viernes, 20 de julio de 2018

LOS SIGNOS DE ALARMA Cómo proteger a tus hijos de depredadores sexuales

Se estima que uno de cada cinco niños es víctima de violencia sexual. Debemos conocer ciertos signos que nos puedan hacer sospechar que nuestro hijo es víctima de un abuso, al igual que los menores también deben aprender a ser conscientes de ello. Walter Lupo Torralvo, psicólogo clínico del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya, nos da algunas claves.
Los posibles signos que debes tener en cuenta
– Cambios de comportamiento o de humor, como temor a estar solos, con determinados miembro de la familia o personas de su entorno. Asimismo, son significativos una alteración en los hábitos alimenticios, irritabilidad, llantos más frecuentes, rechazo al propio cuerpo, pesadillas y problemas de sueño, conductas regresivas como chuparse el dedo, tendencia a aislarse o dificultad en las relaciones sociales, un descenso en el rendimiento escolar o incluso autolesiones.
– A nivel emocional puede aparecer un miedo generalizado, sentimientos de vergüenza, culpa, ansiedad, agresividad o disminución de la autoestima. Mientras que en el plano sexual, una precocidad impropia para su edad, rechazo de las caricias o de contactos físicos con adultos, problemas de identidad sexual, exhibicionismo o masturbación compulsiva.
– También pueden darse síntomas físicos como inflamación en las zonas genitales, pérdida del control de esfínteres, dolor o heridas en la zona genital o anal o enfermedades de transmisión sexual en estas zonas.
Aún así el experto remarca que muchos de estos indicadores pueden estar relacionados con otro tipo de problemas que no estén vinculados a experiencias de abuso. No obstante, son útiles para que los padres puedan identificarlos, pregunten a los niños o acudan a un especialista (pediatra, psiquiatra, psicólogo…) y así les oriente o diagnostique las causas de estos cambios.
A nivel emocional, los niños que sufren abusos tienen sentimientos de vergüenza y culpa.
A nivel emocional, los niños que sufren abusos tienen sentimientos de vergüenza y culpa. (martin-dm / Getty Images)
¿Existe un perfil del abusador y cuáles son los tipos de abuso?
Lupo Torralvo considera que establecer un perfil cerrado puede llevar a una idea estereotipada y simplificada de las personas que cometen abusos, pues son un grupo muy heterogéneo: “Actualmente sabemos que los abusadores pueden ser de cualquier nivel social, económico. educacional, raza, orientación sexual o religiosa”.
Sin embargo, respecto a su personalidad pueden mostrar distorsiones cognitivas que les permiten justificar sus actos, tales como afirmar que la víctima les ha provocado o ha disfrutado, además de tener poca empatía o capacidad de comprender los estados mentales y emocionales de los otros. El experto señala que muchos de ellos son personas traumatizadas por experiencias de abuso físico, sexual o negligencia emocional en su infancia.
Diferencia entre abusadores situacionales, es decir, que aprovechan las circunstancias para cometer el abuso –por lo general lo hacen dentro de su entorno familiar a menores vulnerables y desprotegidos– y el preferencial o pedófilo, aquel que tiene la fijación de satisfacer sus deseos sexuales con niños. Sentencia que estos últimos son los más peligrosos y quienes mayor cantidad de víctimas acumulan.
Algunos abusadores son personas traumatizadas por experiencias de abuso físico, sexual o negligencia emocional en su infancia.
Algunos abusadores son personas traumatizadas por experiencias de abuso físico, sexual o negligencia emocional en su infancia. (KatarzynaBialasiewicz / Getty Images/iStockphoto)
“Son manipuladores, manejan la habilidad para captar la atención de los niños y saben disimular ante los adultos estas tendencias sexuales. Se benefician de determinadas situaciones de poder sobre los niños (profesores, sacerdotes, entrenadores deportivos…) para llevar a cabo los abusos y mantener el silencio de los abusados”, explica el psicólogo.
Asimismo, aunque empleamos la palabra ‘abuso’ de manera genérica, el experto recuerda que existen varias formas:
 Físico: cuando se ejerce la violencia como golpes, empujones, quemaduras o cualquier otro tipo de acción violenta.
– Emocional: se puede manifestar en humillaciones, comentarios despectivos, castigos
desproporcionados e impredecibles por parte de los adultos… Es igualmente dañino para los niños y jóvenes, pues afecta al desarrollo de su personalidad, su equilibrio emocional, las habilidades sociales y académicas. Además, es una de las principales causas de los estados depresivos y ansiosos en menores, así como de los trastornos y enfermedades mentales en los adultos.
– Negligencia o abandono: cuando las personas encargadas del cuidado, de las necesidades y protección de los niños no realizan estas funciones y provocan sentimientos de soledad y vacío emocional, incapacidad para aprender a cuidar de sí mismos y del desarrollo de funciones mentales como la empatía, la capacidad de reflexión y comprensión en la relación con los otros.
– Sexual: cuando un adulto u otro menor expone a un niño a prácticas sexuales no consentidas (penetración oral, genital o anal, mostrar material pornográfico, la realización de fotos o videos de carácter sexual o hablar de sexualidad de una forma inapropiada para su edad), mediante abuso de poder o porque se escapa a su comprensión.
Los niños abusados suelen mostrar cambios de comportamiento o de humor.
Los niños abusados suelen mostrar cambios de comportamiento o de humor. (mactrunk / Getty Images/iStockphoto)
¿Qué es la regla KIKO y cómo tratar el tema?
El Consejo de Europa ha promovido un cuento infantil fácil y sencillo de entender, cuyo protagonista es un niño llamado Kiko junto a su amigo y compañero de juegos Mano, como herramienta para que los niños puedan identificar el contacto físico inadecuado y saber cómo evitarlo. Según indica el experto, aborda cinco temas fundamentales:
– Tu cuerpo es tuyo: aprender a decir no ante un contacto físico inadecuado.
– Buena forma de tocar, mala forma de tocar: reconocer limites claros y fáciles de recordar.
– Secretos buenos, secretos malos: les enseña a que deben contar todo lo que les preocupe.
– La prevención y la protección son responsabilidades del adulto. Los adultos deben crear un ambiente de confianza y seguridad para hablar de la sexualidad en función de la edad que tenga el niño.
– Conocer su red de seguridad: los niños tienen que saber cuáles son los adultos en los que pueden confiar, aunque por desgracia muchas veces los abusos se dan dentro de la familia.
“Ante la sospecha de un posible abuso de tipo sexual, es muy importante no enfadarse y crear un clima de apoyo y confianza, pues los sentimientos de vergüenza o culpa pueden llevarle a ocultar lo sucedido”, sentencia Lupo Torralvo. Aunque tampoco debemos anticiparnos y sacar conclusiones erróneas hasta que no tengamos una información clara o consultemos a especialistas, como pediatras o psicólogos, que pueden ayudarnos a esclarecer los hechos.
Ante la sospecha de un posible abuso de tipo sexual, es muy importante  no enfadarse y crear un clima de apoyo y confianza.
Ante la sospecha de un posible abuso de tipo sexual, es muy importante no enfadarse y crear un clima de apoyo y confianza. (Nastia11 / Getty Images/iStockphoto)
Lo que sí debemos dejar claro a nuestros hijos desde el primer momento es que el abusador es quien tiene la culpa. También es importante proporcionarles toda la información sobre sexo que demandenadecuada a su edad, ya que los tabúes no ayudan a nadie. Para los más pequeños los juegos o las ilustraciones pueden ser muy útiles.
Por último, otro de los frentes que debemos tener en cuenta es internet. En la actualidad es muy frecuente el ciberacoso, por lo que es muy importante que los menores conozcan desde temprana edad los peligros que entraña navegar en la red. Tan solo es necesario que tanto padres e hijos sean conscientes de una serie de pautas para un uso responsable y seguro al igual que instalar el control parental en todos sus dispositivos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Participa con tus contribuciones y comentarios