lunes, 6 de agosto de 2018

Abusos sexuales contra niñas quedan en el olvido

Abusos sexuales contra niñas quedan en el olvido






1 agosto, 2018
Sidar Paca/Bolinfo/Tarija
(elPeriódico,agosto-01/2018) De acuerdo al seguimiento que hace el Defensor del Pueblo a los casos de violación y abuso sexual contra menores de edad que se dan en las provincias, varios de ellos, por retardación de la justicia, quedan en la impunidad.
Datos estadísticos de la Dirección de Seguridad Ciudadana de la Gobernación muestran que el 90 por ciento de los privados de libertad de los centros penitenciaros de las provincias de Tarija, cumple detención y condena por delitos de abuso sexual.
En las provincias del departamento es donde se reporta un gran índice de vulneración a los derechos sexuales de los menores de edad. Situación que preocupa a distintas instituciones, debido a que varios de estos casos quedan en el olvido por la retardación de la justicia. Además, a causa de esto, los padres de la víctima, cansados de seguir con el proceso judicial, abandonan el mismo, situación que permite que el agresor salga impune o en otros casos huya.
“Evidentemente la retardación de justicia constituye un flagelo que da lugar a la impunidad. Como Defensoría del Pueblo hemos conocido casos, que debido a la retardación de justicia y la dilatación de los procesos, los elementos probatorios y los mecanismos de la defensa decaen”, señaló la delegada defensorial de Tarija, Carola Romero.
Según Romero, la institución tuvo conocimiento de que varios acusados de abusos sexuales quedaron impunes, esto debido a que no se llevan adelante las audiencias judiciales a tiempo.
“Esta situación en muchos casos han facilitado las fugas de los presuntos culpables de abusos sexuales contra menores de edad, por lo que estas personas no son sometidas al proceso legal–aseveró–la retardación de justicia incide y tiene alcance totalmente negativo en todos los aspectos para las partes procesales”, apuntó.
Instituciones preocupadas
Igualmente, la Secretaría de la Mujer y Familia del Gobierno Municipal, la Defensoría del Pueblo, la Red de Lucha Contra la Violencia entre otras instituciones coincidieron en afirmar que en las zonas distantes no hay entidades que defiendan los derechos la mujer, como ser el Ministerio Público y la Policía que puedan facilitar un acceso a la justicia. Además, indicaron que las personas del campo tienen que efectuar una travesía para llegar a la ciudad y acceder a la justicia.
“Las personas del campo que se trasladan a nuestro medio para acceder a la justicia, por lo oneroso que representa esto, abandonan el caso. Por más que se asevere que el acceso a la justicia es gratuito; sin embargo el traslado, la permanencia, el retorno, los servicios de un abogado particular constituyen graves erogaciones económicas para las personas”, señaló Romero.
Red de Lucha Contra la Violencia
Entre tanto, la Red de Lucha Contra la Violencia Hacia la Mujer de Tarija dio a conocer que cada día se denuncia entre siete a ocho casos de abusos sexuales contra menores de edad en el departamento, informes que consiguieron del Ministerio Público.
La coordinadora de la Red, Pekin Rubín de Celis, señaló que lamentablemente la violencia se instauró en los hogares tarijeños y las instituciones no están realizando acciones para que puedan disminuir los índices de estos casos en el departamento.
Explicó que en las provincias y en el área rural de Tarija los agresores sexuales en su mayoría llegan a ser un familiar cercano a la menor de edad, como ser el mismo padre, padrastro, hermano, tío, profesor, entre otros.
Para la entrevistada, la vulneración de los derechos sexuales de los menores de edad en las provincias del departamento queda en la impunidad, y muchos de ellos por la carencia de la presencia institucional.
Las instituciones consultadas indicaron que debe de existir en el departamento un programa de protección de los
derechos de los niños, las niñas y adolescentes, que contribuya a consolidar el sistema nacional de protección, fortaleciendo las instancias gubernamentales, promoviendo la activa participación de las organizaciones sociales y comunitarias en difundir una cultura de respeto de los derechos de los menores de edad.
Asimismo el programa departamental tiene que realizar el trabajo de prevención y reducción del maltrato, la violencia, el abuso sexual, la explotación sexual comercial y el trabajo infantil.
Falta de Slim y defensorías
En ese sentido, la responsable de la Secretaría de la Mujer y Familia del Gobierno Municipal, Patricia Paputsaki, indicó que la institución hizo un análisis sobre lo que está sucediendo en las provincias del departamento y evidenciaron que los sistemas de protección en estas localidades no se fortalecieron a la fecha.
“Hay municipios donde el Servicio Legal Integral Municipal (SLIM) y la Defensoría de la Niñez está siendo atendido por una o dos personas, lo cual hace que el acompañamiento de los casos legales de abuso sexual contra un menor de edad sea muy difícil”, aseveró.
Igualmente, dijo que la situación se agrava cuando las denuncias llegan a la justicia, puesto que el sistema judicial está saturado por los tantos casos existentes, “Son pocos los casos que llegan a una sentencia condenatoria o absolutoria”, dijo.
Paputsaki indicó que la institución realizó varias representaciones ante el Gobierno Central para que se pueda fortalecer los juzgados de intervención a las víctimas de abuso y violación sexual, pero sus demandas no fueron escuchadas.
“En estos casos de provincias, como institución nos tenemos que adherir a la denuncia cuando se llega a una apelación, esto cuando evidenciamos que no hay una Defensoría de la Niñez o Slim que este acompañando a la víctima y a sus familiares”, explicó a tiempo de mencionar que esta situación les preocupa.
Según Unicef, Alrededor de 15 millones de niñas adolescentes de entre 15 y 19 años en todo el mundo han sido víctimas de violencia sexual, según el informe Una situación habitual. Violencia en las vidas de los niños y adolescentes que acaba de publicar el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). (eP)
EL APUNTE
AMT firma convenio para apoyo a SLIM y Defensorías
Debido a que los casos de abusos sexuales contra menores de edad en las provincias de Tarija se quedan en el olvido por la falta de apoyo legal por parte de las instituciones, la en este tipo de casos.
“El convenio que firmamos con la Universidad Privada Domingo Sabio es para apoyar a las Defensorías de la Niñez y Adolescencias de los municipios de Tarija y otros servicios que tienen que ver con el tema social”, indicó la presidenta de la AMT, Gladis Alarcón.
Alarcón dijo que el objetivo de este convenio es que se distribuya las diferentes pasantías de las carreras de esta universidad a fortalecer estas Instituciones de carácter social.
Además, dijo que los municipios están demandando psicólogos y abogados para que las Defensorías de la Niñez y Adolescencia puedan acompañar estos casos hasta que se haga justicia.
No obstante, señaló que sólo tres municipios hicieron el requerimiento de estos profesionales para sus instituciones que son Yunchará, El Puente y Padacaya.(eP)
NOTA DE APOYO
Instituciones piden mayor apoyo del Gobierno
Sidar Paca/Bolinfo/Tarija
(elPeriódico,agosto-01/2018) Instituciones como la Defensoría del Pueblo, la Secretaría de la Mujer y Familia y la Rede de Lucha Contra la Violencia Hacia la Mujer de Tarija, piden al Gobierno mayor apoyo para erradicar la retardación de justicia y así los hechos de violación contra menores de edad no queden en la impunidad en el departamento.
La responsable de la Secretaría de la Mujer y Familia, Patricia Paputsaki indicó que el Gobierno debe de fortalecer en cada municipio del departamento las Defensorías de la Niñez y Adolescencia como los Servicios Legales Integrales Municipales (SLIM).
“Estas son las instancias que hacen un seguimiento a las vulneraciones de los derechos sexuales de los menores de edad, por ejemplo, nosotros contamos con 22 funcionarios en el SLIM y 40 en la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, y estas son las personas que están trabajando todos los días la parte legal, social y psicológica”, explicó, a tiempo de indicar que esto no sucede en otras provincias de Tarija.
LOS DATOS
• Cada día se reporta entre siete a ocho casos de abuso sexual contra menores de edad en Tarija.
• Según Unicef, Alrededor de 15 millones de niñas adolescentes de entre 15 y 19 años en todo el mundo han sido víctimas de violencia sexual.

Carta a Pedro Sánchez


Carta a Pedro Sánchez
RAQUEL MARÍN
Apreciado señor Sánchez:
Llevo más de un año viviendo en España. Para mí, este país es mi casa; me he enamorado completamente de él, hasta la médula. Pago impuestos aquí, intento contribuir de manera productiva y mi deseo es que, en algunos años, me haya ganado (y elijo esta palabra con intención) el derecho a ser ciudadano de este maravilloso, generoso, fantástico y bonito país.
Cuando usted fue nombrado presidente del Gobierno y eligió un Consejo de Ministros integrado en sus dos terceras partes por mujeres, me pareció que teníamos un nuevo mandatario con una mentalidad más abierta en muchos temas. Por eso le escribo esta carta.
Tenemos un grave problema. Y tiene que ver con su sistema judicial y con el trato que da a los menores. Quiero que sepa que hablo con conocimiento de causa: de niño me violaron repetidamente. Los años ochenta fueron una gran época para los pederastas: aunque los adultos veían que sangraba, lloraba y me ponía histérico, me enviaban de vuelta a los brazos (piernas, mejor dicho) de mi violador. Una y otra vez. Esa gente que tenía puestos de responsabilidad sabía que algo malo pasaba, pero nadie hacía nada y, de nuevo, me mandaban junto a él. Durante cinco largos años.
Solo el 15% de los casos se denunció a la policía. De ese 15%, el 70% nunca llegó a juicio
Todavía estoy pagando el precio de haber tenido esa infancia. También mis seres queridos. Tengo prótesis de metal en la espalda, resultado de las tres operaciones a las que tuve que someterme para intentar reparar el daño que me habían causado las agresiones sexuales. He intentado suicidarme demasiadas veces y me he pasado también demasiados meses en instituciones psiquiátricas. He probado todos los medicamentos que las grandes farmacéuticas han tenido a bien inventar, he destruido relaciones, me he autolesionado con rabia y he hecho todo lo que se me ha pasado por la cabeza para intentar detener ese zumbido incansable y violento que me retumba en la cabeza. Desde que vivo en Madrid, ese zumbido se ha convertido al fin, milagrosamente, en un rumor lejano la mayor parte del tiempo que estoy despierto. Lo que quizá explique por qué este país significa tanto para mí. Pero cuando veo en las noticias que hay tantísimos fracasos en la protección de los derechos de los niños, de consecuencias catastróficas, no puedo evitar sentir náuseas.
He aceptado que nunca se haga justicia por lo que me pasó (mi violador murió antes del juicio). Pero también me he prometido a mí mismo que si alguna vez tenía frente a mí un altavoz, por pequeño que fuera, lo usaría para hablar de este tema. Y por eso le escribo esta carta. Aquí, en España, me siento afortunado. Puedo hablar de ello en la Cadena SER y comentarlo con Buenafuente en la televisión o en las entrevistas de los periódicos. Puedo darles copias de mi libro Instrumental a todos los jueces del país, porque explica claramente qué secuelas tienen los abusos. Pero, al final, todo acabará cayendo en saco roto. La única persona que puede cambiar las cosas de verdad ahora mismo es usted.
Tengo ante mis ojos unas hojas con miles de palabras, enviadas por Save the Children España, que harán que se le salten las lágrimas. Aquí tiene algunos ejemplos:
Aunque el 70% de las víctimas infantiles diga que avisó a un adulto de lo que pasaba, solo el 15% de los casos se denunció a la policía. De ese 15%, el 70% nunca llegó a juicio.
En cinco de las diecisiete comunidades prestan un servicio universal gratuito a las víctimas infantiles
El proceso judicial dura como promedio tres años; en algunos casos se llega a los cinco. El abuso sexual dura como promedio cuatro años.
En el 86% de los casos, el menor tiene que declarar en sesiones plenarias, en juicios a puerta abierta, delante de tres jueces y también del presunto autor de los hechos.
En España, solo cinco de sus diecisiete comunidades autónomas prestan un servicio universal gratuito a las víctimas infantiles de los abusos sexuales. En el caso más tristemente célebre de España, el de los Maristas, de las 17 acusaciones que hay contra Benítez, el autor confeso, 13 han prescrito. ¿Cómo puede ser que no vaya a ser juzgado por todos estos crímenes cometidos? Además, ¿qué ha fallado tan estrepitosamente para que durante más de treinta años un profesor pudiera abusar de sus alumnos sin que nadie lo denunciara?
Podría seguir y seguir…
Sé que usted leerá esta carta. Y sé que en la política y en la ley las cosas van despacio. Pero también sé que si entrara en una habitación y sorprendiera a alguien violando a un niño, no se movería con lentitud. Le sorprendería ver que uno es capaz de actuar con muchísima rapidez. Y de soltar un puñetazo la hostia de fuerte. Estoy aquí para decirle, para prometerle, para asegurarle que, aunque en este momento no vea con sus propios ojos cómo violan a un niño, está sucediendo ahora mismo. Cuando usted lea esto, estará pasando. Siempre está pasando. Y necesito que actúe rápido.
Me han sugerido (en Twitter, claro) que, como soy anglosajón, un huésped de este país, mejor “no me meta en política”. Pero esto no tiene que ver con la política, sino con la humanidad. El sistema creado específicamente para proteger a los más vulnerables se ha roto y ya no sirve.
Estoy seguro de que este asunto no es nuevo para usted; que ya tiene una idea de lo que quiere conseguir y de cómo va a hacerlo. Yo solo quiero ayudar. Me gustaría, junto con Andrés Conde, director general de Save the Children España, reunirme con usted un par de horas y ayudarle a lograr que España sea un lugar más seguro para sus niños y niñas. Sabemos lo que hace falta: lo más urgente es una formación obligatoria, unos protocolos y una reforma profunda del proceso judicial para que en los casos de abuso sexual infantil se respeten de verdad los derechos del niño y también sus necesidades particulares: que haya juzgados específicos, con jueces preparados y juicios rápidos para que el menor declare solo una vez, en privado, con la presunción de que está diciendo la verdad. Cuando se trate de niños, hay que dejar de distinguir por ley entre abuso y agresión: siempre es agresión.
Quiero que apruebe una nueva ley que erradique la violencia contra los menores y adolescentes, y que se centre especialmente en las medidas preventivas, tal y como le ha sugerido en dos ocasiones el Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas al Gobierno de España.
Un periódico publicó hace poco un artículo que decía que “a Rhodes lo violaron repetidamente durante su infancia y Bach lo salvó, pero ni siquiera esa experiencia límite lo convirtió en un músico excepcional”. Y, aunque quizá suene raro, por desgracia es verdad. No soy para nada un músico excepcional. Pero creo que sí puedo ser un recurso excepcional para usted y su equipo en la tarea de cambiar las cosas a mejor de forma permanente para los niños y niñas de este país. Por favor, contésteme, veámonos y pongámonos manos a la obra.
James Rhodes es pianista, autor del libro Instrumental. Memorias de música, medicina y locura(Blackie Books). @JRhodesPianist
Traducción de Laura Ibáñez.

viernes, 20 de julio de 2018

LOS SIGNOS DE ALARMA Cómo proteger a tus hijos de depredadores sexuales

Se estima que uno de cada cinco niños es víctima de violencia sexual. Debemos conocer ciertos signos que nos puedan hacer sospechar que nuestro hijo es víctima de un abuso, al igual que los menores también deben aprender a ser conscientes de ello. Walter Lupo Torralvo, psicólogo clínico del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya, nos da algunas claves.
Los posibles signos que debes tener en cuenta
– Cambios de comportamiento o de humor, como temor a estar solos, con determinados miembro de la familia o personas de su entorno. Asimismo, son significativos una alteración en los hábitos alimenticios, irritabilidad, llantos más frecuentes, rechazo al propio cuerpo, pesadillas y problemas de sueño, conductas regresivas como chuparse el dedo, tendencia a aislarse o dificultad en las relaciones sociales, un descenso en el rendimiento escolar o incluso autolesiones.
– A nivel emocional puede aparecer un miedo generalizado, sentimientos de vergüenza, culpa, ansiedad, agresividad o disminución de la autoestima. Mientras que en el plano sexual, una precocidad impropia para su edad, rechazo de las caricias o de contactos físicos con adultos, problemas de identidad sexual, exhibicionismo o masturbación compulsiva.
– También pueden darse síntomas físicos como inflamación en las zonas genitales, pérdida del control de esfínteres, dolor o heridas en la zona genital o anal o enfermedades de transmisión sexual en estas zonas.
Aún así el experto remarca que muchos de estos indicadores pueden estar relacionados con otro tipo de problemas que no estén vinculados a experiencias de abuso. No obstante, son útiles para que los padres puedan identificarlos, pregunten a los niños o acudan a un especialista (pediatra, psiquiatra, psicólogo…) y así les oriente o diagnostique las causas de estos cambios.
A nivel emocional, los niños que sufren abusos tienen sentimientos de vergüenza y culpa.
A nivel emocional, los niños que sufren abusos tienen sentimientos de vergüenza y culpa. (martin-dm / Getty Images)
¿Existe un perfil del abusador y cuáles son los tipos de abuso?
Lupo Torralvo considera que establecer un perfil cerrado puede llevar a una idea estereotipada y simplificada de las personas que cometen abusos, pues son un grupo muy heterogéneo: “Actualmente sabemos que los abusadores pueden ser de cualquier nivel social, económico. educacional, raza, orientación sexual o religiosa”.
Sin embargo, respecto a su personalidad pueden mostrar distorsiones cognitivas que les permiten justificar sus actos, tales como afirmar que la víctima les ha provocado o ha disfrutado, además de tener poca empatía o capacidad de comprender los estados mentales y emocionales de los otros. El experto señala que muchos de ellos son personas traumatizadas por experiencias de abuso físico, sexual o negligencia emocional en su infancia.
Diferencia entre abusadores situacionales, es decir, que aprovechan las circunstancias para cometer el abuso –por lo general lo hacen dentro de su entorno familiar a menores vulnerables y desprotegidos– y el preferencial o pedófilo, aquel que tiene la fijación de satisfacer sus deseos sexuales con niños. Sentencia que estos últimos son los más peligrosos y quienes mayor cantidad de víctimas acumulan.
Algunos abusadores son personas traumatizadas por experiencias de abuso físico, sexual o negligencia emocional en su infancia.
Algunos abusadores son personas traumatizadas por experiencias de abuso físico, sexual o negligencia emocional en su infancia. (KatarzynaBialasiewicz / Getty Images/iStockphoto)
“Son manipuladores, manejan la habilidad para captar la atención de los niños y saben disimular ante los adultos estas tendencias sexuales. Se benefician de determinadas situaciones de poder sobre los niños (profesores, sacerdotes, entrenadores deportivos…) para llevar a cabo los abusos y mantener el silencio de los abusados”, explica el psicólogo.
Asimismo, aunque empleamos la palabra ‘abuso’ de manera genérica, el experto recuerda que existen varias formas:
 Físico: cuando se ejerce la violencia como golpes, empujones, quemaduras o cualquier otro tipo de acción violenta.
– Emocional: se puede manifestar en humillaciones, comentarios despectivos, castigos
desproporcionados e impredecibles por parte de los adultos… Es igualmente dañino para los niños y jóvenes, pues afecta al desarrollo de su personalidad, su equilibrio emocional, las habilidades sociales y académicas. Además, es una de las principales causas de los estados depresivos y ansiosos en menores, así como de los trastornos y enfermedades mentales en los adultos.
– Negligencia o abandono: cuando las personas encargadas del cuidado, de las necesidades y protección de los niños no realizan estas funciones y provocan sentimientos de soledad y vacío emocional, incapacidad para aprender a cuidar de sí mismos y del desarrollo de funciones mentales como la empatía, la capacidad de reflexión y comprensión en la relación con los otros.
– Sexual: cuando un adulto u otro menor expone a un niño a prácticas sexuales no consentidas (penetración oral, genital o anal, mostrar material pornográfico, la realización de fotos o videos de carácter sexual o hablar de sexualidad de una forma inapropiada para su edad), mediante abuso de poder o porque se escapa a su comprensión.
Los niños abusados suelen mostrar cambios de comportamiento o de humor.
Los niños abusados suelen mostrar cambios de comportamiento o de humor. (mactrunk / Getty Images/iStockphoto)
¿Qué es la regla KIKO y cómo tratar el tema?
El Consejo de Europa ha promovido un cuento infantil fácil y sencillo de entender, cuyo protagonista es un niño llamado Kiko junto a su amigo y compañero de juegos Mano, como herramienta para que los niños puedan identificar el contacto físico inadecuado y saber cómo evitarlo. Según indica el experto, aborda cinco temas fundamentales:
– Tu cuerpo es tuyo: aprender a decir no ante un contacto físico inadecuado.
– Buena forma de tocar, mala forma de tocar: reconocer limites claros y fáciles de recordar.
– Secretos buenos, secretos malos: les enseña a que deben contar todo lo que les preocupe.
– La prevención y la protección son responsabilidades del adulto. Los adultos deben crear un ambiente de confianza y seguridad para hablar de la sexualidad en función de la edad que tenga el niño.
– Conocer su red de seguridad: los niños tienen que saber cuáles son los adultos en los que pueden confiar, aunque por desgracia muchas veces los abusos se dan dentro de la familia.
“Ante la sospecha de un posible abuso de tipo sexual, es muy importante no enfadarse y crear un clima de apoyo y confianza, pues los sentimientos de vergüenza o culpa pueden llevarle a ocultar lo sucedido”, sentencia Lupo Torralvo. Aunque tampoco debemos anticiparnos y sacar conclusiones erróneas hasta que no tengamos una información clara o consultemos a especialistas, como pediatras o psicólogos, que pueden ayudarnos a esclarecer los hechos.
Ante la sospecha de un posible abuso de tipo sexual, es muy importante  no enfadarse y crear un clima de apoyo y confianza.
Ante la sospecha de un posible abuso de tipo sexual, es muy importante no enfadarse y crear un clima de apoyo y confianza. (Nastia11 / Getty Images/iStockphoto)
Lo que sí debemos dejar claro a nuestros hijos desde el primer momento es que el abusador es quien tiene la culpa. También es importante proporcionarles toda la información sobre sexo que demandenadecuada a su edad, ya que los tabúes no ayudan a nadie. Para los más pequeños los juegos o las ilustraciones pueden ser muy útiles.
Por último, otro de los frentes que debemos tener en cuenta es internet. En la actualidad es muy frecuente el ciberacoso, por lo que es muy importante que los menores conozcan desde temprana edad los peligros que entraña navegar en la red. Tan solo es necesario que tanto padres e hijos sean conscientes de una serie de pautas para un uso responsable y seguro al igual que instalar el control parental en todos sus dispositivos.



«Mi padre abusó de mí hasta los 13 años, después pasó a las palizas»


No quiere que aparezca su nombre ni tan siquiera el lugar en el que reside en Castilla y León. A pesar de que han pasado muchos años desde que Rosalía (nombre ficticio) fuera víctima de abusos sexuales por parte de su padre y de que en la actualidad tiene 60 años, sigue con el miedo en el cuerpo y el temor y la vergüenza habitual que sienten las víctimas de que cualquier dato personal pueda desvelar su identidad. Tan solo una pequeña parte de su familia sabe lo que le ocurrió. «Se lo dije a las personas que me importan, a las personas que tengo cerca y que me quieren, pero lo saben muy pocas porque es duro», señala.
No recuerda mucho de los abusos sexuales que sufrió en su infancia. Hasta hace dos años permanecían ocultos en su mente. La psicóloga con la que ha hecho terapia le ha explicado que es un método de defensa del cerebro humano. Una discusión con su padre hace dos años despertó los recuerdos que permanecían dormidos, aunque siempre ha sabido que algo le había pasado, más allá de haber sufrido maltratos, porque «no era capaz de mirar a mi padre a los ojos».
«No recuerdo cuando empezó a abusar de mí porque mis recuerdos son muy borrosos y como muy entoñados, tengo como flashes», explica sobre las imágenes o escenas que le vienen sobre aquella época a la cabeza. «Tengo la sensación de que empezaron desde muy chiquita y abusó de mí hasta que tuve la regla a los 13 años. A partir de ahí, pasó del abuso a los malos tratos, a palizas en las que me partía un labio o cosas así. De los 13 a los 18 me pegó palizas de todos los colores», afirma.
Rosalía es una de las personas que ha sufrido abusos sexuales en la infancia. Su padre le obligaba a hacerle tocamientos y también se los realizaba a ella, a veces en casa, otras fuera del hogar familiar.
El Consejo de Europa apunta a que uno de cada cinco niños y adolescentes ha sido víctima de violencia sexual. En ella se engloba el abuso sexual, la pornografía infantil, la captación por Internet, la prostitución infantil y la corrupción de personas menores de edad.
Los datos del informe 'Ojos que no quieren ver', publicado en 2017 por Save the Children, apuntan a que entre un 10% y un 20% de la población en España ha sido víctima de abusos sexuales en la infancia.
En Castilla y León, según los datos del Portal Estadístico de Criminalidad del Ministerio del Interior, 110 menores de entre cero a 17 años fueron víctimas de abusos sexuales en 2016, el último año del que hay datos disponibles de la actividad desarrollada por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. La mayoría de las víctimas, 62, tenían entre cero y 13 años, y las 48 restantes, entre 14 y 17 años. Además, 90 eran niñas y 20 niños.
A estos casos se suman otros menores que fueron víctimas de otros delitos contra la libertad sexual como la agresión sexual, la agresión sexual con penetración, la corrupción de menores o la pornografía infantil. En total, se contabilizaron 150 menores víctimas de delitos sexuales en la comunidad en el año 2016.
Hasta la fuerte discusión con su padre, Rosalía era consciente de haber tenido sueños, de soñar que alguien le tocaba. «Pensé que eran pesadillas que venían de vez en cuando, que era por alguna cosa que había visto. Siempre me ha parecido que era un sueño, algo que tenía como escondido y que no debería salir, como que no me había pasado a mí».
A la muerte de su madre, Rosalía se ocupó de cuidar a su padre, ya mayor. «Siempre me ha tratado mal, pero empezó a tratarme peor y notaba que quería irme de allí y que no sabía por qué, yo lloraba y no sabía por qué», hasta que un día, en plena discusión con él, Rosalía lo recordó con 30 años. «Me vino un flash».
«Descubrir esto ha sido destapar como una olla de mierda tremenda», reconoce, ya que al contar lo ocurrido a todos sus hermanos, salió a la luz que sus hermanas mujeres también habían pasado por lo mismo.
Dice el informe 'Ojos que no quieren ver', de Save the Children, que el abusador es, en la mayoría de los casos, concretamente en seis de cada diez, un conocido del niño, que los abusos suelen repetirse varias veces y extenderse en el tiempo, y que no hay un perfil psicológico común de la persona abusadora.
Los niños son abusados la mayoría de las veces entre los 11 y los 12 años, y su agresor es un conocido con autoridad, como un entrenador deportivo, un profesor o un monitor de tiempo libre, entre otros.
Las niñas son abusadas, según los datos del estudio, entre los 7 y los 9 años por un agresor del entorno familiar, su padre en el caso de esta mujer castellano y leonesa de 60 años, que accede a relatar una experiencia sobre la que casi nadie quiere hablar.
«Estaba asustada, no quería salir a la calle por el miedo a encontrármelo, tenía miedo, pesadillas y mucha ansiedad», describe sobre su decisión de buscar ayuda especializada y de acudir a terapia psicológica por unos abusos que su padre reconoció ante ella haber cometido, aunque «con prepotencia y sin ningún atisbo de humildad ni de pedir perdón».
Ahora no tiene ni quiere tener ninguna relación con quien fue su agresor. Es más, cuando le preguntan por él, siempre dice que está bien, para no dar explicaciones. «Intento no saber nada de él, pero si no pregunto, me siento mal porque tengo la sensación de que lo he abandonado, pero luego pienso cómo no voy a abandonar a un monstruo que ha hecho tanto daño a niñas inocentes. Es una contradicción conmigo misma con la que lucho todos los días», relata sobre sus pensamientos más íntimos.
Rosalía es consciente de que haber sido víctima de abusos sexuales en la infancia ha tenido muchos efectos y ha marcado su vida. «Nunca he tenido personalidad ninguna, ni autoestima y no se decir no».
«Ha pasado tiempo de aquello, pero duele mucho pensar que han hecho eso contigo. Yo espero superarlo, pero ahora mismo no, es más, me lo encontré un día por la calle y no podía ni arrancar el coche. Pensaba que venía a por mí, aunque sé que no me va a hacer nada porque es mayor, pero es que me convierto en una niña cuando lo veo, me hago chiquitita, chiquitita, y no soy capaz de reaccionar».
Cree que este capítulo no se va a cerrar «hasta que no vea que tiene el ojo cerrado». «De momento, tengo que tirar para adelante», afirma con los nervios todavía en el cuerpo.
En su caso nunca hubo denuncia contra su padre, ni se lo planteó porque el delito había prescrito. En general, se estima que tan solo un 15% de los casos de abusos sexuales a menores son denunciados y que la mayoría siguen permaneciendo ocultos.