formalmente, porque a escondidas tuve varios. Todo gracias a una supuesta revelación que mi abuela recibió de parte de Dios. Soñó que mi padre abusaba de mi. ¿Qué irónico no? Su yerno predilecto fue el monstruo pero mi padre siempre pagó las consecuencias. Siempre ponían especial cuidado que no me quedara mucho tiempo sola con mi papá por miedo a que el sueño se convirtiera en realidad.

Desde pequeña sentí una sed inmensa por sentirme aceptada, necesitada, querida, amada. No voy a mentir y decir que no he recibido amor y cariño de parte de mi madre pero el vacío es demasiado grande.

Con el paso de los años intenté de todo para cerrar el capítulo, olvidar y seguir adelante con mi vida. Muestra de ello es mi paso por tres religiones, tratando de encajar y de ser aceptada. Crecí en la iglesia evangélica pero cuando llegue a la adolescencia me aparté. Hice la prueba en la iglesia católica y por último me bauticé en la iglesia mormona.

Recibí muchos consejos en cada uno de esos lugares, me hablaron siempre del perdón y sobre dejarle a Dios todas mis cargas. Lo intenté, lo juro. La verdad es que nunca he podido perdonar, el odio y resentimiento simplemente se ‘escondieron’ por un tiempo, y me permitieron incluso trabajar con ese hombre por muchos años. Entre él y yo nunca se tocó el tema jamás y creo que pensó que yo había olvidado todo lo sucedido.

Sus visitas a casa no se detuvieron y mi familia siguió considerándolo el mejor hombre del mundo. Y mi odio crecía más cuando escuchaba sus palabras de alabanza y de admiración por ser un hombre tan generoso y bueno. No se imaginaban, ni pueden imaginarse, que ese hombre destrozó mi vida.

Luego de graduarme de bachiller ingresé a la universidad donde fracasé, intelectual y emocionalmente hablando. Se suponía que estudiaría computación y me graduaría de ingeniera. Se suponía que iba a triunfar y al fin poder ayudar económicamente a mi madre. Se suponía que haría muchas cosas… y lo único que logré fue pasar años y años en la universidad, sin ningún objetivo y cambiando de carrera cuando fracasaba en alguna.

Fue ahí también donde comenzó mi promiscuidad. Descubrí internet y comencé a conocer hombres por ese medio, con la ilusion que iba a encontrar a alguien que me quisiera y que no le importara lo que me había pasado y que no le importara lo fea que era. A pesar de mi mala experiencia seguía siendo inocente en muchos aspectos y no me di cuenta que al contar mi historia a esas personas, éstos la veían como la ocasión ideal para obtener sexo gratis sin el peligro que los acusaran de haberme quitado la virginidad. La mayoría de esos fueron encuentros de una sola noche. Hoy día no sé si darle gracias a Dios o no porque nunca se me pegó ninguna enfermedad ni quede embarazada.

He llegado a la conclusión que, inconscientemente, logré alejar a mi abusador al engordar y descuidar mi apariencia personal. Nunca fui una de esas niñas que andaba pensando en moda y maquillaje, nunca me interesaron ni tuve el ejemplo de mi madre o alguna otra figura femenina a mi alrededor. Descuidé mi apariencia y con los años fue empeorando la situación porque cuando me deprimía dejaba de lado mi higiene. La consecuencia lógica fue que no solo mi abusador se alejó de mi sino también los demás.

Yo era la 'nerd' del grupo, la que servía para ayudar en las tareas del colegio pero no para acudir a una fiesta o salir a pasear. El baile me apasiona pero quien quisiera bailar con una gorda.

En casa no somos ricos pero había cierta comodidad, y como una hija ‘consentida’ tenía acceso a cierta cantidad de dinero, y ahí fue cuando empecé a tratar de 'comprar' amor. Trataba siempre de complacer a los demás. Compraba regalitos para mis ‘amigos’, con la esperanza que me invitaran a salir, que se interesaran en conocerme, pero eso jamás sucedió. Y esta conducta sigue sucediendo en el presente. No puedo evitarlo.

Así pasaron los años y nunca dije nada, me guardé todo y seguí escuchando las alabanzas. Talvez se pregunten por qué nunca me fui de casa, del pueblo, del país. Sigo aquí porque la situación de mis padres fue muy complicada y nunca pude dejar a mi mamá porque siempre existió una relación difícil entre ellos.

Mi odio siguió creciendo y trate de buscar ayuda. Fui con psicólogos, hablé con líderes religiosos, me desahogué con 'amigos' y la respuesta de todos era la misma: debes perdonar, olvidar, mirar hacia el futuro, bla, bla, bla. Y cuando volvía a mis depresiones me miraban con una cara de cansancio y como queriendo decir que ya olvidara todo eso y que me callara. Más de alguno me dijo esas palabras. Y mi respuesta era siempre: cómo olvidar cuando hay una convivencia continua con el abusador. Cómo olvidar cuando mi vida es un gran fracaso y pareciera que mi abusador va de éxito en éxito y no hay castigo para él.

Mi salud se vio afectada por mi sobrepeso y no sé si también por el abuso sufrido. Hace tres años me diagnosticaron fibrosis quística en los ovarios y matriz. El doctor fue muy claro y me dijo que no iba a poder tener hijos y que era mejor que me realizaran una histerectomía. Al principio no le hice caso y seguí como si nada. Creo que inconscientemente quería suicidarme pero no tenía el valor de hacerlo por los ‘métodos tradicionales’, así que decidí ignorar el sangrado diario que sufrí por un año completo. Un año completo sin parar de sangrar. Mi madre me rogó que me operara y lo hice, pero muy dentro de mi existía el deseo de no despertar de esa operación. Luego el doctor me dijo que habían encontrado trazas de cáncer y que habían realizado una histerectomía total. Así que ahora aparte de las consecuencias lógicas del abuso, debía soportar los malestares de una menopausia temprana. Eso me hundió más en la depresión. No sería madre nunca y por lo visto iba en camino de convertirme en una solterona.

Nunca me gradué de la universidad pero he logrado sobrevivir. Hace dos años que estoy en un buen trabajo y sin embargo, no logro encontrar paz ni tranquilidad.

Las cosas se complicaron en la familia de un tiempo acá. Y luego de varios enfrentamientos, mi madre me pidió que le dijera la verdad. En un momento de debilidad se lo dije, le conté del abuso. Ella me creyó pero tenía otros planes y se lo dijo a mi tia, quien me creyó en un principio, enfrentando a su esposo.
Luego las cosas cambiaron y él logró convencer a su esposa y a su familia sobre las infamias y calumnias que yo estaba diciendo sobre él. Como consecuencia de ello, mi madre fue a parar al hospital con una crisis de su diabetes e hipertensión.

Al poco tiempo me enteré que mi tía le había dicho a mi mamá que su esposo pensaba hundirme en la cárcel y que pensaba llamarla a ella como principal testigo de su inocencia. No dudo que pueda lograr eso si se lo propone porque ha ocupado cargos importantes en la política del país y tiene muchas conexiones, y el dinero suficiente para comparar voluntades.

La tierra se hundió a mis pies cuando me contaron de sus amenazas; sentí que me hundía en un pozo sin fondo. Pero por el momento nada de esto se ha materializado pues lograron ‘convencerlo’ que el llevarme a juicio mataría a mi madre.

Actualmente pareciera que todos me culpan por haber 'destruido' a la familia. Si no hubiera hablado, nada hubiera cambiado. A pesar que hace muchos años le conté del abuso a mi prima, sin mencionar el nombre de su padre, ahora parece ser que le cree a él. Todos me juzgaron en sus mentes y me condenaron como una mentirosa. Hasta creo que mi mama, aunque no lo dice en voz alta, está muy triste porque perdió a su familia, a su hermana... aunque mi tía viene de visita de vez en cuando.

Nadie me preguntó sobre mi versión de los hechos y fui juzgada en ausencia. Lo más triste del caso es que semanas antes de que todo esto sucediera, lo descubrí en el pasillo de mi casa besuqueando a su nieta en la boca, como solía hacer conmigo. Así que creo que esa pobre niña va por el mismo camino y eso pesa en mi conciencia.

No dejo de pensar el fracaso de vida que he tenido, porque eso ha sido mi vida... un fracaso como mujer, como hija, como hermana, como todo.

Hoy estoy completamente sola, aunque todavía viva con mi familia. No hay nadie a quien acudir. Nadie que pueda comprender lo que sucedió y que me ayude a levantarme; que me acepte como soy, y que comprenda que no es que desee descuidar mi apariencia pero mi depresión es tan fuerte que no puedo evitar descuidarme.

Alguien que no crea que soy una persona egoísta y que no me diga otra vez que existen problemas más grandes e importantes en este mundo. Alguien que comprenda la sed que siento de sentirme aceptada,.

Sin embargo no hay nadie, a pesar que estoy segura que mi madre me ama y que daría su vida por mi. Pero aun ella parece cansada de mi y de mi 'problema'.

A veces me arrepiento de haber hablado porque, al final, no me hizo ningún bien. Quisiera poder gritar a los cuatro vientos lo que sucedió y que todos dejen de hablar de lo bueno que es fulanito y que sepan la clase de monstruo que es. Pero al parecer ni a eso tengo derecho, porque terminaría en la cárcel. El abogado a quien consulté me dijo que el delito prescribió y que no podría acusarlo porque después de treinta años sería muy difícil probar el abuso.

Anónimo.


2 comentarios:

  1. Hola, amiga, te felicito por tu escrito. Sobrecoge y entristece el ver cómo las mentiras familiares se ponen por encima de lo que es justo, de la verdad. Las familias prefieren hacer daño antes que atacar a lo establecido. Me he identificado con partes de tu historia. Yo tampoco terminé mis estudios y también soy inteligente y con afán de aprender. Yo también fui promiscua, y afortunadamente tampoco contraje ninguna enfermedad ni quedé embarazada. Creo que con las familias que prefieren mirar para otro lado no hay remedio. Ahí no hay salida, y creo que siempre estarás mal con ellos. DDesatar el cordón umbilical que nos une a ellos, aunque seamos ya adultas, creo que es uno de nuestros trabajos más importantes. Eso no significa romper con ellos totalmente o lo contrario, eso es una cuestión a dfinir por nosotras, pero sí independizar nuestra vida y nuestro pensamiento. En tu caso, tal vez sea tu madre la que más te ata a ellos. En mi caso, creo que también. En cuanto a mis abusos, no tengo casi ningún recuerdo. Entre mis abusadores, creo que están mi padre, mi hermano y un tío de mi padre, aunque creo que tal vez en el colegio me pudo pasar algo. Sin recuerdos, mi guía son mis sensaciones corporales prácticamente, mis emociones, lo que siento, me hacen tomar las decisiones en la relación con mi familia. Tengo 2 hijos adolescentes que han pasado la Nochebuena con su padre, del que estoy divorciada. Y yo cené sola en casa, porque sólo el pensar en cenar con mi familia me daba náuseas. Te deseo mucha fuerza, amiga, la vas a necesitar, y si puedo aconsejarte algo, dos cosas, te diría que salieras cuanto antes de casa, y lo segundo, que cuentes con un grupo de sobrevivientes con quien expresarte, mejor si puedes en persona, pero si no, aquí nos tendrás siempre. No estás sola, te comprendemos, te entiendo en todo lo que has pasado, y créeme, hiciste bien al hablar, que nadie te robe la palabra. Un abrazo muy cariñoso. Isabel López García.

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  2. Hola sobreviviente, entiendo tu dolor: tu historia de abuso sexual; la impotencia de poder contar y, tu familia queriendo proteger al abusador para no dañar el nombre de la familia. Gente como tu abusador son peligrosos, de dos o tres caras. El vivir con tu familia, que no te cree, no te ayuda en el proceso de sanacion. Busca un grupo de ayuda, de gente que a pasado lo mismo que tu, que te crea y donde puedas contar tu historia. Yo te creo. Un abrazo de otra sobreviviente

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