viernes, 1 de julio de 2016

James Rhodes: ;Cuando tu hijo alcanza la edad en la que te violaron a ti, todo explota;


"Ese viejo dicho de que el tiempo lo cura todo, es una puta mentira", afirma rotundo el pianista James Rhodes que ha compartido su historia de nuevo para hacer más visible la realidad sobre la violencia infantil; sufrió abusos a los seis años. Save the Children y la Universidad Pontificia Comillas ponen sobre la mesa esta cuestión, que no consideran lo suficientemente tratada, en el Congreso Sin Cicatrices.
En esta jornada, celebrada en Madrid, los responsables pretenden prevenir y concienciar sobre la violencia en la infancia. "Unas cicatrices ni escondidas ni siquiera infligidas", ha puntualizado el rector de la universidad, Julio Martínez.
Para dar cuerpo a la importancia de esta realidad la organización se ampara en las cifras. "En 2014, cerca de 37.000 niños fueron víctimas de delitos violentos en España, de los que 3.732 fueron víctimas de delitos contra la libertad sexual y entre los que se encuentran 246 casos de abusos a menores", afirma Almudena Escorial, coordinadora de Relaciones Institucionales de Save the Children, quien añade que "la violencia contra la infancia es aún muy tolerada. Hay que romper esa barrera". Las denuncias realizadas son "sólo la punta del iceberg", han remarcado los ponentes.
Andrés Conde, director general de Save the Children, marca los tres objetivos previstos para el año 2030. El primero de ellos es que "ningún niño muera antes de cumplir los cinco años por causas que se puedan prevenir", algo que el director cree viable dada "la reducción a la mitad de la mortalidad infantil en los últimos 20 años". El segundo objetivo es que "todos los niños aprendan a través de una educación básica de calidad a romper el ciclo de transmisión intergeneracional de la pobreza". "La tercera gran prioridad es que la violencia no sea tolerada en ningún lugar del mundo". Conde no ignora lo ambicioso de esta última propuesta lo que "no le quita importancia", asegura.
el caso específico de la Península Ibérica, el director general esboza una muestra en tres rasgos. En primer lugar, "existe un nivel de tolerancia social muy elevado". El segundo rasgo es la ausencia de información, "aquello de lo que no hay datos, no existe para los medios de comunicación y por lo tanto, para la sociedad". Por último, Conde se refiere a la atención pública y política, respecto a la violencia en la infancia, como algo "puntual y efervescente".
"Solo se presta esa atención cuando ocurren sucesos trágicos como el suicidio o asesinato de un niño. Se habla puntualmente y después desaparece", explica el director. "Se pide una estrategia integral de abordaje hacía todas las formas de violencia que tenga como columna vertebral una ley orgánica, más ahora al comienzo de una legislatura con un Parlamento fragmentado que llevará a un diálogo. Es una gran oportunidad", concluye el responsable de Save the Children.

Rhodes: "Aquel hombre cambió el resto de mi vida"

James Rhodes, el peculiar pianista que toca Bach en vaqueros y camiseta de algodón negra, prefiere llamar a las cosas por su nombre; "los abusos se llaman violación y las víctimas, supervivientes".
Su participación en Sin Cicatrices está legitimada sin admisión de réplicas. "El resto de mi vida cambio en el momento en el que aquel hombre me violó. Siempre quedan cicatrices. Hace 35 años me hizo daño a mí pero también a mi hijo le arruinó la vida".
El británico asegura que "hay algo que ocurre y que yo no sabía respecto a la paternidad. Cuando tu hijo alcanza la edad a la que te violaron, todo explota, te das cuenta del peligroso mundo en el que vives y de su indefensión. Cuando mi hijo cumplió cinco años no pude soportar toda esa presión. Fue mi primer intento de suicidio".
"No es fácil hablar de esto, me es incómodo, pero es necesario para evitar que ganen ellos, para que las cosas cambien", continua James. 
Era 1981 cuando un pequeño Rhodes de seis años, poco deportista y tímido, sintió cómo el cariño y el afecto depositado en su profesor de gimnasia eran traicionados. "Quería a aquel tío que me prestaba atención y me hacía sentir como el único niño de la clase, parecía una estrella de cine. Después de unos meses me pidió que me quedase a recoger después de clase; me violó en el armario del aula".
artista cuenta el shock que le supuso aquel momento violento e inesperado. "Dolió tanto. No es abuso cuando un hombre de 40 años te viola", cuenta Rhodes. "Es algo que dura toda la vida: autolesiones, depresión, drogas, alcohol y cirugías
"Me he sometido a tres operaciones de espalda para reparar el daño fruto de algo muy grande golpeando contra la base de mi columna repetidas veces", narra el músico.
Sin embargo, lo peor para el artista no es el daño físico sino lo que "todos los pedófilos dicen: 'Si hablas de lo que ha pasado pasarán cosas terribles'. Cuando lo hacen, para mí, es peor que cuando cometen el acto físico porque te hacen cómplice. Como superviviente del abuso siento que es culpa mía porque no se lo conté a nadie, porque tuve la oportunidad y no lo hice".
La primera vez que James reunió valor para abrirse a una persona fue con 31 años. Su posterior artículo en The Guardian "Find what you love and let it kill you" fue el primer paso que precedería a su libro, una nota de agradecimiento a la música que le había salvado la vida, literalmente. Instrumental: Memorias de medicina, música y locura "esta carta de amor a la música y a mi hijo" se vio envuelta en medio de un pleito cuando la ley lo calificó de obra tóxica y obscena.
"Cómo contagiar el sida a tu mujer a sabiendas dijo el tribunal", según recuerda Rhodes. Tras juicios y 2 millones de euros, la obra que rasgaba la mordaza de su drama salió a la luz. "Mis memorias son todo lo contrario de lo que mi violador quería para mi vida: tengo un hijo, una carrera, una mujer maravillosa y estoy aquí. Mi libro es un gigantesco jódete a mi violador", afirmó Rhodes en una entrevista a finales de 2015 en la revista PAPEL.




Para el pianista, "lo más triste es que organizaciones como Save the Children tengan que existir. Es una barbarie que tengamos que salvar a los niños".