domingo, 17 de enero de 2021

El rol clave de la escuela en la lucha contra el abuso sexual infantil

 16/1/2021 | 07:30 |

Las instituciones educativas se convierten en el ámbito donde la víctima puede descubrir lo que le pasa o contar lo que por temor silencia. Información y contención, dos pilares del trabajo.

Audionota: Malena Ruppel

Por Pablo Andrés Pascual/ppascual@lanueva.com

   El chico estaba en tercer grado. Era habitual que en medio de la clase comenzara a golpear un banco, se levantara del asiento, agrediera a algún compañero o se retirara del aula para deambular por la escuela.

   En la institución entendían que esas actitudes estaban motivadas por algo que le sucedía y comenzaron a trabajar en el caso.

   En una oportunidad intentó escapar del colegio, estaba descontrolado, hasta que la directora lo contuvo y el nene, como pudo, le reveló que estaba siendo abusado por un conocido.

   De inmediato pusieron en marcha el protocolo establecido, hicieron la denuncia ante las autoridades y le comunicaron la situación a una familiar de la víctima, quien estaba a cargo del pequeño y admitió saber lo que había pasado.

   Gracias a la actitud de las autoridades escolares el caso se judicializó y a fines de 2020 el acusado fue condenado a 12 años y medio de cárcel, por exhibirle pornografía a la víctima y someterlo a diferentes prácticas sexuales.

   La comprometida acción de los docentes permitió que los ataques no queden silenciados y, al igual que en otros muchos casos, evidenció la importancia del ámbito escolar, no solo como fuente de conocimiento.

   Incluso, tiempo atrás, el juez de la Sala I de la Cámara Penal bahiense destacó en un fallo la cantidad de causas en las que, a partir de la puesta en marcha de la ley 26.150 de Educación Sexual Integral (ESI), se detectaron conductas de abuso.

   "Niños, niñas y adolescentes han 'descubierto', reconocido y denunciado actos de agresión sexual (como de otros tipos de violencias relacionadas), a partir de la orientación recibida por parte de las autoridades y de quienes han impartido esa educación sexual integral, dijo el magistrado Gustavo Barbieri, quien además propuso que se dé conocimiento de la resolución al Ministerio de Educación de la Nación y a la Dirección de Cultura y Educación bonaerense.

   Contención, interrelación con sus pares e información de importancia para cuidarse y advertir situaciones que no debieran ocurrir, son instancias claves para que, según protagonistas consultados por La Nueva., la escuela juegue un papel clave en esta problemática.

Conocer y reconocer

   “Siempre hablo de lo que tiene que ver con el abuso sexual en la infancia y la importancia que tiene la ESI (Educación Sexual Integral)”, señaló Letizia Tamborindeguy, licenciada en trabajo social y miembro del equipo técnico de la Comisaría de la Mujer y la Familia.

   La profesional agregó que “hay una idea equivocada de lo que es la ESI a nivel general. Esta ley obliga al Estado a garantizar el acceso de niñas, niños y adolescentes a la educación sexual integral, pero hay gente que la sigue vinculando con el concepto de sexualidad y genitalidad, cuando en realidad su importancia y lo que vino a instalar es vincular todo lo que tiene que ver con los aspectos biológicos, psicológicos, sociales y afectivos. Habla de valores y de la importancia del cuidado del cuerpo”.

   Tamborindeguy sostuvo que cuando se habilita un espacio para conversar de estas cuestiones surgen las distintas manifestaciones de violencia.

   “Allí es donde, quizás, los niños, niñas y adolescentes empiezan a reconocer situaciones que están vivenciando y que vulneran sus propios derechos”.

   Agregó que “brindar información, por supuesto que acorde a las edades a las que nos dirigimos, es el camino para evitar el abuso sexual”.

   Dijo que las distintas actividades y temáticas que se desarrollan a nivel escolar “hacen la diferencia en relación al develamiento de las situaciones de vulneración de derechos y es ahí donde uno acompaña a los equipos o docentes cuando llegan a hacer una denuncia”.

   También, en este contexto de pandemia, admitió que es importante la presencialidad en las aulas.

   “Esto da la posibilidad de poder acompañar, de brindar espacios de escucha, de dar charlas informativas y de generar un momento de confianza, donde el objetivo es que cada chico pueda conocer sus derechos y las instituciones que existen para hacerlos cumplir”.

   Tamborindeguy explicó que “la ley 12.569 establece que cuando hay víctimas que se encuentran imposibilitadas de accionar por sus propios medios, están obligados a hacer la denuncia sus representantes legales y también los organismos asistenciales, educativos, de salud y de justicia, y quienes desde cualquier ámbito (público o privado) tomen conocimiento de alguna situación de violencia familiar, entre ellas el abuso sexual, o tengan algún indicio de que pueda existir”.

   Señaló además que la protección de los derechos de los niños, niñas y adolescente no recae únicamente en un área específica o la familia, “sino que convoca a distintos actores del Estado como garantes, por lo que tenemos que velar desde la corresponsabilidad”.

Herramienta importante

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   “Es muy importante el rol de la escuela y dentro de ellas el de los docentes y los equipos de dirección de psicología, donde concurren las familias o los chicos para contar lo que les está ocurriendo”, describió Clelia Severini, quien forma parte de la ONG Creer, Sí, que trabaja sobre la problemática del abuso sexual infantil.

   Refirió que una parte importante de las develaciones “se dan en el entorno de los chicos u otro familiar”, al tiempo de calificar como “un recurso vital” a la ESI.

   “Es una herramienta importantísima, porque se les enseña a conocer y cuidar su cuerpo, que nadie debe tocar sus partes íntimas, que deben respetar su cuerpo y el de los demás, es decir, una serie de pautas que hacen que los chicos, si están viviendo otra cosa, se den cuenta que no es normal y puedan pedir ayuda”, siguió diciendo.

   Severini comentó que “en la mayoría de los casos el abusador le dice a la víctima que esas cosas son normales, que las deben permitir y las naturalizan. Los chicos, chicas y adolescentes lo viven así hasta que reciben información y se dan cuenta de que no deben suceder”.

   “Aún hay sectores de la sociedad que se oponen a la ESI y nos hemos encontrado con instituciones donde fuimos a dar charlas y cursos en los que los padres no querían que se les hable”.

   “Tienen dificultades para ir aceptando estos temas, sin saber que con eso están limitando la posibilidad de que sus chicos se puedan defender”, finalizó.

Una red de Contención

   La jefa distrital de Educación, Julieta Conti, resaltó la importancia de la escuela en este tema y la tarea comprometida de los docentes y gabinetes de los distintos establecimientos.

   “La escuela tiene una red de contención con los chicos y chicas, quienes pasan mucho tiempo en ese lugar. En ese trabajo es donde se estrechan lazos con los alumnos y las alumnas y con las familias, que son escuchadas y pueden plantear las particularidades que viven”, indicó.

   Conti relató que, por ejemplo, “en la secundaria es común la charla con el preceptor, docente o entre pares”, y que de surgir información sobre un caso que signifique la vulneración de derechos, “inmediatamente empieza a trabajar el equipo de orientación escolar con el chico o la chica, la familia, el Servicio Local, otras entidades y, de ser necesario, con la justicia”.

   En ese sentido, agregó que “si bien hoy con las redes sociales se comunican, la escuela es donde se ven cara a cara con sus pares y donde entre ellos, con algún docente o referente que tengan, expresan lo que les pasa. Ahí es donde el establecimiento comienza a trabajar, en un entramado complejo que trasciende a los actores escolares”.

   Si bien la inspectora admitió la importancia de la presencia del alumnado en la escuela, indicó que en época de cuarentena muchas familias acudieron a las instituciones educativas en busca de ayuda.

   “Lo paradójico es que este año, en el que la presencialidad no nos acompañó, muchas situaciones igual se comunicaban a los equipos de los establecimientos o a los directivos, pese a no haber ocurrido en el seno de los mismos”.

Formación indispensable

   “Es importantísimo el espacio que se genera en las escuelas. Hoy la ley de ESI tiene que atravesar todas las materias y se tiene que brindar un espacio de diálogo y reflexión sobre el tema”, describió Eliana Sigot, psicóloga y docente de nivel secundario.

   La profesional, que integra la ONG Involucrate, quien trabaja sobre la temática del abuso sexual infantil en Punta Alta, se refirió acerca de la revelación de este tipo de hechos en el ámbito educativo.

   “La mayor parte de los casos se dan a nivel intrafamiliar, entonces quizás no encuentran una persona de confianza para contarlo y en la escuela se genera un espacio de comodidad para hacerlo”

   Al respecto, Sigot aseguró que por esa razón resulta indispensable que “el docente esté formado y actualizado en estos temas”.

   “Cuando recibe la información, que puede surgir en un taller de ESI o por la decisión del chico o la chica de acercarse y contarlo, debe estar emocionalmente preparado”.

   Consideró que en esas circunstancias se debe “actuar de manera cautelosa, escuchar y lograr que la víctima se sienta contenida. Es vital no desbordarse, ni abrazarla sin pedirle permiso, ya que quizás no desea ese contacto y solamente necesitaba decirlo. El equilibro emocional es fundamental”.

   También resaltó la necesidad mantener de discreción en el trato del caso y en seguir los pasos formales para llegar hasta la denuncia.

   “Es fundamental el rol del docente, por la cantidad de horas que pasan las víctimas en las escuelas y por cómo se sienten allí. Ese chico o esa chica tienen que recibir todo lo que necesitan cuando cuentan una situación de este tipo. Si el docente no hace nada cuando le cuentan, esa víctima probablemente no vuelva a hablar”, finalizó.

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