viernes, 7 de septiembre de 2012

¡Papá, no puedes comprar mi silencio!


Fue una noche mala, la noche en que entraste a mi cuarto, llegaste borracho, ahora tengo la certeza que no lo suficiente como para excusarte de haberme violado, ahora también sé que no sos ni fuiste un enfermo, me usaste, esa noche mamá te corrió de su cuarto, ya no te soportaba, nunca sabré que pudo haber sucedido si ella se hubiese levantado y me hubiese protegido, ya no tiene caso, nada cambiará mi pasado, entraste a mi cama, yo era tan pequeña, estaba dormida, sos un bestia, ¿cómo osaste a perturbar mi sueño? eras lo único que me quedaba, luego de haber sido violada por mi tío, de que me castigaran tan severamente por “mentir”, me dijeron que estaba posesa y lo peor es que me lo creí, hasta hace poco tiempo lo seguí creyendo que estaba sucia, inmunda, vos eras lo único que me quedaba, ya había perdido la confianza en mi madre, sólo me quedabas vos y destruiste mi mundo, en una sola noche destrozaste tantos años de mi futuro, en una sola noche perdí la capacidad de comprometerme, de amar, de creer, de confiar. En una sola noche, en minutos comprendí que ya no me quedaba nada, que no era nada.

Cuantas veces te he enfrentado suplicándote me dijeras ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Recuerdas la primera vez que me armé de valor y te lo dije? ¿Recuerdas lo que me contestaste? "Es sólo un pedacito de carne" no te quita nada, nada te impide ser feliz, sentí que el mundo se me venía abajo, si era sólo un pedacito de carne sin importancia por qué insistías en darme más privilegios que a mis hermanos? por qué tenías que darme lo mejor? también me robaste la confianza de mis hermanos, me separaste de ellos, me aislaste, cuantos años sin percatarme de tu abuso psicológico, ahora me duele como hierro fundido, ya no puedo cerrar los ojos, todas tus acciones han adquirido tus verdaderas intenciones: ¡comprar mi silencio!

Me robaste mis derechos más sagrados, profanaste mi mente sembrando en ella porquería, cómo me duelen estos recuerdos, me queman, me llevaste a un mundo oscuro, haciéndome sentir basura, impura, me hiciste cómplice de tus aventuras, me expusiste a otros depredadores tan asquerosos como vos, se me va la vida en limpiar de mi cuerpo y de mi mente, tus manos, tu boca, tu pene que maldigo con todas mis fuerzas, tu peso asfixiante, tu sudor que hasta hoy me produce eccemas en mi piel, mi garganta se cierra, me ahogo, mientras escucho esas palabras infernales: chúpalo como si fuera una paleta. Mi pequeño rostro entre tus piernas, asfixiándome, sintiendo que me ahogaba y el terror, el horror de no entender porque me estabas haciendo eso, si eras mi papá, "mi niña" me decías, eso mismo, era tan sólo una niña, con cuerpo y mente de niña, no tu mujer, ni tu querida. "Si te portas bien, te compro esos colores que me pediste" recuerdo la alegría que sentí, los deseaba tanto, no sabía que el precio sería tan alto. En esa promesa y en mi "portar bien", está la raíz de haberme sentido por tantos años como una prostituta, es aún y no puedo tolerar tan sólo la idea de tener sexo oral, me robaste el derecho a sentir placer en mi cuerpo y de disfrutarlo de las personas que he amado. He hecho tanto daño a tantas personas que intentaron amarme, por no saber cómo dirigir mi odio, mi rabia a quien realmente lo merecía: ¡vos!


Al crecer tus métodos se fueron haciendo más sutiles hasta que deje de percibirlos como lo que realmente fueron: mantenerme callada, a tu lado, por tu seguridad, por tu imagen intachable de padre abandonado, al cuidado de sus hijos, padre preocupado, perfecto, ante todos, perpetuando tu inocencia a través de tu plan maestro, malévolo, hacerles creer a todos que me amabas y querías lo mejor para mi, no me importa lo que los demás crean de vos, lo que me duele es que me creí el cuento de que en verdad me querías y te preocupabas por mí. Ver hacia atrás duele, pero ya no puedo cerrar los ojos, todo es tan vívido ahora, tan real, todo tiene sentido. Papá, ya no puedes comprar mi silencio, el conocimiento de tu barbarie es demasiado, no me importa que vivas en ese pedestal que te construiste a base de mi dolor, esta es mi verdad, no puedes quitármela. Es mi pasado, sólo yo sé el terror que experimentaba cada vez que te acercabas a mi cuarto, todas las veces que me pediste que te acompañara a dormir porque extrañabas a mi madre, el horror de escucharte decir: ¡te pareces tanto a tu mamá! la sensación de tener una piedra en mi estómago al sentir tus manos en esos sucios abrazos. No hay palabras, ni acciones que puedan borrar esos momentos de horror, ni tu rostro aparentemente dulcificado por la vejez, ni tu supuesto arrepentimiento, porque a mí nunca me has pedido perdón y no puedes decir que no te di la oportunidad, la has tenido tantas veces, ya ni lo siento, no voy a mentirme a mí misma, atravesé el umbral del dolor y salí de él sin remordimientos, hice demasiado por vos, no te merecías ninguno de mis esfuerzos por salvarte y lo peor es que en cada intento moría yo, cada vez un poco más.


He llegado a una encrucijada y me ha tocado perder tanto, es el colmo que seas vos el que tenga el cariño y apoyo de mi hermana, a la que críe como hija, un robo más, su amor, ese sí que no te lo perdono, porque sé que le estás haciendo daño y cuando no estés aquí y ella descubra que nunca hubo amor sincero, porque no puedes dar algo que no tienes, cuando eso suceda me quedara su dolor, sus lágrimas, me tocará sanar sus heridas, porque la vas a herir, como todo lo que has tocado en tu vida, como a mi madre que ahora está internada en un hospital psiquiátrico, un robo más, el de la compasión y tolerancia hacia el dolor de nuestra propia familia, una de tus regalos: el mirar hacia otro lado, porque la enfermedad es un estorbo y a los enfermos hay que dejarlos solos, recuerdo con dolor todos esos años en los que quisimos saber de ella y nos prohibiste el contestar sus llamadas, el dolor la enloqueció, siempre antepusiste el dinero a nuestras necesidades emocionales, mi madre está enferma, sin posibilidad de sanar, no sé cómo haces para dormir por las noches teniendo tantas culpas encima. 

He tenido que reconstruirme de cero, cambiando todos esos valores que sembraste, es duro miras hacia atrás, asumir mi parte, pero en eso nos diferenciamos vos y yo, yo los asumo, no les huyo, me duelen terriblemente pero batallo mis demonios, vos como todo en tu vida: lo enterraste profundamente, lo silenciaste. No seguiré la cultura del silencio, la he roto al iniciar mi proceso y sé que lo sabes bien, puedo ver el miedo en tus ojos cuando ves mi determinación, ahora sé que antes de darme cuenta de mis propias fuerzas, vos siempre las has sabido bien, me has temido, por eso te esforzabas tanto en mantenerme cerca, sabes de qué estoy hecha, eso no lograste robarme: ¡mi esencia! puedes seguir tu vida, es tu decisión seguir viviendo a través de una máscara, te escribo porque estoy harta de llevar a cuestas este saco de porquerías: vergüenza, culpa, odio, autorechazo, depresión crónica, rencor, miedo, muchas cosas más con las que sigo batallando, te lo entrego, nunca ha sido mío, vos sabrás que harás con él.

Y aunque encuentres odio visceral en mis palabras te puedo asegurar que he caminado mucho, estoy lejos, muy lejos de todo lo que me heredaste, no te odio, sólo quiero que me dejes en paz, que dejes de insistir en que te diga que te quiero, que respetes mi decisión de no volver a llamarte papá, vos no sabes el dolor que he tenido que pasar, el duelo que ha significado para mi comprender que ese derecho no te lo has ganado. Me quedé huérfana cuando decidiste utilizarme como un "pedacito de carne" para depositar tus deseos sexuales más bajos, allí tienes un derecho vital: el derecho a ser protegida, cuidada, alimentada, vestida, nutrida emocionalmente, uno más a la lista, sin mencionar todas las secuelas que como sobreviviente me dejó el incesto.

Comencé escribiendo con tanto dolor esta carta, con una inmensa opresión en mi pecho, un fuerte dolor de cabeza y deseos de vomitar, al final de estos párrafos, habiendo dado voz a parte de mi pasado, de mi historia, habiendo reunido el valor para gritarte, siento los primeros indicios de paz, estoy en el camino de aprender a amarme y respetarme, mi cuerpo como por arte de magia me está diciendo que era necesario este paso, me siento más ligera, tus juegos mentales ya no tienen efecto en mi, has perdido ese poder.

Me distancio de vos y sé que con ello tendré que afrontar muchas pérdidas más, las asumo, llegará el momento de llorarlas, me quedo con lo que tiene valor en mi vida: mi verdad.


9 comentarios:

  1. Doloroso y muy valiente
    Saldrás adelante porque mereces ser feliz
    Eres un sobreviviente

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Miguel, ha sido muy duro escribirlo. El apoyo de tod@s es el que me ha permitido dar este paso unido a mi necesidad de sacar este veneno que no me pertenece. Nuevamente gracias por el esfuerzo de mantener este espacio donde tod@s reencontramos nuestras niñ@s interiores. Un abrazo.

      Eliminar
  2. Respuestas
    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

      Eliminar
    2. Tus entradas en conjunto con las de otras compañeras sobrevivientes a quienes admiro profundamente, me dan dado el mejor de los regalos: encontrar el coraje en mi interior para reconocer este dolor y trabajarlo. Gracias por ser una de las voces que han arado este caminar tan doloroso.

      Eliminar
  3. Simplemente magistral tu desahogo... Adelante, ya diste el primer paso... Felicidades superviviente...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Gracias Anmagoca! es tan vital sentir este acompañamiento, gracias por leerme y dejar tus comentarios, con ello validas mi verdad, un abrazo inmenso.

      Eliminar
  4. Madre de sobreviente9 de septiembre de 2012, 18:21

    Sé que te ha costado un mundo expresar tús sentimientos, pero te felicito por haberlo hecho y te animo a que sigas adelante que luches por superar todas las secuelas, mereces un futuro mejor, no tienes nada de que acusarte, cuenta la verdad tranquila y claramente. Los que te quieren te entenderán y te apoyarán. Animo y adelante un abrazo muy grande.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Recibo tu abrazo y palabras de apoyo con mucho cariño y muy emocionada. Te admiro por estar aquí, por tomar las riendas y apoyar a tu hij@ en este caminar,un abrazo lleno de emoción.

      Eliminar

Participa con tus contribuciones y comentarios