lunes, 6 de agosto de 2012

EL ABOGADO DEL DIABLO


Por primera vez en más de un año me he visto en la necesidad de habilitar la moderación de comentarios. Sospechaba que tarde o temprano esto ocurriría, pero en el fondo siempre he creído, ilusa de mí, que aquellos que tuviesen algo que objetar sobre el contenido de este blog serían lo bastante educados para hacerlo en privado. Por algo tengo bajo mi perfil una dirección de correo a la que dirigirse de manera mas personal y discreta, y que ya ha utilizado alguna persona de mi pasado.

Y no porque no admita críticas en mi blog. Sino porque yo no lo abrí para crear polémicas ni para que se me tache en público de mentirosa o loca. Como dice alguien a quien aprecio, si en tu casa no acostumbras a cagarte en el salón, ¿por qué lo haces en el salón de mi casa?

Si eres un pederasta o no estás dispuesto a condenar sin paliativos lo que hacen, no eres bienvenido a mi blog.

Y tampoco voy a permitir alusiones directas con datos concretos, nombres o lugares en abierto en este blog. Para todo eso puedes utilizar el correo.

Esta entrada iba a estar dedicada a las “lindezas” de las que se me ha acusado en muchas ocasiones a lo largo de los años. Y casualidades de la vida, varios adultos de mi infancia se han puesto en contacto conmigo dándome su versión de la historia, y en algunos casos me han dejado sus comentarios en el blog. Me he visto en la necesidad de borrar esos comentarios porque daban nombres. Pero no quiero coartar la libertad de expresión de nadie, por lo tanto decidí rescatar aquí extractos de sus palabras, eliminando lo mas personal de los textos.

los enemigos siempre merecen respeto. Su categoría normalmente marca tu importancia (lo que demuestra que yo carezco de ella) pero aún así he pensado que sus palabras me han dado la oportunidad de resumir de manera magistral muchas de las acusaciones recurrentes que he escuchado durante toda mi vida.

Aquí tienes un resumen. Tu eliges: ¿Ángel o demonio?




Que yo recuerde, desde que tengo uso de razón siempre quise ser millonaria. 

Siempre fui una niña de imaginación desbordada capaz de asumir, a veces, como vivencias propias relatos o conversaciones que me contaban o que oía por casualidad. Yo me creía la heroína de un cuento extraordinario, donde los malos eran malísimos y los buenos buenísimos... Y mi hermana sin querer lo alimentó contándome historias y cuentos fantasiosos con superhéroes y supervillanos. Y en algún momento decidí aplicar las “técnicas de superheroína de cuentos” a la vida real pero salí mal parada, porque los cuentos son eso: Historias creadas por alguien que decide cómo y cuándo terminan. La vida real no es así. y espero que sea verdad que necesito ayuda psicológica, porque sino, sería lo que dicen: que soy mala.

Mi familia -la biológica- tal vez sospecharan pero no creyeran que yo tuviera un desequilibrio de tal magnitud, entre otras cosas porque se suponía que para no tener ningún tipo de cicatriz emocional habían procurado alejarme de sus problemas más graves dejándome ir con mis Padrinos, que resultaron ser unos manipuladores que se encapricharon de mí e inventaron todo tipo de argucias para conseguirme. 

Y ahora estoy viviendo como si fuese "mi historia" la vida de mi hermana, pero mezclado con fantasías melodramáticas. Yo no recuerdo que me lo contaran, pero al parecer mi hermana sufrió lo que creo que llaman "síndrome de esposa sustitutoria" o algo así; en la que un hombre -normalmente con las capacidades mermadas por alcohol u otra sustancia- en un proceso de desaparición de su esposa por un prolongado periodo de tiempo (en este caso dos ingresos hospitalarios muy prolongados), cuando tiene una hija adolescente o pre-adolescente intenta sustituir afectivamente a la esposa con la hija. 

Mi padre era un señor muy inteligente, pero con los estudios primarios sin terminar, y la mayor parte de ellos hechos de noche, después de atender a los ganados y la tierra de casa. Que a los 13 años estaba trabajando y a los 14/15 ya empezó a padecer silicosis. Tuvo después un problema del alcoholismo que coincidió con la aparición de mi Madrina en escena. Fue cuando abusó de mi hermana. Mi padre no fue un "angelito", pero cambió muchísimo cuando se juntó con mis Padrinos y su "ambiente". Bueno, esos años en mi casa –la de mis padres- fueron muy complicados, mi madre empeoró y además tenía muchos problemas con su marido. Mi padre que cuando vino para mi tierra natal no bebía nada, empezó a hacerse “bebedor social” que desembocó en una cirrosis hepática. Y además, dependiendo de que estuviera con el entorno de mis padrinos o no, le cambiaba el carácter, se le ponía una mirada “turbia”, de una forma que no se podían explicar en casa. En aquella época mi padre tenía días que no era el de siempre –lo cual no quiere decir que tuviera el carácter diferente, sino que estaba diferente-. Y desde luego va unido a haberse relacionado con la familia que quiso adoptarme; antes era un paisano con unos prontos tremendos.... ¡Pero con límites!. Si no hubiera tenido “ayuda” no se hubiera saltado ninguna barrera.

Y curiosamente todo eso desapareció en cuanto rompió ciertas relaciones. Y mi madre y mi hermana le perdonaron cuando y como lo creyeron conveniente. Mi madre por ciertos problemas matrimoniales, y mi hermana por esos abusos. Y de alguna manera yo he asumido esas experiencias como propias. 

Mi madre ya tenía sus dudas, porque como ya tenía la experiencia de lo que le había pasado a mi hermana, se asesoró con profesionales, por si sucedía otra vez cortarlo de raíz; y estaba más pendiente de mí de lo que yo pensaba, a las reacciones que yo tenía. Mi madre siempre me reñía y me decía: “ ¿que haces en la cama? la cama no es un lugar para jugar, que ya no tienes 5 años. Deja de jugar así, que tu padre no es ningún niño.” 

Y mi padre también procuraba que no volviera a ocurrir. Por eso también la "manía" de él de que yo NUNCA estuviera sola en casa; que mi madre o mi hermana estuvieran en casa cuando yo venía del colegio o de vacaciones. Y se cumplía a rajatabla. Por eso mi Madrina le convenció con facilidad para que yo estudiara con mis Padrinos. El que evita la ocasión evita el peligro. Él no era un monstruo; sí hizo cosas malas, pero con mi hermana y ella le perdonó, que es la que puede hacerlo. Y mi padre siempre soñó con lo mejor tanto para mí como para mi “mellizo”. Precisamente fueron mis hermanos mayores los que se merendaron los errores de mi padre. 

Mi padre no fue un “Santo Varón” precisamente, pero lo pagaron mi madre, mi hermana y de vez en cuando mi hermano mayor, por lo burro que era a la hora de pegarle y castigarle cuando se portaba mal. Pero ni yo ni mi “mellizo” lo vivimos. Fui una niña siempre más adelantada que la edad que tenía, que en cuanto empecé a tener uso de razón, estaba convencida de que lo mejor para mí era ser la hija de un rico en lugar de la hija de un obrero. E hice todo lo que creí oportuno para ello. Lloraba mucho, montaba perretas y pedía ir con “mi” familia (mis Padrinos). Desde que empecé a hablar llamaba “mamá” y sobre todo "papá" a otros señores que no eran mis padres biológicos, y con los años sólo cambiaba el trato cuando las "conveniencias" así me lo requerían: por ejemplo los quince días de vacaciones de verano o la semana escasa que va de nochebuena a nochevieja... Aunque después, en la pre-adolescencia, en un momento dado me volví entre taciturna y halagadora, además de mentirosa. Metida en mi mundo, en el que sólo admitía a mi hermano “mellizo” y, en un momento dado, a mi hermana; aunque nadie ha descubierto jamás si sólo era una estrategia de halago... 

Cuando ya tenía la edad necesaria, no me importó “arriesgar” con mi padre y engañar a mi hermana fingiendo un cariño que no la tenía, para conseguir lo que quería. Cuando vine el verano en el que empezó lo que yo llamo el Año del Infierno, las cosas fueron como siempre, es verdad que yo ya era un poco demasiado "descarada", pero todos lo atribuyeron a la pre-adolescencia, además siempre me iba a jugar con papá.... Sólo cuando me dijeron que no volvía con mis Padrinos, a los 3 días le dije a mi hermana: "Oye, ¿Te acuerdas lo que te pasó con papá? pues me está pasando a mí".... Y lo primero que se preguntó mi hermana fue “¿Qué podía saber ella que me pasó con papá? ¿Y cuándo, si yo NUNCA la dejaba sola?...” 

Algunas niñas, o bien adecuadamente aleccionadas o bien de motu propio, pueden ser unas seductoras de adultos para conseguir un fin determinado. Es lo que se llama “síndrome de Lolita”. NO ES LO NORMAL, desde luego, pero puede suceder y veo que ha sucedido. También es verdad que después, de adultas, suelen tener muchos problemas si no encuentran una vida equilibrada emocionalmente que les haga reasumir su realidad. Pero eso ya lo estoy viviendo. Otra cosa es que normalmente acaban en un Correccional o Reformatorio por denuncia de los mismos adultos y en algunos casos pues el adulto “pica” y cae de lleno. Fue el caso de mi padre. 

Cuando supe que no volvía con mis padrinos, me volví una especie de "Lolita" con papá. Mi hermana tenía unas broncas tremendas con él porque siempre, sin fallar, todos los domingos yo me levantaba y me iba a la cama de papá, y mi hermana iba detrás y me mandaba salir de la habitación.... sobretodo, cuando mamá se levantaba a hacer el desayuno y yo no quería ir con ella. Y yo me negaba y decía que estaba jugando.... Y papá comentaba que mi hermana era una envidiosa.... Es verdad que a veces me llamaba él. Pero también es verdad que me habían dicho desde el primer día, que bajo ningún concepto fuese a la cama del matrimonio, que ya no era una niñita. Que si me llamaba mi padre le dijera simplemente que estaba con mi hermana o con mi madre. Y estas movidas era un fin de semana sí y otro también. Pero era yo la que provocaba la situación. Y cuando me llamaban la atención siempre argumentaba que "Era para disimular, que no se preocuparan que si pasaba algo las llamaría"... 

Un día mi hermana se enfadó y me advirtió que si seguía así hablaría con mamá -ella estaba más pendiente de lo que yo creía, pero como estaba mi hermana delante se sentía segura- y el colegio interno donde estaba lo sustituían por otro más cerrado donde sólo tuviera las visitas en él y donde definitivamente no pudiera tener contacto con nadie. Porque no se puede acusar a una persona y luego meterse en su cama, que ya no era una niña pequeña para determinados juegos que provocaba... Y era verdad iba camino de los 14 años. Y yo me puse chula amenazando con mi Madrina, su título de abogado y la cárcel, si no conseguía volver con ella. 

Mi padre no tenía que haber picado como picó, tenía que haber cortado, y si era necesario que mis padres me hubieran metido en un Internado Cerrado un par de cursos escolares, aunque yo dijera que les odiaba. Y eso no me convierte a mí en “inocente”. Mi padre y yo tuvimos la misma culpa en proporción directa a nuestra edad. 

En aquella época yo ya había demostrado que estaba dispuesta ha hacer “lo que fuese necesario” para conseguir mis objetivos: en este caso volver con mis Padrinos. Lo que pasa es que mis padres y mis hermanos nunca se lo habían tomado en serio hasta entonces. Ya tenía 13 para 14 años, y sabía muy bien lo que hacía. Otra cosa es que a lo mejor “alguien me diera las pautas a seguir”… 

Cuando robé los anillos de la casa donde trabajaba mi madre, lo hice para conseguir el billete para ir a la localidad de mis padrinos. Pensaba venderlos, aunque no se a quién ni como. Y también llevaba robando a mamá y a papá dinero para comprarme no se qué en el quiosco de abajo. les dije que cogía sólo monedas para que no se notara. De todas formas, Como en casa el dinero nunca abundó pues no podía robar mucho, pero conseguí una buena cantidad, llevaba como tres meses con la faena. 

Y llegó el día de autos; era viernes, estábamos haciendo una tortilla de patatas mi hermana y yo y llegó papá, vino a la cocina y ella le dijo que yo estaba ayudando. Y a mí me dijo, más o menos: "no te muevas, estás aprendiendo a hacer la tortilla que es lo que tienes que hacer". Papá marchó para la habitación "SOLO". Y yo seguí en la mesa con mi hermana. De repente como a los 5 minutos me fui con mi padre. Mi hermana salió volando hacia la habitación y me encontró a mí tan tranquila tumbada sobre la cama con la falda levantada -sólo-, y a mi padre que se iba a subir a la cama.... Ella lo cortó de raíz. Papá se marchó de casa al instante, y se hizo lo que se tiene que hacer en estos casos: denunciar. Después de reñirme por la situación –“¿quién te ha mandado ir a la habitación, sobre todo cuando te he avisado y sabes que tienes mi protección?”-, nos subimos al autobús y puso la denuncia en Comisaría, para ver si se aclaraba todo eso de una vez; es verdad que en la primera denuncia no quiso explicar el proceso previo, limitándose sólo y exclusivamente al día de autos. Como mi hermana aún era menor (le faltaban unos meses para la edad legal) llamaron a mi madre, que ratificó la denuncia haciendo constar que ella no era testigo, pero que ratificaba la denuncia de su hija mayor en la que tenía total confianza. Es la única denuncia que existe, y mi madre “sospechaba” que lo que había pasado era una denuncia para poder irme con mis padrinos aunque apoyó a mi hermana y la ratificó. 

Empezaron a creer a mi hermana cuando les dijo que no entendía porqué yo me metía en la cama y jugaba con tanta tranquilidad con papá, si después le decía a ella que le tenía miedo. Mi hermana sí sabía en primera persona la actitud y sentimientos de una niña ante su supuesto abusador cuando está en una situación o lugar donde se siente segura.... ¡Ni de coña te acercas a él!. Te lo tienen que pedir reiterada veces. 

Pero las cosas no fueron como pensaba y en cuanto tuve la mayoría de edad tuve que volver a esos orígenes que “despreciaba”. Y como tampoco conseguí los objetivos que me propuse en esa nueva etapa, busqué el vengarme. Pero como tampoco lo he logrado, por lo menos en los términos que pensaba, pues me he ido vengando como he podido, obligando a mi hermano mas mayor a que pusiera su pensión de retiro a mi nombre, segándole el nieto a los abuelos, escribiendo donde se pueda leer lo que pueda hacer daño, Hablando lo que he creído conveniente, a ser posible que duela.... Pero todo eso a la larga tiene un coste emocional que ahora es el que estoy pagando.

En resumen, en los abusos, AMBOS DOS FUIMOS CULPABLES. Y YO YA NO ERA INOCENTE cuando volví por última vez de la casa de mis padrinos con doce años. Y para todo lo demás, los responsables fueron mis Padrinos. 

Debo dar las gracias a mi hermana por no denunciarme por “incitar” a mi padre a los abusos -me hubieran metido en un correccional- y debo dar las gracias a mis padres porque nunca quisieron obligarme judicialmente a que les llevase a mi hijo todos los meses un día entero –al menos- a casa, ya desde que nació, como les recomendaron. Resumiendo en casa se ha tenido conmigo el Respeto, por no decir cariño, que yo nunca les he tenido, sobre todo ya de adulta. 

Ahora estoy asumiendo otra vez el “rol” de “pobre princesita desgraciada” asumiendo como mías las vidas de personas que tal vez a través de Internet he conocido, con verdaderas tragedias por abusos infantiles. ¿Por qué no empiezo a bajar a la tierra desde mi “estratosfera de princesa humillada”? A veces sólo nos vemos victimas y no vemos la otra cara de la moneda. 


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