lunes, 13 de agosto de 2012

Fuga de ideas: Memorias fragmentadas


No he querido escribir, he estado sintiendo mucho desde el jueves hasta hoy sábado, no quiero hablar con casi nadie más que las personas que saben muy bien en dónde estoy y por lo que estoy pasando, de hecho no quiero hablar, quiero escucharlas, las necesito cerca, a la vez siento unas intensas ganas de mandar todo a la mierda y sólo encerrarme en mi cuarto, ¡oh! se me olvida, NO tengo un cuarto dónde encerrarme, quizá sea lo mejor no estar aislada del mundo y sola sintiendo todo este dolor con interrupciones esporádicas. La verdad estoy y no estoy.
Quiero compartir y empezar a tener claro para mí misma cómo ha sido la línea en el tiempo, la BOMBA DE TIEMPO que estos días ha regresado. Lo cierto es que no tengo nada claro, es como si me hubieran borrado la memoria con algún programa la mayoría de mis lúcidos recuerdos de mi niñez e incluso de lo más reciente el año pasado por ejemplo. Veo fotos y no sé si eso en realidad pasó, si estuve ahí, si fue hace uno o tres años ¿será esto a lo que llaman la sensación de estar volviéndose loca?
Quiero recordar lo primero, el primer momento, detalle, recuerdo que me llevo a asumirme como sobreviviente de abusos sexuales, SIENTO RABIA, no lo recuerdo!!!! Odio y me frustra no recordar las cosas, me sucede con frecuencia en mis sesiones individuales y me frustra porque mi terapeuta puede creer que es indisposición de mi parte para el ejercicio, pero es que NO RECUERDO. A veces mis amigas mencionan situaciones que hemos vivido y me dicen “¿te acordas?” y yo espontáneamente respondo con un inocente y vergonzoso NO. Mi memoria se está deteriorando, me preocupa, no encuentro una explicación lógica por más que la busque, estoy borrando episodios de mi vida cuando lo que estoy necesitando es recordar para reconstruir.
No recuerdo detalles, no recuerdo muchos momentos, no soy capaz de dar continuidad a eventos pero sí recuerdo mis emociones, los recuerdos sensoriales están intactos, podría iniciar por ahí.
Entonces como es de esperarse me recuerdo toda la vida una niña aislada, solitaria, tímida, callada, asustada, bien portada, etc. De adolescente me recuerdo igual, no hablaba más que fuera necesario y con pocas palabras. Recuerdo que una vez por accidente escuché a una niña de grados menores comentando con otro en la sala de informática referirse a mi diciendo “esa maje es rara, es muda creo”. Siempre fui así. Me sentía triste, sola, vacía, diferente a todas la mayor parte de los días, claro que reía y me divertí muchas veces, pero si veo atrás pasé más años llorando sola en mi cuarto escribiendo en mi diario, escuchando música o viendo televisión que días riendo y disfrutando la vida como una típica niña/adolescente.
No me gustaba estudiar, no comprendía casi nada y muchas veces en el aula me esforzaba por escuchar pero la verdad no sabía nada de nada porque ahora que puedo dar nombre a las cosas pasé disociada la mayor parte de mi vida y el colegio no fue la excepción, pero lo que fuera, era mejor a quedarme en la casa así que en la secundaria prefería ir al colegio y dormirme ahí a quedarme en la casa, cualquiera de las dos me causaba ansiedad así que daba igual.
A partir de 3er año de la secundaria empecé a preocuparme por las notas porque nos decían que eran decisivas para estudiar en la universidad. Francamente yo pensaba ¿universidad? Pero si yo no quiero vivir NI LA PRÓXIMA SEMANA, quien dice que voy a estar viva y no suicidarme antes del próximo año, y así desde que tenía 5 años mi proyecto de vida era: MORIRME! Buscar el método más eficaz, menos doloroso pero más rápido para morir, sin hacer escándalos, sin que nadie se dé cuenta, sin dejar suciedad. Sólo morirme y ya la vida de la gente viva sigue…
Ahora puedo comprender por qué no recuerdo qué quería ser de niña cuando fuera grande, claro que no quería ser NADA, sólo quería morirme, no me preocupaba aprobar el año y seguir viviendo ese infierno. Me agredía emocionalmente, me agredía físicamente, agredía mi cuerpo, no lo alimentaba, lo envenenaba, me lastimaba en la noche hiriendo mi zona genital, me aislaba, buscaba el peligro en las calles deambulando a horas en las que lo único que podía suceder era que me violaran o me asesinaran, NUNCA PASO NADA, el infierno no estaba en las calles, estaba en mi propia casa donde cobardemente regresaba a los días u horas después de haberme escapado. Es hoy y odio llegar a la casa, será porque aún no tengo un hogar y nunca lo he tenido, un lugar seguro donde se respire paz, donde no haya gritos, ni prohibiciones, ni insultos. Es hoy y evito, aun sintiéndome cansada y sin tener otro lugar donde ir, llegar a una casa, estar dentro me asfixia.
Logré bachillerarme del colegio, no sé cómo pero lo logré, al final no tuve el valor de suicidarme y llegó el momento de decidir que haría de mi ¿vida?, qué profesión iba a ser. Muchos fueron los motivos que me llevaron a decidirme por psicología, en algún momento use la frase común “para ayudar a las personas”, hoy no estoy clara de por qué decidí esta carrera si como me dijo una vez la psicóloga del colegio, no porque sea callada me iría bien, con el tiempo fui comprendiendo el significado de esas palabras. Debí decidirme por ingeniería, no tenía que tener mucho contacto social y me encanta el mundo digital. Pero bueno la decisión estaba tomada, me empeñé en hacer todo para entrar a la carrera y también lo logré…
En muchas materias me identificaba con muchas cosas, hice un estudio exhaustivo de mi personalidad, de mi familia, etc. Pero aún había muchas cosas que no tenían una simple explicación, no era una cuestión de herencia, ambiente, carácter o emociones. Siempre me parecía que habia algo que no encajaba, algo que no estaba considerando, algo que tenía que explicar el todo. No recuerdo cuándo fue la primera vez pero empecé a estudiar los efectos de la violencia en las niñas y los niños, las cosas empezaban a tomar sentido, pero siempre pensé que había algo más, algo que quedaba de fuera, algo que no tenía lógica….
Viví crisis vocacionales, una vez cada tanto me replanteaba el cambiarme de carrera a algo como ingeniería precisamente, pero me sentía una mierda, un objeto tan inútil que no sería capaz nunca de hacer las cosas bien, aunque contradictoriamente era una de las mejores alumnas, me refugié en la lectura, pero no lo hacía para salir bien, lo hacía porque tenía sed por saber, por encontrar explicaciones, por comprender muchas cosas y así sin planearlo empecé a recibir la recompensa de esforzarme por algo así que con el tiempo dejó de ser sólo un hábito y se convirtió en un reto personal, SER PERFECTA, no dejar lugar a un margen de error, empecé a darme cuenta que siendo perfecta podía empezar a recibir atención aunque paradójicamente detesto ser vista, detesto llamar la atención pero no había duda que era eso o ser la mediocre que igual llamaría la atención. Con el tiempo dejo de ser algo personal, en efecto deseaba ayudar a otras personas que se sienten como yo o que de alguna manera necesitan ayuda o simplemente una guía. Así que me esforcé aún más y lo logré.
Luego no recuerdo más…. Sólo que cada vez que en alguna materia se hablaba de violencia, abusos, secuelas, “consecuencias del abuso en la niñez” era como si se tratara de mí de quien estaban hablando, ahí quizás empezó todo, me desconectaba, escuchaba a lo lejos y me empezaba a conectar con mi historia, sin éxito. Sentía un vacío profundo en toda mi existencia, deseos de llorar, sin saber por qué… Un día lo comenté con una amiga y le dije cómo me sentía pero que yo no recordaba más que besos y caricias a la fuerza por parte de las figuras masculinas de mi familia. Ella no me creyó.
A los meses conocí a alguien que si me creyó, que sólo tuvo que pronunciar esas palabras “YO te creo, NO estás sola” para que el llanto pudiera salir sin cesar. Fue el día que nos presentó el cómic del abuso sexual, yo me ví reflejada en todo el cómic como el personaje, pero aún así cuestioné públicamente el asunto de las “falsas memorias” porque es lo que estábamos trabajando en la clase, eso sumado a mi negación, a ese mecanismo de defensa que hasta ayer me dí cuenta que me ha hecho sobrevivir tantos años. Y ahí quizás es cuando empecé a asumirme como sobreviviente en silencio. Se lo compartí a quien en ese momento era mi psicóloga, se lo dije con el llanto en mis ojos y ella me respondió “¿Y de qué te sirve eso en estos momentos? , hay cosas más importantes y tal vez sólo te conmovió escucharlas”. La odié por dentro, pero a la vez era reforzar mi mecanismo de NEGACIÓN así que por unos meses seguí mi vida tapando mi dolor. Aunque yo sabía que no era simplemente conmoción.
A los meses fui a un Congreso, pasé el primer día escuchando atentamente y recibiendo esa información, procesándola y ya. Al día siguiente fue una bomba de tiempo, no aguanté más hacerme la fuerte, ignorar las señales de mi cuerpo, volvió a invadirme la opresión en mi pecho, ese nudo en la garganta que no eran más que deseos por NO CALLAR MAS, por GRITAR, por llorar inconsolable, por un abrazo de alguien que me dijera nuevamente “YO te creo, no estás sola”. Así que inmediatamente llamé a esta persona que tanto admiro. A las horas se apareció de casualidad en el mismo lugar y a pesar de sentir pena y vergüenza, no dudé en saludarla con un abrazo y empezar a llorar sin parar por muchos minutos y explicarle temblando por qué lloraba.
Al mes siguiente inicié mi proceso en sesiones individuales con una terapeuta a quien yo misma le solicité que me atendiera, el sólo hecho de pedir la cita era decirle y decirme a mí misma: viviste abusos sexuales en tu infancia.
Los siguientes 2 meses terminé la universidad, inicié a trabajar, caí en crisis, intenté suicidarme todos los días durante un mes siempre sobreviviendo pero ahora por primera vez no estaba sola, ya no era una frase, era una realidad….. Luego luché por poder integrarme a un GAM donde ya tenemos un poquito más de 4 meses, meses en los que me he permitido compartir mi historia con otras mujeres valientes.
Hemos tenido sesiones de trabajo corporal, sesiones donde trabajamos desde la bioenergética para desbloquear corazas que se han ido formado en nuestro cuerpo. Para mí representa una manera de conectarme con los recuerdos de mi cuerpo, sentirlos y poco a poco recordar más. Y eso fue lo que pasó este jueves….. A pesar de reconocerme como sobreviviente, de reconocer que viví abusos en mi niñez que van más allá de los besos y caricias ME NIEGO a creer una imagen que vino a mi memoria consciente. Creo que me lo estoy inventando. Y no tolero ser incongruente, No tolero que cuando por fin empiezan a venir las imágenes de lo que sé que viví las niego. Y sobretodo NO TOLERO ser incapaz de creerle a esa niña en mí.
Y es aquí donde me encuentro en estos momentos en mi proceso… recordando, sintiendo, negando para sobrevivir, culpándome… Sé que es un logro, sé que es un logro que duele, sé que es parte de mi proceso y HOY, en este momento empiezo a creer que las cosas son posibles, que mi recuperación es posible. Tal vez mañana piense lo contrario, pero hoy me doy a mi misma la oportunidad de sentir optimismo, de creer que estoy en el camino correcto de la recuperación. Que mi memoria puede estar dañada, fragmentada y no recuerdo mucho porque por muchísimos años sólo fui una existencia sin vida… Ahora empiezo a buscar VIVIR y para vivir es necesario sentir. Asumo el reto.

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