lunes, 12 de septiembre de 2011

Prólogo de la novela, "Abandonados En La Oscuridad"

PRÓLOGO


«Y ahora, yo te digo: “Tú eres

Pedro, o sea piedra, y sobre esta

piedra edificaré mi Iglesia y las

fuerzas del infierno no la podrán vencer”.

Yo te daré las llaves del reino

de los cielos: “todo lo que ates

en la tierra será atado en el cielo, y

lo que desates en la tierra será desatado

en los cielos”», (Mateo 16, 18-19).



Después de muchos siglos, la Iglesia aún sigue pregonando el evangelio que es Cristo, la lucha por la verdad y la justicia, es parte también del que se sabe que conoce a Dios. Cristo confió su Iglesia al apóstol Pedro, en la actualidad la Iglesia presume de conservar ese depósito de fe, en los sucesores de los apóstoles, hoy en día dicen los obispos ser los sucesores de los apóstoles y el papa actúa como la cabeza, al igual como lo fue Pedro.

¿Por qué los sucesores de los apóstoles han guardado silencio, ante la injusticia? ¿Por qué han protegido a sacerdotes pederastas? ¿Realmente estamos hablando del mismo Cristo? ¿Es posible que nos guíen a Dios, criminales y hombres sedientos de poder?

De las primeras memorias que tengo de mi vida, es la parroquia, un lugar que significó en su momento todo para mi. Mis primeros amigos ayudaban en el altar, al igual que yo, todos éramos felices, nos divertíamos y nos sentíamos cerca de Dios.

En el momento menos pensado, tuve que redefinirme, todo mi mundo se destruía y el de mis amigos también.

La primera persona que me presentó a la Iglesia, fue mi madre, me dijo que era necesario acercarme los domingos a misa y respetar al padre. Es inevitable no asociar el dolor, con lo que mi madre me decía, porque yo creía que ella lo sabía todo y no era verdad.

A veces cuando despierto por las mañanas, me siento inquieto y pienso en mi madre, lo
mucho que me hubiera gustado que estuviera conmigo.Una parte de mi corazón siempre llora por ella, es una ausencia que nadie ni nada la puede saciar porque solo le pertenece a ella, a quien tanto extraño.

Desgraciadamente mi memoria no me proporciona más recuerdos y he tenido que conformarme con lo que me cuenta mi padre. Mi madre me amó y me cuidó sin medida. Ella siempre quiso lo mejor para mi y para lograrlo se cuestionó a sí misma, para entenderse mejor de dónde provenía. Se apartó de los aprendizajes absurdos que recibió de niña y que tanto la hicieron sufrir. Mi madre fue una mujer muy inteligente y de gran sencillez, con gran simplicidad miró la vida.

Cuando yo era niño y confiaba en alguien me entregaba completamente y esto me trajo mucho dolor y decepción. ¿Por qué cambiar esta forma tan espontánea y bella de ser? Muchas veces, cuando somos pequeños, aprendemos de nuestros padres el erróneo proceso de abandonarnos a nosotros mismos.

Dejamos de ser lo que somos, para entrar en una dolorosa despersonalización, al intentar sobrevivir en un mundo inhumano, donde se lastima y se impone la opinión de otro.Algunos de mis amigos confiaron en hombres disfrazados con sotana, hombres enfermos

que jugaban con el nombre Dios. Nadie hizo nada por defenderlos, vivieron en un silencioso dolor, llenos de verguenza, de algo que no eran responsables.La culpa y el odio marcaron sus vidas, cayeron en un oscuro túnel de depresión que los llevó a la muerte.

Hoy de adulto, soy selectivo y tengo mucho cuidado, pero cuando era niño fui presa fácil de aquellos de doble intención y corazón malvado.Creo que mucha gente se aprovecha de la debilidad de otros y manifiestan en ellos lo sucio y asqueroso que son, justificando de mil formas su deshonesto proceder.

Mi padre estuvo cerca de mi para protegerme y amarme, pero muchos de mis amigos no tuvieron la misma suerte. Algunos estaban solos en la vida, privados del calor y el gozo que da el amor sano e incondicional de un padre.

Ahora de adulto mis emociones las manejo con la razón, sin embargo a veces soy poseído por mi memoria que desgraciadamente nunca se borra, a veces trae consigo antiguos sentimientos y recuerdos tristes que marcaron mi infancia y que aún me producen desesperación por la injusticia.
La vida es un misterio para mi, ella guarda mucho más de lo que puedo ver y entender, en ese misterio me abrazo de Dios, como mi único pilar y sostén ante las fuerzas oscuras que realmente rodean la vida, y de vez en cuando se manifiestan de manera visible y de muchas formas, sin saber el porqué. No le tengo miedo a lo desconocido, le temo a la maldad que esconden las personas y que se presentan como algo que no son.

Hoy vivo tranquilo, pero el recuerdo pesa tanto en mi que tengo que estar constantemente en la búsqueda de mi propia identidad. Es fácil explicar, es difícil experimentar y mucho más horrible caminar con ello, intentando que no interfiera con lo que más deseo en mi vida: vivir en armonía conmigo mismo y con aquellos que me rodean, sin ataduras emocionales, pero sí con lazos, en los cuales el respeto a la individualidad y el nunca pretender adueñarme para manipular a alguien, es lo más importante para mi.

Hoy quiero vivir y pensar en lo mucho que amo a mis amigos y amé a otros que ya se fueron tristemente de este mundo, con mucho sufrimiento, llevándose con ellos una parte
de mi corazón.

Gabriel

Prólogo de la novela, "Abandonados En La Oscuridad"

De: Juan M. Castro
jcastro_54321@yahoo.comhttp://www.abandonadosenlaoscuridad.com

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