jueves, 11 de septiembre de 2014

Abuso infantil: el costo del silencio



A Carlos Márquez le tomó más de 30 años confesar su secreto mejor guardado, y lo hizo ante más de 300 personas que lo escuchaban en un auditorio.
"Estaban presentes mi esposa, mi madrina de nacimiento, mi hermano. Sentí que lo tenía que comunicar. Frente a todos, confesé que fui abusado sexualmente cuando tenía 5 años de edad", cuenta mientras fija la mirada en los juegos infantiles vacíos del parque Thornburg en Gardena.
Pero lo más sorprendente ocurrió al terminar su plática. Una larga fila de hombres latinos, algunos de ellos de aspecto fuerte, lo esperaban para decirle entre sollozos, "mi historia es igual a la tuya".
Hijo de padres inmigrantes mexicanos, Carlos Márquez nació y creció en Wilmington.
"Cuando mi mamá tuvo su primer trabajo en una fábrica enlatadora de San Pedro, me dejó encargado con los gerentes de los departamentos donde vivíamos".
La pareja tenía un hijo adoptivo, que le llevaba como diez años.
"Yo lo veía como un hermano mayor. Tenía todos los juguetes nuevos".
Él empezó a tocarme cuando sus padres salían pero me amenazaba, y me decía que si contaba algo, nos iban a correr del edificio. A mi me daba miedo que eso pasara", dice.
Carlos tomó conciencia de que no estaba bien lo que el hijo de los administradores del edificio le hacía, cuando tenía 10 años.
"Jugábamos con otros amiguitos, cuando quiso convencerlos de que también participaran, pero ellos se echaron a correr. Yo me di cuenta entonces que eso estaba mal. Comencé a alejarme, a esconderme y a asegurarme de nunca estar solo con él", comenta.

Sobrepeso como protección

La mayor consecuencia del abuso sufrido fue que empezó a acumular un peso descomunal. "Llegué a subir 490 libras. El sobrepeso me hacía sentirme protegido", asegura.
Un día, cuando ya rondaba los 20 años, un familiar lo encontró tirado en el piso, presa de un ataque de hipertensión. "Decidí entonces hacerme la operación gástrica y cambiar mi estilo de vida", sostiene. Al mismo tiempo invirtió en su desarrollo personal, hipnosis y otros ejercicios para liberarse del fantasma del abuso.
"Uno no puede salir adelante si no entiende que no fue culpable, que no es el único, y que tiene que dejarlo ir. Si no, no estás al 100%", subraya.
En la actualidad, Márquez de 38 años es un empresario, motivador y tiene su propio programa de radio "Adelante con Carlos" . Recién publicó su libro "Ponte las Pilas" para motivar a los latinos a abrir sus propios negocios, pero donde también profundiza en el abuso sexual sufrido en su infancia.
Márquez está casado y es padre de tres hijos.
"La mejor arma que tenemos para evitar el abuso sexual a los menores es darles fuerza para que confíen en los padres", dice.

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