miércoles, 17 de octubre de 2012

Soy mucho más que una víctima.


Me he dado cuenta que he hecho de mi “historia” mi vida, de mi herida he desarrollado mi identidad y en cuanto se pone en duda el abuso que he sufrido, en mí no queda nada, no existo, no soy.
Cuanto más avanzo en mi terapia más logro comprender mi vena camicace, mi ansia de sufrir y mi constancia por nadar en espiral se mantiene porque no conozco otra forma de vida que no sea la agresión y la supervivencia. Estos son los dos factores que lo resumen todo.
Y aquí estoy, intentando subir a un barco nuevo lleno deesperanza, algo absolutamente distinto que me está ayudando a ver todas las carencias que hay en mi vida y de las que nunca había sido tan consciente.
He crecido y me he desarrollado con sólo una certeza de quién soy, una víctima de abusos en la infancia, una mujer que sufrió abusos en repetidas ocasiones, por diferentes personas de mi familia y con un agresor en mi vida adulta.
Ésta es mi certeza, hasta ahora era mi única identidad que es lo que me ha llevado a construir el resto de mi vida entorno a esta “verdad”: mi relación familiar, mis amigos, mis terapias, la forma de mirarme a mí misma, de vivir mi sexualidad… Siempre lo he relacionado todo con el abuso sin darme cuenta de que hay muchos más factores en mi vida.
Me he considerado una superviviente durante mucho tiempo por el hecho de haberme mantenido con vida a pesar de todo lo vivido, por haber seguido respirando cuando un deseo de “descansar” era lo más ansiado para mí. Ahora me doy cuenta que eso no era supervivencia, o tal vez sí y estoy descubriendo una puerta que me lleva a la posibilidad de Vivir.
Sé que no puedo romper con mi pasado porque, por un parte, me ha hecho ser como soy pero a veces no nos damos cuenta (al menos en mi caso) que no es lo único que me ha hecho ser quien soy hoy. Ha habido más heridas y muchas historias que no tenían relación con el abuso, pero también ha habido otros grandes momentos que me han llenado de gozo, ha habido sonrisas, amores incondicionales, personas que se hubieran quedado a mi lado si se lo hubiera permitido, ha habido manos que me han agarrado cuando me ahogaba en la oscuridad y cuántas veces lo he olvidado para sólo prestar atención a todas las veces que no recibí esa mano.
Me digo a mí misma, y os invito a hacer lo mismo a vosotros, que Basta ya de ver un cielo sin estrellas cuando las tengo enfrente mía. Basta de ver siempre las cosas bajo el mismo prisma por miedo a ver más allá, a descubrir una vida que está ahí y que no sólo se centra en relaciones de abuso.
Definitiva y simbólicamente, para y mira el cielo porque por muchas farolas que haya siempre puedes ver una estrella tintineando que te indica que estás en el camino adecuado, que estás vivo, que siempre es un buen momento para dar un paso más hacia otras posibilidades.
No importa que retrocedamos, sabemos que tenemos nuestras épocas y nuestras montañas rusas emocionales, lo importante es saber que podemos, es aprender a mirar la vida más allá del abuso, aprender a definirnos como algo más que una víctima o un superviviente de abuso porque tenemos una vida que nos está esperando.
Definitivamente me he cansado de ver la vida tras el mismo prisma y voy a atreverme a mirar, aunque sea de reojo, qué más puedo esperar. Quiero aprender a ver, quiero quitarme las gafas del dolor y aprender a sentir sin que el cuerpo se me encoja por el contacto, quiero que se me erice la piel por placer, quiero vivir.
Lo digo alto, lo digo claro, Soy mucho más que una persona que ha sufrido abuso sexual infantil, Soy mucho más y estoy dispuesta a encontrarme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Participa con tus contribuciones y comentarios