miércoles, 11 de julio de 2012

EL CÓMPLICE PERFECTO


Llevo muchos días pensando en escribir sobre esto.
Es cierto que de haberlo hecho hace una semana mi visión sería completamente distinta de la que veo hoy.
Hace mucho,descubrí que todas las personas abusadoras disfrutan del cómplice perfecto,nuestro silencio.
Me culpaba del hecho de recordar que muchas veces,ni siquiera nadie me decía que callase, o que guardara silencio sobre lo que me estaban haciendo.
No recuerdo que mi hermano me dijera nunca que lo que "hacíamos" era algo malo,sólo era un juego ,al que jugábamos a diario durante la hora de la siesta y sin hacer ruido para que nuestro padre durmiera...
Más tarde si recuerdo una fantástica regla del club..."lo que pasaba en el club quedaba en el club".
Y tanto quedó allí que ni siquiera lo recuerdo...
Cuando llegó Francisco,recuerdo tan sólo que trataba  de hacerlo a escondidas de las miradas indiscretas...un corral,una cueva,mi casa,entre un maizal...pero creo que tampoco me tuvo que decir nada.
Eso sí creo que con la fantástica reacción de mi madre cuando nos descubrió a mi hermano y a mí,no hacía falta saber que eso que me hacían no era algo bueno o normal,así que mi silencio siguió eternizándose.
Cuando llegó mi vecino,sobraban las amenazas,porque yo ya sabía que callaría antes de que me amenazara con aquella navaja,antes de que me amenazara con mi padre,antes de nada,yo ya había jurado silencio..Qué gran cómplice!
Pero está claro que yo iba creciendo,y mi cabeza madurando.
Se me abrieron nuevos conocimientos,conocí a personas que me empezaron a dar esa confianza de poder hablar,de no ser juzgada,de demostrar que estaban si las necesitábamos.
Tenía catorce años cuando una profesora de lengua,empezó a revolucionar  mi cabeza.
Era distinta a todo lo que había conocido,se preocupaba por los alumnos,y casualmente si suspendías se reunía personalmente contigo para intentar ayudarte o ver qué pasaba...ojalá hubiera más como ella.
Por suerte o desgracia la lengua siempre se me dio bien,y nunca tuve esa reunión que tal vez hubiera acortado mi sufrimiento.
Pero sé que gracias a ella empecé a ser consciente que tal vez alguien me podría tender la mano.
Y tan firmemente lo creí que hasta una vez amenacé a mi vecino con hacerlo,con poner fin a todo.
Y también recuerdo lo rápido que me quitó la idea de la cabeza,con su fantástica navaja y la paliza que me dió sólo por pensarlo.
Pero daba igual,al igual que se instauró el deseo de morir se instauró mi deseo de hablar.
Muchas veces estuve tentada,cada vez que entre enfrentamientos con mi padre salía huyendo de casa.
Llegó mi momento y lo hice,rompí mi silencio y acabé con su cómplice,y nunca me sentí tan fuerte.
Quizás no obtuve la respuesta esperada,ni las reacciones que deberían haber habido,pero le puse final.
De esto ya hace casi veinte años,y hoy me siento muy orgullosa de aquel día que encerrada en la casa de mi hermana con mi madre, le di mi versión corta ,llena de miedo.

Desde aquel día he pasado por muchas fases,pero soy consciente que romper el silencio y el tabú del tema se convirtió en una de mis metas más deseadas.
El tema dejó de asustarme y aunque mis psicólogos y psiquiatras se negaron a hablarlo,yo seguí insistiendo,y justificándome creo.
Sí,pasé por la fase de que todo mi comportamiento se justificaba porque había sido abusada...hasta que un día descubrí que como yo había miles,que mi justificación no era más que un modo de vida,de auto protección y que no todo valía...

Y no todo vale,he de luchar ,sé que es duro,sé que tengo muchos miedos,sé que mi autoestima está por los suelos,sé que la culpa me ataca a diario,pero también sé que intentar ayudar a otros me transforma  y mi afán de superación, que sé que vive dentro de mi, me ayuda.
Pero el recuerdo de haber matado a su cómplice me hace crecer, y hoy soy gigante,porque tengo la convicción que no sólo he matado al cómplice de mis abusadores ,sino que día a día pongo un granito de arena más sobre el cómplice de los abusos,y como yo miles de personas que están en la lucha,y entre todos formaremos una hermosa playa ...

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