martes, 19 de junio de 2012

Cuando sólo deseas morir: Intento de suicidio


Aún recuerdo la primera vez que decidí acabar con mi vida, ilusa de mí pensaba que el alcohol era una forma de morir rápidamente y que beberlo haría que mis días terminaran con la misma velocidad con la que sufría. Era una niña.
Estar a solas en casa era algo normal, ya no salía de casa sino era obligada al colegio, me pasaba las tardes tirada en el suelo o en la cama pidiéndole a Dios que, por favor, terminara con mi vida porque era tanta la agonía que no podía soportar ni un minuto más.
Empecé por beber un poco cada día, la bebida más fuerte que conocía y había en casa. Aún estaba lo suficientemente cuerda porque me preocupaba hacer sufrir a mis padres, que se dieran cuenta y me regañaran. Como veía que no surtía efecto lo del alcohol, robé unos cigarrillos de los que regalan en las bodas de mis padres y, por las noches, me sentaba en la ventana de un noveno piso a robar lo que pensaba que eran los años de mi vida, sino tenía el valor para saltar tenía que conseguir morirme pronto.
Como comprenderéis, esto eran las ilusiones de una niña que creía que el alcohol y el tabaco mataba más rápidamente de lo que era en realidad.
En mi caso hice mi primer intento de suicidio tras ver como nada podía sostener mi angustia, como no había nada que mejorara toda la sensación de estar ganándome terreno el dolor, estaba desgarrándome por dentro, estaba muerta en vida… Tras ver que Dios no atendía mis súplicas y no moría, porque rezaba y rogaba con tanta devoción que era lo único que pensé que podía matarme sin hacer daño a nadie, sólo deseaba morir.
Ese intento de suicidio fue en vano y no me devolvió a la vida, pero sí me hizo sentir que era una egoísta por el sólo hecho de pensar en ello, aunque en la actualidad siempre pienso que qué bonito sería “descansar” sin tanta agonía.
No soy alcohólica y no tengo serios problemas con el alcohol, no desarrollé ninguna adicción de momento a esta sustancia pero sí siento la necesidad en momentos puntuales de mi vida de tomarlo como medio para contener el dolor y subsistir.
Contándoos esto a vosotros me acabo de dar cuenta que el beber alcohol y fumar, para esa cabecita de niña, ya estaba siendo un intento de suicidio porque realmente creía que podría matarme así como aquel que toma un poco de veneno diario para terminar con todo.
Cuando el dolor se hace tan insoportable, no hay más infierno que el que se vive aquí abajo, en el día a día, en la más absoluta soledad rodeada de abusadores. Llega un momento en el que ya no se puede huir porque no hay donde correr, cuanto antes ocurra antes ha pasado, un cuerpo  muerto en vida, un corazón que no se sabe porqué sigue latiendo, soñar de forma constante con saltar como un ángel, con morir, con descansar…
Aún no puedo dejar de preguntarme cómo salí de aquello y dejé de intentar morir a subsistir, sólo sé que memoricé esta frase “El dolor es efímero” y la tengo tatuada en el corazón para darme fuerzas para continuar cuando vuelvo a perder la esperanza de que todo sólo puede ir a mejor.
http://aspasi.wordpress.com/2012/06/19/cuando-solo-deseas-morir-intento-de-suicidio/

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