miércoles, 25 de julio de 2012

Analizan transferencia de maltrato de víctimas de abuso sexual hacia sus hijos


Analizan transferencia de maltrato de víctimas de abuso sexual hacia sus hijos
Existe una relación entre modelos de crianza autoritaria y la ocurrencia de diversos tipos de maltrato infantil (verbal, psicológico y físico).
Luego de analizar las consecuencias en la formación y construcción corporal de individuos que sufrieron abuso sexual durante su infancia, la especialista de la Universidad Autónoma del Estado de México, Gabriela Torres Casillas, advirtió sobre el fenómeno de transferencia del maltrato que ejercen las víctimas de este suceso hacia sus hijos.
Al presentar la investigación titulada “Hallazgos sobre la construcción corporal del sujeto adulto que vivenció abuso sexual en la infancia”, la académica de la Facultad de Ciencias de la Conducta de la Máxima Casa de Estudios mexiquense refirió que analizó en tres niveles el impacto de dicho suceso traumático: el corporal, el social y el emocional.
El primero de ellos, refirió, está relacionado con el desarrollo de enfermedades psicosomáticas y bloqueos emocionales, mientras que el aspecto social incide en la construcción de una relación de pareja.
Sin embargo, es en el terreno de lo emocional donde prevalece la prolongación de lo sufrido hacia sus hijos, ya que es en este punto donde el maltrato, que incluye múltiples prácticas, se extiende desde un enfoque genealógico, acotó la investigadora universitaria.
La especialista de la Facultad de Ciencias de la Conducta afirmó que su estudio permitió comprobar que existe una relación entre modelos de crianza autoritaria y la ocurrencia de diversos tipos de maltrato infantil (verbal, psicológico y físico), mismos que anteceden al abuso sexual.
Otro de ellos fue el desarrollo de temor a regaños y castigos por parte de los padres, situación que, explicó la académica, coadyuvó al ocultamiento de dicha vivencia traumática y, por ende, la nula atención y tratamiento especializado.
Es entonces que todos los factores mencionados con antelación elevan las probabilidades de que una víctima de abuso sexual en su infancia, al convertirse en adulto y procrear hijos, de no recibir un tratamiento adecuado, arrastre o traslade dichos patrones y los repita no específicamente con el mismo acto, pero sí con alguna variante de maltrato, alertó Torres Casillas.

miércoles, 11 de julio de 2012

EL CÓMPLICE PERFECTO


Llevo muchos días pensando en escribir sobre esto.
Es cierto que de haberlo hecho hace una semana mi visión sería completamente distinta de la que veo hoy.
Hace mucho,descubrí que todas las personas abusadoras disfrutan del cómplice perfecto,nuestro silencio.
Me culpaba del hecho de recordar que muchas veces,ni siquiera nadie me decía que callase, o que guardara silencio sobre lo que me estaban haciendo.
No recuerdo que mi hermano me dijera nunca que lo que "hacíamos" era algo malo,sólo era un juego ,al que jugábamos a diario durante la hora de la siesta y sin hacer ruido para que nuestro padre durmiera...
Más tarde si recuerdo una fantástica regla del club..."lo que pasaba en el club quedaba en el club".
Y tanto quedó allí que ni siquiera lo recuerdo...
Cuando llegó Francisco,recuerdo tan sólo que trataba  de hacerlo a escondidas de las miradas indiscretas...un corral,una cueva,mi casa,entre un maizal...pero creo que tampoco me tuvo que decir nada.
Eso sí creo que con la fantástica reacción de mi madre cuando nos descubrió a mi hermano y a mí,no hacía falta saber que eso que me hacían no era algo bueno o normal,así que mi silencio siguió eternizándose.
Cuando llegó mi vecino,sobraban las amenazas,porque yo ya sabía que callaría antes de que me amenazara con aquella navaja,antes de que me amenazara con mi padre,antes de nada,yo ya había jurado silencio..Qué gran cómplice!
Pero está claro que yo iba creciendo,y mi cabeza madurando.
Se me abrieron nuevos conocimientos,conocí a personas que me empezaron a dar esa confianza de poder hablar,de no ser juzgada,de demostrar que estaban si las necesitábamos.
Tenía catorce años cuando una profesora de lengua,empezó a revolucionar  mi cabeza.
Era distinta a todo lo que había conocido,se preocupaba por los alumnos,y casualmente si suspendías se reunía personalmente contigo para intentar ayudarte o ver qué pasaba...ojalá hubiera más como ella.
Por suerte o desgracia la lengua siempre se me dio bien,y nunca tuve esa reunión que tal vez hubiera acortado mi sufrimiento.
Pero sé que gracias a ella empecé a ser consciente que tal vez alguien me podría tender la mano.
Y tan firmemente lo creí que hasta una vez amenacé a mi vecino con hacerlo,con poner fin a todo.
Y también recuerdo lo rápido que me quitó la idea de la cabeza,con su fantástica navaja y la paliza que me dió sólo por pensarlo.
Pero daba igual,al igual que se instauró el deseo de morir se instauró mi deseo de hablar.
Muchas veces estuve tentada,cada vez que entre enfrentamientos con mi padre salía huyendo de casa.
Llegó mi momento y lo hice,rompí mi silencio y acabé con su cómplice,y nunca me sentí tan fuerte.
Quizás no obtuve la respuesta esperada,ni las reacciones que deberían haber habido,pero le puse final.
De esto ya hace casi veinte años,y hoy me siento muy orgullosa de aquel día que encerrada en la casa de mi hermana con mi madre, le di mi versión corta ,llena de miedo.

Desde aquel día he pasado por muchas fases,pero soy consciente que romper el silencio y el tabú del tema se convirtió en una de mis metas más deseadas.
El tema dejó de asustarme y aunque mis psicólogos y psiquiatras se negaron a hablarlo,yo seguí insistiendo,y justificándome creo.
Sí,pasé por la fase de que todo mi comportamiento se justificaba porque había sido abusada...hasta que un día descubrí que como yo había miles,que mi justificación no era más que un modo de vida,de auto protección y que no todo valía...

Y no todo vale,he de luchar ,sé que es duro,sé que tengo muchos miedos,sé que mi autoestima está por los suelos,sé que la culpa me ataca a diario,pero también sé que intentar ayudar a otros me transforma  y mi afán de superación, que sé que vive dentro de mi, me ayuda.
Pero el recuerdo de haber matado a su cómplice me hace crecer, y hoy soy gigante,porque tengo la convicción que no sólo he matado al cómplice de mis abusadores ,sino que día a día pongo un granito de arena más sobre el cómplice de los abusos,y como yo miles de personas que están en la lucha,y entre todos formaremos una hermosa playa ...

lunes, 9 de julio de 2012

Dignidad y respeto (sobre ética del cuidado y medios de comunicación)


PAÍS: CHILE

Este sábado revisé una nota que sabía publicaría un diario Santiaguino sobre el abuso sexual infantil. Expliqué al periodista –como he hecho siempre, antes de cualquier participación pública- que era sumamente importante el cuidado con el texto, las palabras; que uno jamás podía olvidar que del otro lado de un periódico siempre podía haber víctimas y sobrevivientes de abuso sexual, o sus familias. Que no da igual la elección del lenguaje, o su tono.

Veo la nota de hoy, mi nombre, y el encabezado “violada por su padre durante la niñez” y enmudecí. Mil imágenes, sensaciones. Parálisis del habla. Por mucho rato. Hasta ahora.
¿No me habré expresado claramente; o tal vez sí lo hice, como suelo hacer, y lo que ocurre es que hubo una omisión intencionada -quizás no del periodista, pero de algún editor- del criterio ético de cuidado con las palabras? Hay precisiones y rangos de elección: pudo haber utilizado el término “abusada sexualmente por…”, o “sobreviviente de abuso sexual infantil e incesto”. Eso habría sido más exacto, y más considerado. He insistido en ello decenas de veces, y especialmente en tiempos como el actual, cuando se habla de niños y niñas que han vivido la experiencia muy recientemente; cuando hay papás y mamás que apenas comienzan a asumir sus duelos.

Yo no temo mirar ciertas verdades, aun cuando siempre corra el riesgo de activar recuerdos difíciles. Pero sí condeno y me resisto al sensacionalismo o intención de impactar que tienen palabras como “violación”. Y definitivamente me merece reproche la ausencia de empatía. Mi hija mayor lee esa entrevista, mi marido, gente que me quiere y a la que se le aprieta el corazón recordando de dónde viene uno. Pensando en ellos, definí un período de trabajo que llegaba solo hasta mis 45 años (queda poco para ello). Pensando en ellos, sobre todo en mi hija, es que surge esta reflexión por escrito.

Desde la publicación de “Agua Fresca en los Espejos”, por 6 años casi, he llevado un compromiso para aportar a la conversación sobre abuso sexual infantil en Chile. Han sido años de ir estableciendo un tono también, un rigor en el cuidado y el respeto para tratar el tema. Hubo muchos que me señalaron que habría sido más rápido conseguir respuesta y resultados, si hubiese recurrido a otros métodos. Pero elegí el camino lento, persistente, afinado con la delicadeza y dignidad que para mí merece el tema. Una forma de caminar, también, que es más coherente conmigo. Todo ha tomado tiempo. Todo.
Yo escribí un libro en las postrimerías de mi sanación. No era por mí. Podría haber escrito de muchas cosas para iniciar un camino literario que por años, pese a ofertas editoriales en Chile y EEUU, había pospuesto en favor de mi primera maternidad. Si nació Agua Fresca en los Espejos fue porque podía tener valor de grano de arena, de incentivo a mirar y conversar sobre la sombra. Luego alumbrar, dar a luz algo nuevo.

Mi hija grande me alentó en el convencimiento de que las voces cambian historias, o crean un efecto dominó y círculos virtuosos donde otros, especialmente los niños que vienen, podían quizás ser mejor contenidos y cuidados. El abuso sexual cobra y dilapida vidas gracias al silencio. Si alguien habla, y luego alguien más, se va conformando un coro que logra al fin ser escuchado.

Quienes hemos compartido o bien develado públicamente la verdad sobre experiencias de abuso vividos durante nuestras infancias y adolescencias (y a veces cruzando hasta la adultez), no buscábamos nada, NADA, excepto contribuir a ese coro: una voz colectiva, despierta, que pidiera (y suplicara a veces) que por favor no siguiéramos callando, omitiendo, siendo cómplices de tantos daños. Que las nuevas generaciones no tuvieran que pasar jamás por lo mismo que nosotros conocimos de cerca y, que por el más largo de los tiempos, creímos era motivo de vergüenza, culpa, perdón, o simplemente más silencio. Lo reitero una y otra vez: el abuso es la vergüenza; un país que demora. Jamás las víctimas de abuso (por más estigmas y mitos que todavía existan y que poco a poco se irán disolviendo). Ni por un solo segundo.

Hoy, ese coro tiene mucho que decir y sigue creciendo con mujeres y hombres que en Chile, y en muchas otras latitudes, se reconocen parte de una experiencia, de un camino, de una tribu acaso, que aprendió en el sufrimiento, que regresó al curso normal de la vida con resiliencia y con amor, que no ha perdido esperanza en que las cosas mejoren para los niños de hoy, o los que aún ni nacen. Pero la voluntad es dentro de perímetros de humana dignidad, de espíritu constructivo. Nadie quiere ahondar llagas ni cicatrices, ni ver a sus familias expuestas por las elecciones que nosotros hemos realizado.

La semana pasada, dentro del marco de una campaña por la ética del Cuidado y la prevención, concurrieron personas de ese coro adulto al que señalaba, para hablar del cuidado. Todos sabemos que son sobrevivientes de abuso sexual infantil, o juvenil; experiencias largas, sostenidas en el tiempo, que asimismo ha tomado largo tiempo reparar. Pero solo querían hablar del cuidado, la prevención, el presente y el futuro por sobre el pasado que tiene valor de aprendizaje, pero ya fue. Lo que es y lo que viene es lo que importa.
Pensaba en estas personas queridas y el tono de lo que hicimos apenas una semana atrás (pronto será compartido), mientras leía el periódico. Pensaba en las estudiantes de periodismo de dos universidades, que esta semana cubrieron el tema en trabajos para sus cátedras y me pidieron acompañarlas. Trataron el tema centradas en los derechos de los niños, en el valor de la resiliencia y el cuidado. Y recordaba a personas de radio, televisión y también de medios escritos, que han sido atentos y despiertos en la conducción de conversaciones arduas donde, no obstante, ha habido respeto y absoluta distancia de la pirotecnia dolorida de palabras y tonos entrejidos en “ultrajes y violaciones”.

La intención del reportaje de hoy fue benéfica, no cabe duda y ahí querría quedarme. Pero soy humana no más. Mis ojos vuelven una y otra vez al lamentable encabezado y ya no son palabras, sino una daga: irresponsable, descuidada, o quizás puesta ahí a plena consciencia, por algún motivo que no logro comprender (¿sensibilizar? ¿alertar?… hay otras formas).

Esta mañana preciosa y soleada, de rutinas adorables de familia, debería ser capaz de suavizar y derrotar lo sombrío, pero no está siendo fácil. Escribo con ganas de volar lejos, de volverme a mi hogar en el bosque allá en el norte de la Tierra, o de simplemente retirar los diarios de todos los kioskos como si eso exorcizara, en alguna dimensión sutil, la presencia de lo violento. Y no hablo tanto del fantasma de un padre muerto, sino de la incursión por la fuerza del recuerdo del daño, a manos de prójimos vivos.

Si algo es claro, es que siempre queda camino para aprender, todos. Esta conversación sobre el abuso y el cuidado es más, mucho más, que los hechos, estadísticas y los contenidos; es también, todo el tiempo, sobre nuestra humanidad, nuestras fragilidades, nuestros recursos, compasiones y esperanzas. Cuidarnos, en lo grueso de la vida, y también en los pequeños detalles que nunca son tan pequeños en realidad.



miércoles, 4 de julio de 2012

Señalan violencia sexual y "bullying" en Consulta Infantil


Guadalajara • Violencia sexual en el hogar, bullying e indicios de creciente inseguridad en sus comunidades fueron algunos de los focos de atención que afloraron en la Consulta Infantil y Juvenil 2012 que el Instituto Federal Electoral (IFE) levantó a más de dos millones de niños, niñas y adolescentes en todo el país, el pasado 29 de abril.
Uno de cada diez niños señalaron que en su casa ha sido objeto de tocamientos a su cuerpo, con los cuales no se sintieron a gusto y que les pidieron no hablar de eso; respuesta que da indicios de abuso sexual; indicó Luis Sánchez Casola, vocal de Capacitación Electoral del IFE en Jalisco, al presentar los resultados de esta consulta a medios de comunicación, representantes de la sociedad civil y la Secretaría de Educación.
“El 10.5 por ciento de los niños y niñas de entre 6 y 9 años de edad, contestó de manera afirmativa: ‘yo siento que en mi casa tocan mi cuerpo y me piden que no lo cuente’, dato que supera por mucho el 3.5 por ciento de respuestas afirmativas de la Consulta Infantil y Juvenil realizada en el 2003”. En ese año se daba la opción: “abusan de mi cuerpo”, refirió el funcionario. “Aunque este porcentaje disminuye con la edad, se mantiene alto en ambos sexos. Estos datos sobre la percepción de los niños y niñas de maltrato y abuso sexual, son un llamado de atención a la sociedad en su conjunto y merece ser objeto de investigación a fondo dada la complejidad de este problema”, puntualizó Luis Sánchez.
Jalisco tuvo una buena participación con 211,936 menores consultados. Las boletas incluyeron diversos preguntas de acuerdo a su edad para conocer su percepción sobre la vida en familia, la escuela, los vecinos y la comunidad; así como la opinión de figuras públicas como la policía y el Ejército.
En el ámbito de la escuela, los niños también reportan condiciones de maltrato, bullying (acoso por parte de compañeros) o violencia sexual. Casi dos de cada diez adolescentes de entre 13 y 15 años (18.9 por ciento), refiere que algún compañero en su salón de clases es maltratado por el maestro; mientras que 17.1 por ciento de los menores entre 10 y 12 años reporta ser víctima de acoso escolar de parte de sus compañeros.
Respecto a la seguridad en su comunidad, cerca de la mitad de niñas y niños señaló que por donde vive “hay gente que roba” y 24.6 por ciento respondió que en su colonia hay “balaceras y muertos”.
A los grupos de 10 a 12 y de 13 a 15 años de edad se les preguntó además, sobre acceso a drogas e invitación a participar en actividades de la delincuencia. El 23.4 del grupo de 13 a 15 responde que por donde viven les ofrecen drogas, cifra que se incrementa a 30.5 por ciento a los 15 años.
Claves
De la consulta
► Algunos resultados de la Consulta Infantil y Juvenil 2012
► 18.8% de los niños de 6 años reportan maltrato en su casa
► Los varones tienen mayor percepción de maltrato que las niñas
► Entre los varones la percepción de no ser querido aumenta de 1.5% a los seis años, hasta 5.3% a los 15 años
► Dos de cada diez adolescentes de 13 a 15 años (18.9%) refiere que algún compañero en su salón de clases es maltratado por el maestro
► 17.1 por ciento de los menores entre 10 y 12 años reporta ser víctima de acoso escolar
► 23.4 del grupo de 13 a 15 años señala que donde viven les ofrecen drogas, la cifra se eleva a 30.5 por ciento a los 15 años


Cómo prevenir el abuso sexual infantil

    Como prevenir el abuso sexual infantil
  • A los niños les cuesta trabajo imaginar el abuso sexual infantil y no es fácil abordar este tema con ellos, la mayoría de las veces se sienten incómodos o extraños. Pero es necesario ayudarlos a protegerse, sin transmitirles que todo el mundo es peligroso.
    iStockphoto/Thinkstock
  • La educación sexual de los niños se promueve en el colegio, con sus profesores, compañeros y amigos, pero es el hogar el principal lugar en el que los niños desarrollarán su capacidad de asumir su sexualidad y protegerse.
  • Necesitamos dejarle claro al niño que su cuerpo le pertenece y que puede decir NO, que tiene el derecho al respeto y a la protección de los adultos.
  • En primer lugar los padres o los adultos al cuidado del niño necesitan platicar de este tema y ponerse de acuerdo de lo que le quieren transmitir al menor.
  • Platicar con el niño de su desarrollo emotivo-sexual de acuerdo a la etapa en la que se encuentre.
  • Explicarle que van a hablar de un tema importante e interesante (cómo prevenir el abuso sexual infantil). Decirle que así como es mejor saber qué hacer en caso de un terremoto, da más tranquilidad saber cómo actuar en caso de que alguien les quiera hacer daño.
  • Mostrar apertura y confianza al hablar de este tema.Darle normas de protección. Trato con desconocidos en persona y en las redes sociales, decirle que tiene derecho a rechazar una propuesta de un adulto incluso si lo conoce, que si se siente en peligro buscar ayuda hasta encontrarla, hablar de los lugares en donde no quiere que éste o juegue, que memoricen teléfonos de adultos de confianza, etc.

  • Explicarle la verdadera razón de las recomendaciones. Las normas de seguridad ayudan a los niños a ser independientes y seguros.
  • Hacer junto con el niño una lista de personas en quienes puede confiar si se siente en peligro (alguien de la escuela, familiares y padres de algún amigo).
  • Para un niño no es fácil pensar que un adulto pueda agredirlo, pero le dará menos miedo si sabe qué hacer.
  • Abordar el tema del abuso sexual infantil con nuestros hijos es de suma importancia, ya que es la manera como podemos protegerlos; dándoles información clara y oportuna para que sepan cuidar su cuerpo y defenderse cuando sea necesario.

Se ha comprobado que los jóvenes que han recibido una buena educación sexual desde la infancia, que se les ha explicado los límites y valores que acompañan a la sexualidad y que mantienen una buena comunicación con sus padres comienzan su vida sexual de manera más sana, con madurez emocional y en edades más tardías que aquellos, que al no saber nada, entraron en la vida sexual atropelladamente, en donde la mayoría de las veces estas experiencias sin conocimientos se ven acompañadas de violencia, frustración, imposición de actos no deseados que pueden terminar en embarazos no deseados y contagio de enfermedades como el VIH/sida.Lo mejor es informarse sobre el abuso sexual infantil

¿Qué es el abuso sexual infantil?
Es una de las expresiones más graves del maltrato hacia la infancia y ocurre cuando un adulto utiliza la seducción, el chantaje, las amenazas o la manipulación psicológica para involucrar a un niño en actividades sexuales de cualquier forma.

La intención no es sobre proteger a nuestro hijo y tampoco ignorar los riesgos que corre: necesitamos darle los medios para protegerse. Un niño bien informado tiene menos oportunidades de ser víctima de abuso sexual.El abuso sexual infantil representa un problema social y de salud de grandes proporciones, sobre todo por el sufrimiento que esta experiencia produce en la vida de las víctimas y sus familias, ya que los efectos inmediatos y a largo plazo son una amenaza para el desarrollo psicosocial de los niños y jóvenes que han sufrido el abuso sexual infantil. Este tipo de abuso se puede dar en cualquier nivel socio económico.