jueves, 11 de julio de 2013

CARTA A MI ABUSADOR:

Sos un miserable, fango podrido, un sádico, hijo de perra y un violador. Creo que no merece la 
pena decir cosas que sabés, pero, creeme, es absolutamente necesario. 
Necesito deshacerme del odio, dolor y bronca que despertaste en mi interior (¿qué otra cosa podría estimular un animal como vos?) y es la única manera de lograrlo. 
Si te preguntas las razones de esta estúpida carta, te las voy a dar: TE ODIO y tenés que saberlo, es decir; tengo que decirlo. Hoy voy a descargar toda la rabia contenida desde aquel día ¿te acordás? ¡Sí! Ese día que abusaste de mí, en mi propia casa, en mi pieza, un poco después de almorzar en mi mesa con mis padres. ASÍ DE MISERABLE SOS. No lo olvides. 

Bien, no creo que te interese demasiado, pero debo decirlo: Durante estos eternos 14 años, el odio que debía sentir por vos, lo sentía por mí. ¡Sí! Me odiaba a mí misma por haberme dejado tocar por tus asquerosas, sucias, repugnantes y malditas manos. Hiciste pedazos mi vida y me llevaste a lamentar cada minuto de mi existencia, por eso, y un poco más, te odio maldito infeliz, desgraciado. etc., etc., etc. 

Espero, de todo corazón, que dondequiera que estés, te encuentres lamentando, sin saberlo, con tus penas o desgracias, cada una de las pérdidas de mi vida. Pero no hago nada con desear, asique voy a dejar de hacerlo. Por amor a mí misma. Seguramente, tu inmunda conciencia no te acusa de nada y luego de haber arruinado mi vida, siendo apenas una niña de 5 (CINCO) años (frente a un idiota de 45), habrás seguido tu vida normalmente. 

Sin ninguna culpa. Con mayor tranquilidad. Odio saber que es así. Al contrario de lo que yo tuve que vivir después de ese suceso, vos IMBÉCIL, salías a la calle mirando y sonriendo a la gente (haciendote el amable, como acostumbrabas), COMO SI NADA. Como si nada malo hubieras hecho en tu mísera vida. Mientras tanto yo, lloraba amargamente mi dolor. Por el daño que me causaste... y nadie lo sabía, porque creí en tus palabras cuando me dijiste que mis padres me iban a correr de mi casa y se enfadarían tanto conmigo que me dejarían de querer si llegaba a contarles algo de 'eso'. Creí en las palabras de un ENFERMO, MENTIROSO COMO VOS!! 

¿Sabés lo que hice a partir de ese día? NADA. No hablaba con nadie, lloraba cada tres segundos porque 'papá no venía del trabajo' 'porque mamá me regañaba' 'porque me hacía pis en la cama' 'porque tenía hambre, ganas de ir al baño, o porque el cielo es azul'. Me dejaste mil motivos para llorar, pero había uno solo... sólo que no lo podía dar a conocer porque me iban a 'odiar'. Perdí el deseo de salir a jugar, no salía a los recreos y me quedaba mirando a mis compañeritos desde la ventana, cómo corrían, saltaban, se reían Y YO... yo estaba aislada en un rincón deseando ser igual de libre que ellos. Pero dejé de ser niña... Perdí la inocencia o, lo que es peor, me la robaste. Y tu recuerdo estaba presente en todo momento, tu nauseabundo bigote, tus mugrosas manos, tus cobardes ojos me seguían adónde iba. No me dejabas en paz ni un momento, estabas conmigo, sin estar, haciéndome sentir culpable de TU COBARDÍA. Y no me daba cuenta que el único REO, MENTE SUCIA, PEDÓFILO, SIEMPRE FUISTE VOS.

Me creí responsable, todos estos años de tus actos y sentí vergüenza de mí misma. Por eso no me acercaba a nadie y no dejaba que nadie se me acerque. Temía que alguien descubriera 'mis actos desvergonzados' y me rechazaran. No sabía, entonces, que el único desvergonzado y digno de desprecio SOS VOS. Desde aquel día soñaba con ser invisible. No quería que nadie me vea, me escondía... mientras vos SIENDO CULPABLE, caminabas con la frente en alto sin vergüenza (muy digno de vos). 

Me pregunto (aunque no me interesan las respuestas) qué habrá sido de tu vida. ¿Tenés mujer, hijos/as, nietos/as? A quién le importa eso ahora, ¿verdad? ¿Sabés qué? Yo estoy sola (aunque creo que es lo mejor que me puede pasar en este proceso de recuperación). La verdad es que, aún están abiertas las heridas que concebiste y no logro confiar en nadie. Por supuesto! ESO TE LO DEBO A VOS. Tu asqueroso olor a cerdo apestoso me persigue. 


Te confieso que conservo la esperanza, guardada en lo más profundo de mi odio, de encontrarte alguna vez. Ojalá ese día, estén p´presentes los seres que te aman y amas (¿sabrás de eso?), para que de una vez conozcan la clase de zángano rancio, infeliz, reprochable, miserable y asqueroso excremento de perro que sos. Les voy a dar a conocer tu verdadera identidad, la que ocultas haciendo honor a tu cobardía y vas a tener que enfrentar la situación como lo que nunca fuiste UN HOMBRE. Ruego llegue pronto ese día que tenga que ver de nuevo tu cara de gusano pervertido y verte suplicar como la maldita cucaracha cruel, digna de asco y desprecio. Quiero que ese día, me veas a la cara y me respondas qué se siente saber que le enseñaste el significado de la palabra MALDAD  a una niña que ni siquiera sabía de la existencia de esa palabra. 


 Ojalá, te vuelva a ver alguna vez, quiero saber de tu cretina y miserable existencia. Quiero conocer tu vida... A veces sueño con arruinar tu vida, como arruinaste la mía siendo una niña inocente. Me gustaría destruirte, buscar la manera de hacer pedazos lo que te queda de vida, de la misma manera que hiciste pedazos la mía, sin cuidado alguno, sin ninguna causa. Sólo porque sí. Se te antojó hacerlo. No me interesan tus motivos. Para mí, siempre vas a ser el mismo desgraciado. Pero lo cierto, es que SOY DIFERENTE  a vos. Lo dejo en manos de Dios y que él juzgue mi causa con justicia. 

Ahora, quiero que sepas que no me interesa en absoluto lo que haya sido de tu vida. Si fuiste o no, feliz con tu oscura conciencia. Y no es una contradicción, aunque lo parezca, a lo dicho anteriormente. Son sentimientos de odio que tenía guardados y necesitaba desahogarme, para anular tus recuerdos de una vez y para siempre y volver a ser yo misma. Lo que nunca fui, por culpa de tu malvado corazón. 

 He comenzado, después de tanto tiempo un proceso de curación y largo es el camino que me resta. Hoy lo supe. No sé qué será de mí a partir de hoy, ni me preocupa demasiado eso. Sólo quiero que sepas que VOY A VENCER TUS RECUERDOS y voy a liberarme del sabor agrio que me dejaste. Sinceramente, no creo que puedas decir lo mismo. Tus hechos, tus hazañas despiadadas, NUNCA JAMÁS SE VAN A ALEJAR DE VOS. Y ojalá, lo único que respires cada mañana sea culpa. Es lo menos que merece un traidor de tu calaña.

 ¿Mi último deseo? QUE NO PUEDAS VIVIR CON ESO... que todos los días de tu vida, cuando te encuentres solo, en silencio y a oscuras, recuerdes cada una de tus crueldades y te quedes sumido en tus pensamientos sin que lo puedas evitar! Y al igual que yo, busques maneras de huir de ellos y nunca lo logres. NO QUIERO, NI BUSCO PERDONARTE, por ahora no, pero si pasa, no te vas a enterar. Como tampoco vas a saber de esta carta, ni nada que tenga que ver conmigo.


Esas son las razones de este escrito. No creo que lo merezcas, ni eso, ni mi tiempo escribiéndolo. Poco, por cierto. Con toda franqueza, espero no volver a ver tu cara el resto de tu lamentable existencia. 

Ojalá NUNCA conozcas la misericordia de Dios y salgas culpable cuando seas juzgado. Hasta nunca. 

Sin afecto... Gise

P/D: Esta carta, es parte de mi terapia.  

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