miércoles, 15 de agosto de 2012

Le saqué el juego a mi sesión de terapia individual


Es interesante cómo un concepto físico como la relatividad se puede hacer tan evidente en una sesión de terapia individual, de esas que una sabe que has sacado mucho provecho, que te la has currado, saliste con raspones, bien jodida, revolcada, en la que apenas llegas y te sueltas a llorar y no puedes (ni debes) parar, pues eso exactamente me pasó ayer, descubrí que el tiempo es relativo, una hora de terapia en la que no estoy presente, es una hora perdida, una hora en la que no me comprometo con mi proceso: es una hora eterna, en cambio, una hora en la que llego con las emociones a flor de piel, con el llanto saliendo por todos lados (por la nariz, ¡qué pena!, ayer dejé que mi terapeuta se encargara cariñosamente de mis mocos) es una hora tan cortita, hoy quiero compartirles lo que muchas de nosotras ya sabemos: el bienestar que se siente al haberle sacado el jugo a tu hora de terapia individual!

Algun@s habrán leído una carta de "agradecimiento" que le escribí a mi madre y abuela hace un par de días, lo pongo entre comillas, porque fueron más reclamos que agradecimientos, esa carta fue el tema central de toda la hora, que alivio el permitirme sentir toda la rabia contenida por años, rabia que salió en forma de llanto, de temblores en todo mi cuerpo, de un dolor que por momentos ahogaba mi voz, sentí tanto, como me dolió, me sorprendí de mi capacidad de sentir, ¿a ustedes les ha pasado? ¿Se han creído secas por dentro?, ¿Han creído haber llorado demasiado de niñas, adolescentes, adultas, que ahora no pueden llorar más? eso me pasa a mí, me cuesta horrores poder llegar al llanto, conectarme con la tristeza para mí no tiene puntos medios, es estar sufriendo a corazón abierto o no sentir nada. Aún tengo presentes las palabras de mi terapeuta, como si la tuviese al lado: ¡así me gusta verte! no se asusten, no es que le cause placer verme en ese estado de crisis, es que si ustedes me conocieran en el día a día, me dirían lo mismo: ¡así queremos verte! sintiendo, viviendo, sin caretas, abriendo heridas para que puedan sanar. No hay forma bonita ni mágica de pasar por esto sin una cuota real de dolor, me descubrí negándome ese hecho, no hay forma de que salga de esto si le sigo teniendo tanto miedo al dolor, a sentir.

Tengo la certeza de haberle sacado el jugo a mi terapia ayer, lo sé porque además de lo obvio: llorar a mares, sentí cada emoción, todo mi cuerpo estaba vivo, todo crujía, me faltaba el aire, me sentí vulnerable, me dolía la piel, me temblaba la voz, todo en mí gritaba ¡estás VIVA!, también lo sé por los hallazgos: de un tema central salieron muchos más y sé que van a seguir saliendo como cucarachas, duras de matar, se que aproveché mi hora al máximo porque al final de la sesión, el reto es comenzar constelaciones familiares para ir sanando esas heridas, significa progreso, ¡ estoy lista! Sólo siendo sobreviviente se puede comprender la alegría de asumir nuevos retos que sabes te van a doler, no parece coherente, pero es así, estoy lista para otros dolores, viene a mi mente unas palabras del Coraje de Sanar: dolor sufrido uno menos por sentir!

Sé que fue de provecho y quiero celebrarlo porque de casi año y medio de terapia, de sesiones semanales, si he llorado en 4, es mucho decir, así de duro es para mí atravesar todas esas murallas, no se lo deseo a nadie, que horrible tener que caer hasta el fondo del abismo para poder abrirte. También se que fue todo un éxito, porque descubrí el por qué odio tanto que me digan que soy fuerte: ¿Qué connotación tiene para mi esta palabra? ¿debería ser positiva, no? pues bueno, no lo es "era" para mi, al contrario, ser fuerte ha significado enterrar lo que he sentido toda mi vida, para que nadie a mi alrededor sufriera, ser fuerte ha significado anularme, matarme una y otra vez, ha significado inventar personalidades, que aún me asfixian, por eso y mucho más la expresión: ¡Que fuerte que sos! la repelo, cambiar la connotación de esa frase es un gran avance, poder recibirla con agrado me parece utopía, pero algo cambió en mi ayer, no me resulta tan odiosa después de comprender que no tengo que callar más, ni tengo que contener mis lágrimas, ni esconder mi dolor, ahora puedo vivirlo, NO, ahora quiero vivirlo. Siento la palabra fuerte, la percibo de otra forma, ahora es: ¡la capacidad de permitirme ser! Por eso sé, con total certeza, que el día de ayer, mi sesión fue un exitazo.

Lo escribo y lo comparto porque sé aunque no quisiera que fuera así, que hay muchas como yo: nos cuesta horrores poder sentir, son tantos los años de estar insensibilizadas que "parece" que nunca más vamos a poder rescatar esa capacidad maravillosa que tenemos como seres humanos, nos fue útil, si, no lo podemos negar, pero ya no lo es, es tiempo de abrirle las puertas y ventanas, aunque se nos venga como avalancha, aunque nos deje revolcadas, porque junto con esos moretones vienen sensaciones maravillosas: poder volver a sentirte la piel, no tiene precio, no lo cambio por nada, no ahora, ni un paso atrás, da miedo, muchísimo, pero vale la pena intentarlo, todo lo que tengo lo doy por sentir, eso incluye irremediablemente: el dolor, no quiero dejarlo fuera, demasiados años pasé "anestesiada" se que conocen el término, le podemos poner todos los sinónimos que queramos, pero al fin y al cabo llegamos a lo mismo: fueron mecanismos para sobrevivir, todo fue válido para no estar presentes en nuestros cuerpos, pues dolía demasiado y no era nuestro momento de sanar. ¿Y ahora? ¿No es acaso zambullirse en nuestros procesos precisamente eso? la búsqueda incesante por recuperar ese mundo perdido de las emociones. ¡Ánimo! se puede y se debe luchar esta batalla, no es imposible, no es un sueño, no nos está prohibido SENTIR, saquemosle pues el jugo a nuestras sesiones, porque es el momento. 

Una última cosa: seamos agradecid@s por la oportunidad de sanar, por los espacios que nos permiten alzar la voz, porque miles no los tienen y eso no es una suposición, tristemente es una realidad. Hace bien abrir los ojos y darnos cuenta que más allá de nuestro dolor, hay mucha luz y esperanza.

¡Gracias por este espacio!

3 comentarios:

  1. Somos fuertes ahora. Por fin nos atrevemos a sacarnos esa coraza impenetrable que nos aislaba del dolor,por fin lo enfrentamos y derramamos todas esas lágrimas retenidas en nuestra alma.

    "seamos agradecid@s por la oportunidad de sanar, por los espacios que nos permiten alzar la voz, porque miles no los tienen y eso no es una suposición, tristemente es una realidad"

    Tienes tanta razón como generosidad,no me había parado a pensar que habría sido de mi sin internet,sin encontrar este blog o a otros supervivientes.

    Un abrazo.

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  2. Se fuerte por ti no por los demás. Me alegra mucho que le hayas sacado el jugo a tu terapia, que te hayas sentido viva, eso demuestra que poco a poco empiezas a enfrentar y a sanar, porque el coraje de hacerlo solo está en ti... Un abrazo

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  3. Amapolita: lo recibo con los míos extendidos :)

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