miércoles, 20 de marzo de 2019

¡QUE CON SU CUERPO NADIE SE META!

Elbacé Restrepo
COLUMNISTA

ELBACÉ RESTREPO

PUBLICADO EL 18 DE MARZO DE 2019


Si bien la ciudad avanza, se moderniza y gana premios internacionales por su infraestructura, por su innovación, por su resiliencia, etc., Medellín tiene muchas problemáticas que persisten en el tiempo. El abuso sexual infantil es una de ellas. Y de las más horribles, degradantes y dolorosas.
Desde Tejiendo Hogares, una especie de sombrilla de proyectos que buscan mejorar los entornos de las familias de Medellín, liderados por el despacho de la Primera Dama, el año pasado se lanzó la estrategia #Escúchalos, que copié, pegué, apoyé y divulgué. Hoy me sumo a la campaña “Con mi cuerpo nadie se mete”, con la esperanza de que ustedes hagan lo mismo, porque cuando de proteger a los niños se trata, nunca es tarde, nada es demasiado y la indiferencia no es una opción.
A pesar de los esfuerzos y de las grandes inversiones, (11.497 millones de pesos en acciones de prevención y fortalecimiento de la atención del abuso sexual infantil en 2018), los buenos resultados todavía no se notan.
Con ayuda de aliados, este año se realizarán actividades pedagógicas y de sensibilización en todas las instituciones educativas públicas de la ciudad y en algunas empresas privadas que se han sumado, enfocadas en la prevención de este drama, que es más frecuente de lo que creemos y que no tiene estrato, horario, ni fecha en el calendario.
En 2018 se recibieron 2.130 denuncias de abuso sexual infantil, sin contar lo que se guarda debajo del tapete, que infortunadamente son muchas más. El 87 % de las víctimas han sido niñas o adolescentes mujeres. La mayoría de denuncias recibidas se presenta por actos sexuales abusivos, y los mayores victimarios fueron padre, padrastro, vecino o tío. Así como lo leen: ¡En el 92 % de los casos, el abusador está en algún portarretratos de la casa! Si esto no nos conmueve, quiere decir que estamos muertos y no nos han avisado.
Algunas acciones de prevención para que las rotemos entre familiares, amigos, vecinos y profesores:
Autocuidado: Nada de cosita ni de cosiámpiro. Hay que enseñarles que sus partes íntimas se llaman senos, pene, vagina y nalga, y que nadie, ni siquiera las personas de su familia, se las pueden tocar ni fotografiar.
Cero secretos. Dígales a los niños no tienen que guardarle secretos a nadie.
Ojo con las redes sociales. Su uso indiscriminado y sin acompañamiento representa riesgos de acoso cibernético, pornografía y explotación sexual y comercial.
Revisar siempre su cuerpo, su ropa y su estado de ánimo, para detectar señales de alarma.
Respetarlos, oírlos, jugar y conversar con los niños creará una relación de confianza que les permitirá expresarse sin miedo cuando estén enfrentados a situaciones de peligro.
Hablar del abuso con ellos. Contarles que el problema existe y que deben estar alerta ante cualquiera que les ofrezca dulces, bebidas, regalos o juguetes a cambio de hacer algo que los haga sentir mal.
No se trata de volverlos paranoicos, pero sí de marcarles unas pautas sobre la forma de comportarse con otros niños y los límites que deben tener para relacionarse de forma adecuada con los adultos. En caso de conocer un caso de abuso, active la ruta de atención: Llame al 123, línea social. Saberlo y no denunciarlo nos hace cómplices.
Solamente llegando al corazón de las familias, el eje transformador de cualquier sociedad, podremos no solo protegerlos sino ser los superhéroes que ellos ven en nosotros.

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