domingo, 6 de noviembre de 2016

Abuso infantil: “Creerles a los chicos es fundamental”, aseguran desdeuna ONG

El relato de ellos provoca impacto y a algunos adultos les cuesta aceptarlo, dice la fundadora de Creer, Sí, dedicada a asistir a menores. ¿Dónde denunciar?

Clelia sonríe por el logro de los chicos del Taller de Arte autores del cuadro que está de fondo.
Por Anahí González
laregion@lanueva.com
Entre 27 y 30 consultas por mes sobre casos de abuso sexual infantil se recibieron en lo que va del año en la ONG Creer, Sí, que trabaja en la problemática desde 2005 con dos objetivos primordiales: brindar orientación y asistencia psicológica a los niños víctimas y a sus grupos familiares e informar y prevenir.
La licenciada en Trabajo Social, Clelia Severini, fundadora y presidenta de la entidad dialogó con La Nueva. en el mes del la Prevención del Abuso Sexual Infantil, momento en que junto a su equipo de profesionales intensifica la labor de difusión.
-¿Hay una resistencia de los adultos a creer en el relato del niño que cuenta haber sido víctima de un abuso sexual?
-Sí, hay adultos a quienes les cuesta creer esta realidad sobre todo por el impacto que provoca. Sabemos que esto ocurre en gran medida en el círculo intrafamiliar. Generalmente el abusador es una persona muy allegada a la familia y el impacto hace que en un primer momento muchos adultos se resistan a creer. De todos modos, sabemos, por bibliografía, que durante siglos los chicos estuvieron maltratados, abusados y cuando querían decir que les pasaba algo simplemente se los desmentía o acallaba diciendo: “Los chicos mienten”.
En las últimas décadas esto cambió bastante. Hay una visibilización importante que, por ejemplo, en una investigación penal uno de los principales indicadores psicológicos que se tiene en cuenta es el relato de los chicos. El nombre de nuestra ONG, Creer Sí, es porque consideramos que, en el proceso abusivo, el creerle a los chicos es fundamental.

No acallar el horror

¿Quiénes pueden denunciar? Todo adulto que tome conocimiento de que un niño, niña o adolescente es víctima de abuso sexual: familiares, docentes y profesionales (médicos, psicólogos, asistentes sociales, etc.) cercanos a la problemática.
¿Dónde denunciar? En la comisaría de la Mujer, Beruti 636, todos los días, las 24 horas, o en la Mesa de entrada de la Fiscalia Departamental, en Moreno 25, de lunes a viernes de 8 a 14.
-¿Los abusos siguen siendo cometidos, en mayor porcentaje, por los padres?
Si. Es un porcentaje muy alto. Tras los padres biológicos se encolumnan los padrastros y luego los familiares cercanos o conocidos, porque para que suceda el abuso sexual se tienen que dar dos características fundamentales: la confianza y el cariño o el amor. El abusador utiliza este cariño y esta confianza con el niño para llevar adelante sus conductas abusivas. El chico confía mucho en él porque es a quien quiere mucho.
-¿Cuál es la dinámica abusiva?
-Comienza con este proceso de seducción del abusador para captar al chico. Lo distingue del resto. Le dice: “Sos a quien más quiero” o “Yo te elijo a vos porque sos o mi hijo, mi sobrino o mi alumno preferido”. Por ejemplo, si hay algún regalo para todos los chicos, a él se le hace uno más importante. El abusador realiza ciertas pruebas para ver hasta donde acepta la nena o el nene ciertas conductas que luego se van intensificando como un juego de manos que progresivamente se encamina hacia las partes más íntimas. Se sostiene diciendo: “Esto es un secreto entre vos y yo”. Cuando el chico se muestra reticente, porque siente que hay algo que no está bien, entonces el abuso se mantiene mediante amenazas. Le dice: “Nadie te va a creer” o “Se van a enojar con vos” o “Si decís algo en la familia va a ser una hecatombe” o “Van a sufrir muchísimo”, y amenazas de todo tipo.
Esto se sostiene hasta que los chicos hablan y piden ayuda. Allí es cuando las madres tienen que creerles. Es preferible equivocarse con un adulto que acallar al chico o decirle “Lo que estás diciendo es una barbaridad, no puede ser”. Los docentes también pueden percibir esto y no lo tienen que acallar.
-¿Sorprende a una mamá cuando su hijo relata ser víctima de un abuso o es algo que podía sospechar?
-En general, las mamás al principio se sienten sorprendidas. Lo que nosotros vemos es que luego de un tiempo de entrevistas empiezan a hacer ciertas relaciones. “Ah...Por eso el nene me decía tal cosa” o “Por eso no quería ir con el tío que lo venía a buscar siempre” o “Se escondía abajo de la mesa”.
El dolor que provoca es profundísimo. Ante la sospecha, si no hay algo muy evidente, la mente lo que hace es tratar de evitar. Pero también tenemos muy buenas experiencias con mamás que a su vez eran víctimas de violencia y no veían esta situación y con el apoyo de profesionales se volvieron mucho más protectoras con sus hijos.
-¿Qué consecuencias tiene para un niño haber sido víctima de un abuso sexual?
-Las consecuencias dependen de la historia de vida de cada uno, como pasa con todas las situaciones traumáticas. La posibilidad de resiliencia y de que se rehabiliten, más o menos, depende de la historia de vida de cada uno y de la reacción del entorno. Una mamá que le cree al chico ya está ayudando a su rehabilitación. Es muy negativo para el proceso de rehabilitación cuando hay una mamá que duda, que dice “No puede ser” o “Estás equivocado”. En los casos que conocemos eso ocurre cada vez menos. Si el caso no es tratado en el momento hay consecuencias graves. Lo vemos con mujeres adultas que fueron sexualmente abusadas en la infancia y que no fueron atendidas en el momento. Nos dicen que hoy por hoy sienten el mismo dolor con graves consecuencias en la pareja, les cuesta tener intimidad y a veces sufren de depresión.
-¿Qué sucede con el abusador una vez que se realizó la denuncia? ¿En algunos casos sigue estando en la familia?
-En general no. Y esto es un avance de los últimos tiempos. Antes a las mamás les costaba más el desprendimiento con el abusador. Es lo primero que planteamos. La separación del niño de la persona que abusó. Hay muchas mujeres con dependencia emocional y económica y mucho temor. Se trabaja bastante sobre eso en el taller y las psicólogas, cuando están en el tratamiento con los chicos, tienen algunas entrevistas con las mamás para orientarlas.
-¿Es complejo comprobar en la justicia que un chico fue abusado sexualmente?
-Hoy, más allá de las pruebas y exámenes médicos que a veces no alcanzan se tiene en cuenta el relato del chico. No siempre hay suficientes pruebas y a veces las causas se archivan. Sin embargo, que se archive una causa no quiere decir que el abuso no ocurrió sino que no se pudo probar. Tenemos que tratar de proteger a ese chico. Hemos tenido casos de algunos chicos que pasaron por un juicio en que se absolvió al abusador y le hemos dado continuidad al tratamiento porque creemos que esto ocurrió y que necesita ayuda.
-¿Cómo podemos prevenir el abuso sexual infantil?
-La mejor manera de prevenir es preparar a los chicos. Hablarles desde chiquitos con el vocabulario que ellos puedan entender sobre su sexualidad. En las escuelas y jardines tienen la facultad para aplicar la Ley de Educación Sexual. Es fundamental que sepan cuales son sus partes íntimas, que nadie los debe tocar, cómo se deben cuidar y cómo deben relacionarse con los demás.
Una de las características que vemos en algunas familias donde ocurren los abusos es la falta de un diálogo abierto y si obstáculos. Es prioritario crear canales de comunicación en los que ellos puedan expresar sus sentimientos.
El chico,cuando es víctima de abuso, si no se da cuenta al principio porque piensa que es un juego, como les dice el abusador, o que esto ocurre en todas las familias, en algún momento percibe que algo no está bien, no se siente bien. Por eso desde chiquitos hay que ayudarlos a expresar sus sentimientos. Los adultos en eso, tenemos dar el ejemplo. Si hay un papá y una mamá que no hablan nunca de cómo se sienten por más que le digamos al nene que tiene que contar como está y como se siente, va a ser difícil que lo haga.
-¿Hay otras herramientas?
-Hay que enseñarles de chiquitos que hay caricias muy buenas, que nos pueden dar familiares cercanos, pero cuando una caricia nos molesta hay que contarlo y que tienen que pedir ayuda a más de un adulto porque los chicos, a veces, cuando son abusados por el papá o por alguien muy cercano no se animan a decírselo a la mamá. O porque la ven sometida o porque, si esa mamá es un poco exigente, tienen miedo de que se enoje con ellos. También hay que incentivarlo a tener un grupo de amigos con los que puedan hablar. Hemos tenido muchos casos en que los chicos le cuentan lo que les sucedió a un amiguito y es la mamá de este amiguito la que plantea en la familia la situación.
-¿Cómo podemos detectar un caso de abuso infantil?
-Los chicos dan señales. Hay que estar atentos a distintos cambios en la conducta de los chicos. Si están más irritables o tristes, tienen problemas para dormir o con la alimentación o aparece la enuresis -pérdida involuntaria de la orina- De todos modos, no siempre esto indica que hay abuso pero son síntomas para que padres y docentes presten atención.
-¿El abuso sexual infantil sucede en todos los estamentos de la sociedad?
-Sí, atraviesa los tres grupos sociales. Por suerte esto era un prejuicio muy grande que estaba instalado, que solo ocurría en los sectores más vulnerables de la sociedad porque son los que más acuden a los servicios locales e instituciones públicas.
-¿Hay un incremento de casos de abuso sexual infantil o simplemente se denuncia más porque tiene una mayor visibilización?
-Por un lado hay una visibilización, ciertas respuestas institucionales y legales y, por otro lado, se está considerando la posibilidad de que quizás haya más casos. Los casos existieron siempre y ahora la gente se anima a denunciar. Pero además, hay estadísticas a nivel nacional en que se percibe que puede llegar a haber más casos que antes.

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