lunes, 6 de agosto de 2012

La vida sigue.


Una de esas frases “tipo” como yo las llamo, que decimos tantas y tantas veces y que, personalmente, me sacan de quicio. Es una de estas expresiones que tenemos todos ahí en el cajón, que usamos casi sin darnos cuenta y que “pegan” en muchos momentos demasiado distintos unos de otros. Últimamente he pensado mucho en esta expresión porque me la han dicho unas cuantas personas y reconozco que me ha dolido. Claro que la vida sigue, es cierto. Da igual como estemos, bien, mal, regular, la vida siempre sigue hacia adelante pero a veces nos cuesta demasiado seguir su ritmo y qué hay de malo? No pasa nada, aunque la vida siga, a nosotros a veces nos cuesta aceptar y afrontar todas las cosas que vamos viviendo, todos los palos que a veces parece que vienen uno detrás de otro.
El año pasado leí una cita de Graham Greene que me encantó. Quiero compartirla con vosotros:
“A story has no beginning or end: arbitrarily one chooses that moment of experience from which to look back or from which to look ahead.”
Pienso que todos tenemos derecho a decidir en cada momento de nuestras vidas hacia donde necesitamos o hacia donde queremos mirar pero y si mientras luchamos por curar nuestras heridas del pasado no vivimos todo lo bueno del presente? Ése ha sido uno de mis miedos pero me paro a pensarlo y sé que he sabido buscar ese equilibrio. Es decir, mirar y ordenar mi pasado sin anclarme en él. Disfruto un montón de las pequeñas cosas de mi día a día, son esos pequeños detalles los que me llenan de fuerza para seguir adelante con todo.
La verdad es que estos días no están siendo fáciles. La vida sigue y la vida te da palos que para nada tienen que ver con los abusos. No me encuentro en mi mejor momento anímicamente y esta vez la culpa no la tiene mi tío. Esta vez la culpa no es de nadie, quizás simplemente de la vida en sí, que a veces es tremendamente injusta. Siempre digo que lo mejor de estar yendo al psicólogo ha sido descubrir lo fuerte que soy. Me lo estoy volviendo a demostrar. Sigo con mi rutina este verano de ayudar a mi prima en todo lo que puedo, de estar a su lado apoyándola, abrazándola, escuchándola, haciéndola reír… Puede parecer una tontería a lo mejor pero todo esto me ha hecho recordarme a mí misma que puedo sonreír cuando mi corazón está llorando.
Con respecto al tema de los abusos me lo han dicho muchísimas veces, que la vida sigue y que eso pasó cuando yo era muy pequeña, que tengo que ser fuerte y que debo pasar página… El problema es que mi tío sigue estando en mi día a día y tengo que convivir con recuerdos y sensaciones que a veces me resultan muy duras, otras, por suerte, no tanto. La vida sigue adelante pero mientras yo intento no anclarme en mi pasado, tengo que seguir viéndole la cara a mi tío y eso complica muchísimo las cosas.
Llevo un par de semanas en las que veo a mi tío prácticamente todos los días. He tenido reacciones de todo tipo. A veces hasta me he reído y he estado súper “bien” con él. Sí, no me lo creo pero sí. Lo he hecho y me averguenza reconocerlo porque es como si me hubiese pegado una puñalada a mí misma. Me he estado riendo con mi tía y mi tío, los 3 tan contentos pero yo siento que en ese momento no era yo. Era una actriz que interpretaba un papel. Mis sentimientos no estaban conectados con mis acciones. Odio las situaciones tensas y si está en mi mano evitarlas, las evito.

También he tenido momentos de intentar pasar olímpicamente de él. Ayer estuvimos juntos en el hospital 3 horas mientras esperábamos a que a mi prima le diesen el alta. Estuvimos mi vecina de toda la vida, mi tío y yo. Hablábamos los 4 pero yo no le contestaba a nada directamente. Como si no existiese. Evité miradas directas, comentarios directos hacia él de ningún tipo. Lo evité todo. Como si él no estuviese pero reconozco que no siempre lo conseguía. A ratos me sentía fatal, por momentos sentía que la situación se me iba a escapar de las manos y me evadía mirando al cielo, “escapándome” por la ventana. No fue una situación fácil y duró más tiempo del que me hubiese gustado porque además, como os comento, no me encuentro en mi mejor momento anímicamente. Cuando me metí en el coche, ya estando sola, rompí a llorar no sé ya ni porqué. No podía más con la situación. No fue fácil pero es que encima por la tarde era el cumpleaños de mi Ale y él claro, es el abuelo, así que también estuvo ahí. Mi tía “Pásale esto a tu tío. Échale una foto con el pequeñín.” En fin…
Hoy simplemente lo he saludado y ya está, me he quitado de en medio enseguida. He seguido ordenando el cuarto de mi niño y que el mundo girase. Sabía que esto no iba a ser fácil pero no me esperaba que mis reacciones fuesen tan distintas de un día para otro, que a veces finja estar bien y sentir una alegría que no siento y otras lo único que puedo hacer es fingir indiferencia… Y hasta eso me cuesta.
Soy yo la que decido pasar por estas situaciones porque mi prima me necesita. Sé que necesita que la escuche, que la ayude, que la apoye, que la haga reír… Y por ella hago lo que haga falta. Nadie me obliga a hacerlo. Lo hago de corazón y me llena, aunque no sea fácil, aunque termine reventada física y emocionalmente… A pesar de todo eso, siento que me compensa. El resto de mi verano va a seguir siendo así. Sólo espero que todo esto no me pase factura a la larga.

Ayer mi mejor amiga me dijo que recordase que esto para mí hace unos meses era impensable, que ella piensa que estoy creciendo y madurando. Puede que tenga razón. Es cierto que me veo más fuerte, más decidida, con más carácter y más genio y eso personalmente me encanta. Con respecto a esto, tengo las cosas claras y bueno, las llevo pues eso, como puedo, a veces mejor y a veces peor. Sé que ahora estoy más sensible y me cuesta algo más pero también sé que esto no va a durar siempre.
La vida sigue pero a día de hoy me toca seguir viéndole, seguir encontrándomelo… Y eso no es fácil. No hay más que eso. Antes para mí era todo un drama cómo me sentía, cuando sentía que me podía la rabia. Ahora acepto mucho mejor que simplemente tengo días y que hay reacciones que no me espero para nada de mí misma pero quizás es simplemente mi manera de intentar que todo sea un poco más fácil.

Gracias de todo corazón por leerme, por estar aquí conmigo.
Y a ti, gracias por seguir aquí conmigo. Por ti voy a seguir trabajando por curar del todo mi herida y por ayudar a otros, en la medida en que me sea posible, a curar las suyas. Quiero que te sientas súper orgullosa de mí. Lo hago por ti y por mí, por las 2. Gracias por darme ese empujoncito que tanto necesitaba para saltar con todas mis fuerzas. Gracias por seguir saltando conmigo.
Un abrazo muy grande.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Participa con tus contribuciones y comentarios