Abrirse
a los demás es un camino que se recorre poco a poco, pero que vale
la pena. Por alguna razón colocas un gran muro entre ti y las
personas que te rodean, lo que impide relacionarte con ellas. Además,
con tu actitud defensiva, evitas cualquier clase de comunicación o
de contacto social. Si crees que es mejor suponer que te sucederá lo
peor, para protegerte y así evitar sufrir en el futuro, te perderás
todo lo bueno que también ocurre a tu alrededor, inclusive de la
oportunidad de conocer personas diferentes afines contigo, que te
valoren y te traten con respeto.
Lo primero que debes hacer es
desmontar este muro, tienes que empezar a desarrollar conductas que
te permitan adquirir seguridad y autoestima. Necesitas aprender a
compartir tus opiniones y puntos de vista, a expresar tus
sentimientos, a pedir ayuda cuando la necesites y aceptar halagos.
Hazlo poco a poco, perdona a todos aquellos que alguna vez te
hicieron daño, decide pasar la página, y deja de ser tan dura
contigo y con las demás personas; aprende a confiar, pues hay mucha
más gente agradable y buena en este mundo de la que tú crees, y
estás perdiéndote la oportunidad de conocerlas. Sonríe, sé tú
misma, aprende a decir que no y a poner límites cuando lo consideres
necesario. Recuerda que eres tú quien va a enseñarle a los demás
cómo van a tratarte.
Tener pensamientos de fracaso, de
víctima es una forma de sabotearte la oportunidad de cambiar y de
construir la vida que quieres y mereces. Corta el cordón emocional
que te mantiene atada a esas personas que tienen tanto poder sobre ti
y asume la responsabilidad de hacer el trabajo necesario para
recuperar el control de tu vida.
¡Tú puedes salir de
cualquier situación por más difícil que esta sea! La vida está
esperando por ti, para darte todos los regalos esenciales que
mereces. ¡Vamos, pasa la página y decide darte otra oportunidad!
Cuando las situaciones difíciles se
presentan generalmente nos toman desprevenidos y por eso nos golpean
y afectan tan profundamente.
En la mayoría de los casos nos
sentimos abatidos, desanimados, perdidos y hasta descorazonados;
pensamos en que no seremos capaces de superarlas, nos resistimos a
aceptar lo sucedido porque no encontramos una razón de peso que
justifique lo que pasó. Y mientras más intentamos analizarlo, más
nos hundimos; buscamos culpables, como si de esta manera pudiéramos
suavizar nuestra experiencia, lo que debilita nuestra capacidad de
afrontarla con valor y determinación para resolverla y superarla lo
más pronto posible y así quedarnos con el aprendizaje que pueda
dejarnos.
Yo he decidido interpretar las situaciones difíciles
como una oportunidad que nos da la vida de detenernos para
reflexionar, revisarnos, aprender, hacer cambios, tomar decisiones,
soltarnos o, simplemente, poner en práctica toda la teoría que
tenemos acerca de cómo debemos afrontarlas, manejarlas y superarlas.
Pero, como buenos humanos, tenemos un ingrediente emocional que lleva
a quedarnos atrapados en el sufrimiento que pueden causarnos los
cambios, las pérdidas y los miedos a los que nos vemos enfrentados
cuando estamos atrapados en un momento difícil.
Cuando las
situaciones son inevitables, porque no pueden cambiarse o porque su
solución está en manos de otros debemos aprender a aceptarlas, para
que podamos vivirlas con valor y entrega, abiertos y dispuestos a
superarlas y aprender de ellas con la determinación de no permitir
que nos afecten profundamente. Las situaciones difíciles siempre se
presentarán, lo importante es que con cada experiencia ganemos
confianza, aceptación, valor, determinación, serenidad y voluntad
para afrontarlas de una mejor manera.
Cuando en lugar de
reaccionar emocionalmente a lo que sucede, lo hacemos con una mente
clara, objetiva y serena, logramos ser más asertivos al momento de
actuar para tratar de afrontar y resolver la situación. Así,
conseguimos tomarnos el tiempo para digerir y analizar lo que nos
pasa, buscar el consejo de otra persona que por su experiencia pueda
orientarnos y poner en práctica el conocimiento o las herramientas
que tenemos.
Algunas de las claves para lograrlo
Acepta lo
que no puedes cambiar. Esto significa ser capaces de soltar aquello
que no está en nuestras manos y que depende de otros o de las
circunstancias y ocuparnos sólo de lo que en realidad podemos hacer,
decidir o resolver.
Ponte en acción. Las situaciones
difíciles deben afrontarse y resolverse inmediatamente. No lo
postergues pensando en que tal vez cambien o se resuelvan por sí
solas en el tiempo.
Busca personas positivas que te apoyen. Es
más sencillo cambiar nuestro estilo de vida si nos apoyamos o
acompañamos de personas positivas y entusiastas que deseen lo mejor
para nosotros.
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