lunes, 25 de junio de 2012

Aún así...


Me trago mi tristeza con un toque de amargura hasta vomitar el miedo y la angustia que me envenenan, espero a estar sola para hacerlo porque nadie a mi alrededor entiende mi dolor y todos dicen “ya pasó, olvídalo”. Sí, ya pasó; no, no lo puedo olvidar… había vivido muchos años como autómata, con todos mis demonios dormidos  pero han despertado y son reales y están en mi presente. Lo que pasó ya no me hace daño… son los demonios que se han quedado los que me hacen daño, eso no lo entienden. Es mi cruzada y nadie puede hacerlo por mi, pero sería lindo  en vez de escuchar un “ya pasó”, escuchar “tienes razón de sentirte así, sigue luchando como hasta ahora, has sido muy valiente”; sería lindo una mirada a los ojos en vez de una mirada hacia el suelo.

Hago un nuevo recuento de las espinas para descubrir que hay más con cada nuevo recuerdo, algunas se hunden más otras sólo están ahí, ya no las siento, otras todavía hacen sangrar mi alma. Poco a poco voy quitando algunas, pero siempre habrá espinas para quitar.

Me envuelvo en una sábana de pesadillas para dormir, en contra de mi voluntad. Cada noche es una lucha a muerte entre mis fantasías y el infierno de mis recuerdos, la única baja soy yo.
Mi sonrisa es el escudo que me pongo todos los días para sentirme normal y no caerme a pedazos en cuanto pongo un pie en la calle a la hora de salir a la vida. Me preguntan si estoy bien… digo que sí, tan solo ha sido una mala noche… ¿mentira o verdad a medias?  Casi nunca contestaré que me siento fatal y que es porque mis demonios han estado acosándome… aunque esa sea la respuesta casi siempre.

Mi camino es largo.  A momentos  el paisaje es hermoso, tanto que parece un sueño; pero hay temporadas en que tienes que atravesar un pantano al que apenas sobrevives porque el lodo te llega hasta la cabeza, hay que hacer un esfuerzo sobrehumano para poder mantenerte en la superficie y poder respirar… es un pantano traicionero y sin honor porque nunca te tragará por completo jugará contigo hasta que te canses o salgas.

Sigo aquí, sin embargo estoy muy cansada y ya no puedo volver al estado de animación suspendida en el que me encontré durante muchos años, ya no me serviría de nada… sólo me queda tomar un respiro y seguir ¿cómo lo hago cuando duele tanto vivir? Duele tanto que lo siento en cada fibra de mi cuerpo, el dolor es real y quisiera desgarrarme la piel para dejar de sentirlo.  ¿Cómo lo hago si siento el alma muerta? ¿Cómo lo hago si siento la voluntad quebrada? … sé que lo he hecho antes y cada vez he utilizado una herramienta diferente, pero ahora no encuentro una que funcione, es cansado buscarla mientras te esfuerzas por mantenerte cuerda y con vida, estoy cansada.

Estoy cansada y aún así lucho contra mis demonios, quito las espinas, desahogo mi miedo, paso malas noches, sonrío y me aferro a la vida. Duele tanto...


miércoles, 20 de junio de 2012

Miedo al sexo


Hace unos días hablábamos de las posibles secuelas relacionadas con lasexualidad y al leerlo pensé en mí misma, en cómo me afecta a mí y concretamente como vivo yo mis relaciones sexuales.
Lo primero que podría deciros es que me da miedo el “pene” en singular y en plural, porque es uno pero en realidad lo tienen todos. Mi primera relación sexual consentida fue tras muchos días de estar desnudos sin hacer absolutamente nada, entrando en crisis y saliendo de cada una de ellas hasta que dejé de tener miedo de mi pareja, sexualmente hablando, y fue entonces cuando pudimos dar el paso.
Después en las mínimas relaciones esporádicas que he mantenido no he podidomirar ni tocarle “ahí”, mi único objetivo era probar qué pasaría sí… Y lo que pasó es que descubrí lo fácil que podía ser tener relaciones sexuales, muy distinto a disfrutar de ellas, sólo tienes que dejarte, eso sí, luego te sientes como una cualquiera que sólo sirve para satisfacer a un hombre sexualmente a pesarde que éste pueda ser el hombre más cariñoso y respetuoso, porque la que se obliga es una misma. ¿Os ha pasado alguna vez?
Tampoco puedo tener orgasmosni conmigo ni con nadie, he estado muy cerca de tenerlos pero acababa temblando de miedo y llorando, sé que hay algo en mí que hace “clic” no sé si son los recuerdos que desconozco o que yo misma me impido disfrutar.
Lo que comprobé con mi cuerpo es que hay zonas que no se pueden tocar, hay momentos en los que desconecto de mi cuerpo, el cuerpo se queda pero yo no estoy ahí y aún no aprendí a pararlo, me pierdo lo que siento pero también he pensado que es una defensa para no revivir… Esto es un tema a trabajar para mí.
Si algo descubrí con todas estas experiencias es que lo imprescindible es el respeto hacia uno mismo para no hacernos más heridas, la necesidad de unacomunicación sana ya sea con la pareja o el esporádico para que respete los tiempos y entienda lo que ocurre.
Soy consciente de que puede que aún me queden más, de que al practicar más sexo pues puede que comience a detectar más secuelas pero de momentorenuncio al sexo sola y en compañía, y como asusta decirlo en “voz alta”

martes, 19 de junio de 2012

Cuando sólo deseas morir: Intento de suicidio


Aún recuerdo la primera vez que decidí acabar con mi vida, ilusa de mí pensaba que el alcohol era una forma de morir rápidamente y que beberlo haría que mis días terminaran con la misma velocidad con la que sufría. Era una niña.
Estar a solas en casa era algo normal, ya no salía de casa sino era obligada al colegio, me pasaba las tardes tirada en el suelo o en la cama pidiéndole a Dios que, por favor, terminara con mi vida porque era tanta la agonía que no podía soportar ni un minuto más.
Empecé por beber un poco cada día, la bebida más fuerte que conocía y había en casa. Aún estaba lo suficientemente cuerda porque me preocupaba hacer sufrir a mis padres, que se dieran cuenta y me regañaran. Como veía que no surtía efecto lo del alcohol, robé unos cigarrillos de los que regalan en las bodas de mis padres y, por las noches, me sentaba en la ventana de un noveno piso a robar lo que pensaba que eran los años de mi vida, sino tenía el valor para saltar tenía que conseguir morirme pronto.
Como comprenderéis, esto eran las ilusiones de una niña que creía que el alcohol y el tabaco mataba más rápidamente de lo que era en realidad.
En mi caso hice mi primer intento de suicidio tras ver como nada podía sostener mi angustia, como no había nada que mejorara toda la sensación de estar ganándome terreno el dolor, estaba desgarrándome por dentro, estaba muerta en vida… Tras ver que Dios no atendía mis súplicas y no moría, porque rezaba y rogaba con tanta devoción que era lo único que pensé que podía matarme sin hacer daño a nadie, sólo deseaba morir.
Ese intento de suicidio fue en vano y no me devolvió a la vida, pero sí me hizo sentir que era una egoísta por el sólo hecho de pensar en ello, aunque en la actualidad siempre pienso que qué bonito sería “descansar” sin tanta agonía.
No soy alcohólica y no tengo serios problemas con el alcohol, no desarrollé ninguna adicción de momento a esta sustancia pero sí siento la necesidad en momentos puntuales de mi vida de tomarlo como medio para contener el dolor y subsistir.
Contándoos esto a vosotros me acabo de dar cuenta que el beber alcohol y fumar, para esa cabecita de niña, ya estaba siendo un intento de suicidio porque realmente creía que podría matarme así como aquel que toma un poco de veneno diario para terminar con todo.
Cuando el dolor se hace tan insoportable, no hay más infierno que el que se vive aquí abajo, en el día a día, en la más absoluta soledad rodeada de abusadores. Llega un momento en el que ya no se puede huir porque no hay donde correr, cuanto antes ocurra antes ha pasado, un cuerpo  muerto en vida, un corazón que no se sabe porqué sigue latiendo, soñar de forma constante con saltar como un ángel, con morir, con descansar…
Aún no puedo dejar de preguntarme cómo salí de aquello y dejé de intentar morir a subsistir, sólo sé que memoricé esta frase “El dolor es efímero” y la tengo tatuada en el corazón para darme fuerzas para continuar cuando vuelvo a perder la esperanza de que todo sólo puede ir a mejor.
http://aspasi.wordpress.com/2012/06/19/cuando-solo-deseas-morir-intento-de-suicidio/

UN COMPROMISO MAS AMPLIO

A medida que curas, a medida que te sientes más cuidada, más equilibrada y completa, iras descubriendo que tienes energía para dirigir hacia fines creativos y sustentadores de vida. cuando ya no estés luchando por soportar y arreglartelas día a día, puedes comenzar a influir y fluir en el mundo. "Lo que más me sorprende es que las supervivientes pueden estar en el mundo y funcionar completamente usando tan solo un 20% de su capacidad. ¿Te imaginas lo que seremos capaces de hacer cuando saquemos a la luz el otro 80%? Si fueramos capaces de recuperarnos, de detener el abuso y el maltrato y de curar a toda la gente, el mundo en que vivimos sería fenomenal". 


Si pensamos en todas las formas en que nos han atrofiado, en toda la energía que hemos consumido simplemente para mantenernos asidas por las uñas, en todo lo que podríamos haber creado o realizado, o sencillamente disfrutado, si no hubieramos tenido que tambalearnos bajo el peso del abuso, tendriamos una lista enorme. Si eso lo multiplicamos por el número de mujeres en lucha, no solo las de ahora sino de décadas y siglos pasados, el resultado es impresionante.


Hasta aqui el escrito ha sido tomado de el maravilloso libro "El coraje de sanar"... he vuelto a sentirme débil, he vuelto desde lo profundo de mi, a sentir el deseo de abandonarme, el deseo de seguirme dañando con cosas que JAMAS valieron la pena! con culpas que no son mias! Con cargas que estoy cansada de llevar en la espalda. Mi peso se ha aligerado, pero de momentos todo se revuelve y el compromiso que he hecho conmigo misma, parece desvanecerse, me aferro a él. Me aferro y necesito seguir mi camino. Estableciendo un compromiso más amplio con mi espíritu de niña y el de la mujer que ahora soy.


ANONIMO

viernes, 15 de junio de 2012

Juego de niños.


¿Pudo jugar?
- ¡No!... no fastidies
- Solo un ratito...
- ¡Que no! esto es un juego para niños, vete a tu cuarto 

No había niñas de mi edad con quien jugar cerca de la casa, admiraba a mis hermanos y quería divertirme como ellos que sí tenían amiguitos y sí se la pasaban todo el día divirtiéndose. Mis hermanos... que en realidad son mis tíos pero como mis abuelos se hicieron cargo de mi nos educaron como hermanos, jamás les llamé tíos siempre me dirigí a ellos por su nombre, la diferencia de edad entre ellos y yo es de tan solo 8 años, para mí eran mis hermanos... ellos me defenderían, me cuidarían y algo que me gustaba presumir es que son mellizos... 

Había días en que me demostraban su cariño, jugaban a las muñecas conmigo y nos inventábamos historias de héroes y villanos, me traían paletas heladas y me prestaban atención; aunque como en cualquier relación de hermanos habían rencillas por cosas como una caja de colores extraviada o travesuras por el estilo. No se cuando ocurrió, pero recuerdo quién fue el primero de ellos en convertirme en su muñeca a la hora de jugar... Les llamaré Ariel y Daniel. Y bueno... a momentos verán que hablaré de ellos como mis tíos y a momentos como mis hermanos... es complicado lo sé pero así fue lo normal para mi.

- ¿Pudo jugar?
- ... Esta bien, pero en nuestro cuarto
- ¡¿De veras?!
- Sí... vamos a jugar a la casita
-¡Sí!... voy por mis muñecas...
- No, no las traigas, hoy yo seré el papá y tu la mamá. Daniel y Emanuel serán nuestros hijos. Ahora espera a que prepare todo

Emanuel era un vecino que pasaba mucho tiempo en casa, amigo de mis tíos. La habitación de mis tíos tenía literas y Ariel se dedicó a acomodar una sábana debajo del colchón de la cama de arriba para que quedara sujetada y así quedara hecha la "casa", mientras tanto Daniel y Emanuel jugaban con unos cochecitos ignorando por completo lo que ocurría... ese juego en realidad sería entre Ariel y yo. La litera estaba arrinconada en una esquina de la habitación y en el rincón Ariel puso muchas almohadas y además puso más sábanas.

- Entra y acuéstate en sobre las almohadas... yo "voy a salir"... no te salgas

Lo escuché jugar con Daniel y Emanuel un rato y luego volvió, comenzó a tocarme por encima de la ropa y yo me sentí incómoda, comencé a dar patadas pero me sujetó con fuerza...

- Shhh, ¡cállate! si te oyen te van a acusar y te van a regañar

Me sujetó en ese momento las manos con fuerza, hasta que sentí que únicamente colgaban un par de trapos de mis muñecas, me recosté y me bajó la ropa interior... ese día supe lo que era que alguien se frotara en mi entrepierna... sentía que me quemaba porque él tenía puesta su ropa, después me manoseó y luego experimenté lo que era el sexo oral sin saber en realidad que eso era, yo simplemente me quedé quieta, apenas podía respirar y mi cuerpo se tensaba por completo. Después de eso jugar a la casita significaba otra cosa, yo accedía porque si no me lastimaba... me retorcía las manos, me sujetaba los brazos por detrás de la espalda hasta que sentía que se desprenderían o algo por estilo. Cuando intentaba alejarme mientras me hacía sexo oral me sujetaba de la cadera y me clavaba los dedos... terminé por entender que nunca le ganaría en cuanto al tamaño y a la fuerza; además siempre me amenazaba con que mi madre dejaría de quererme y que haría a la familia muy triste, siempre me decía que era una llorona y que era una tonta.

Cuando lo único que quería era lastimarme solo me sujetaba las manos y las retorcía, al principio yo lloraba y forcejeaba, pero aprendí que eso sólo lo animaba a lastimarme más, así que dejé de llorar, aprendí a controlar mi dolor, aprendí a desconectar partes de mi cuerpo para no sentir dolor y también aprendí que mi mejor defensa en esos momentos era dejar que me pegara a su cuerpo y morder... eso le daba risa y me decía "más fuerte... ¿ves? no me lastimas". Entonces ese juego dejó de ser divertido y dejó de hacerlo. ¿Si me defendía de eso por que no me defendía igual de la agresión sexual? porque se enojaba, su mirada se desorbitaba y se volvía más violento... parecía un animal; ya le había visto golpear a mi abuela, a Daniel... para someterlo se necesitaba de dos personas por lo menos, siempre se peleaba en la escuela... eso me daba miedo, con los otros juegos si me defendía su reacción era aburrimiento, cuando se metía entre mis piernas y yo intentaba defenderme aunque sea un poco su reacción era furia. Además le había quemado la cara a Daniel con un tenedor caliente por "juego", para ver qué pasaba; cuando eran más pequeños prendieron fuego a sus camas... 

Daniel fue iniciado en el juego de la casita poco tiempo después, yo ya no me negaba simplemente dejaba que pasara y mientras menos oposición ofreciera más rápido se acababa el asunto. De la litera y el juego de la casita pasamos al juego del escondite, pensé que estaría bien pero no fue así... el clóset se volvió la mazmorra y si intentaba defenderme me tapaban la boca y la nariz y volvería a respirar si cooperaba.

Ariel en cuanto tuvo novia me dejó en paz para ese entonces yo tenía unos 10 años... y me violó cuando yo tenía 16 años. 

Daniel era el "cariñoso" de los dos, eran ambas caras de la misma moneda, era más cuidadoso incluso gentil, qué estúpido suena eso... pero si los comparamos así eran las cosas, así son ellos. Los abusos de Daniel terminaron cuando tenía unos 11 o 12 años y jamás volvió a ponerme una mano encima. Era mi hermano favorito, porque me ayudaba con las tareas, iba por mi al colegio cuando mi abuelo no podía, veíamos la TV juntos y jugaba de otras maneras conmigo. Como dije en alguna ocasión... uno era el malo otro era el bueno.

Entre los 12 y los 16 años tuve un "descanso" de agresiones sexuales, pero seguían invadiendo mi privacidad, seguían tomando mis cosas sin permiso,seguían burlándose de mi peso y de mi gustos. Yo ya no era necesaria porque ya tenían novia, pero eso no les impedía seguir humillándome de otras maneras.

Antes pensaba que yo era la consentida de mi abuela, porque siempre tenía lo que quería pero desde hace unas semanas pienso que más bien eran indemnizaciones... siempre, cada vez que ellos me hacían algo ya sea romper un juguete, comerse una golosina mía o que me hicieran llorar por una broma pesada mi abuela decía "déjalos ya luego te compro otro", "déjalos no les hagas caso", "déjalos ya van a ver"... pero jamás vi que les quiten su mesada para reponer mi juguete roto, jamás vi que les mandaran a la tienda para que compraran una golosina para reponer la que se habían comido, jamás vi que les prohibieran ir a alguna fiesta... Después de la violación mi abuela me compró todo aquello que yo quise, da qué pensar ¿no es así?

Ariel ya ha abusado de su hijastra, Daniel tiene una hija y no sé que pasará... a veces pienso que es tan víctima de Ariel como yo pero eso no es excusa o justificación para lo que me hicieron, la diferencia de edad entre los hijos de mi madre con su esposo y yo es de 9 años, y NUNCA se me cruzó por la mente jugar a "la casita" con ellos, cuando me decían que les cambiara el pañal me sentía lo peor del mundo y cuando me decían que les bañara era peor... me sentía morir, sentía que era una persona horrible, ante mi nerviosismo mi madre y mi abuela pensaban que era porque jamás había atendido a un bebé pero que tenía que aprender. 

Yo tenía unos 4 o 5 años cuando jugaba a "la casita" con mis tíos, habrá quien diga que es imposible, que estaba muy pequeña para tener recuerdos tan claros de esa edad... pues sí  los tengo  y no solo recuerdo esos hechos, recuerdo algunos juegos del jardín de niños o mi fiesta de 4 años y algunos paseos al zoológico. Tengo muy buena memoria en cuanto a las imágenes... y esa buena memoria es mi maldición, porque cuando esas imágenes se conectan con los sentimientos y el recuerdo se completa y vivo un infierno.

En los últimos meses me he preguntado algunas cosas: ¿quién les enseñó eso? ¿quién les hizo eso? ¿fue mi abuela y por eso les defiende de modo tan demente... para no ser descubierta? ¿fue alguna visita? mi abuela daba posada casi cualquiera (ya saben ella tan caritativa y generosa) ¿fue el familiar de alguno de sus amigos? ¿QUIÉN? ¿QUIÉN? ¿QUIÉN?; sé que no tendré respuestas, sé que eran unos niños pero no puedo sentir pena por ellos... no puedo... yo escogí no hacer pasar a mis hermanos menores por el infierno donde me llevaron... mis tíos pudieron haber hecho lo mismo por mí. Mis hermanos menores han sufrido mis secuelas, mi manía de controlar mis cosas, mis explosiones de histeria... es algo que lamento mucho, pero en ese entonces ni yo misma sabía lo que me pasaba y he intentado compensarlo estando para ellos cada vez que me necesitan.

Para muchos el monstruo es alguien mucho mayor, alguien con cara de hombre y que ya tiene la edad suficiente para tener una barba tupida y las manos callosas por el trabajo, mis monstruos son unos niños. Por mucho tiempo menosprecié mi historia por esto (aún lo hago), sentía que no tenía derecho a quejarme o hablar de ello porque no se trataba del estereotipo del hombre borracho y maltratador... ¡eran unos niños, por el amor de Dios!

A pesar de todo esto me siento aliviada... no tengo idea de cuán larga es la cadena de abusos en mi familia, pero al menos yo, en lo que a mi me toca, la pude romper y espero que los juegos de niños de mis hermanos menores hayan sido solo eso y que no haya llegado la influencia de mis tíos a ellos, espero haber roto el silencio a tiempo, mi madre dice que si y yo le pido a Dios con la poca fé que me queda que así sea.

Hasta la fecha me da tristeza el ver que los niños jueguen, no puedo recordar el haber jugado con tanta inocencia y felicidad, pero al mismo tiempo me da gusto que puedan hacerlo, me da gusto pensar que hay niños cuya infancia es verdaderamente feliz.

http://pandorasboxasi.blogspot.mx/

Un día, una mañana.

Una historia más:

Una chica de unos 27 años pasea con su perro. Normalmente se le acercan personas a hablarle que también pasean a sus mascotas. Muchos de ellos son amables, otros tienen que mantener conversaciones "tipo ascensor" mientras los perros se saludan. Pero centrémonos en la chica. La mayor parte del tiempo disfruta de ese paseo. Le encanta. Es el único momento del día en el que está en la calle y no tiene miedo. Porque de alguna forma se siente protegida con el perro. Aunque el pobre es muy asustadizo y jamás haría daño a nadie, de alguna forma ella siente que no le puede pasar nada si está con él.

Esa mañana estaba algo triste. Algunas veces se siente triste por las mañanas. No siempre es por las pesadillas, pero a veces si. Esta mañana no era por las pesadillas. No sabía muy bien porqué pero reconocía su tristeza y no le preocupaba.

Paseando se encontró con un cachorrillo muy pequeñito que salió corriendo a jugar con su perro. No llevaba collar y el chico que lo acompañaba le explicó su historia. Acababa de comprarlo y no sabía muy bien cuidarlo todavía. Estaba aprendiendo. A la chica le llamó la atención el chico. Era un adolescente de tamaño grande. Un chico de unos 20 años o igual algo menos, pero fuerte. Algo en su cara hizo que la chica sintiese la tristeza. A ella se le daba bien reconocer la tristeza en los ojos de los demás. Además, aunque le avergonzaba reconocerlo, era licenciada en psicología, por lo cual además de ver la tristeza en los otros había aprendido a encontrar las razones de esa tristeza.

Las personas que se paraban a hablar con ella siempre acababan contándole historias porque ella manejaba muy bien el silencio. Sabía hacer que el otro se sintiese cómodo hablando, era una habilidad que había aprendido de pequeña, así ella no tenía que hablar. En este caso su intuición fue correcta. El chico estaba triste. Le contó su historia. Una de esas historias de las cuales hay millones pero siempre te rompen un poco el alma al escucharlas. Familia desestructurada, chico con problemas emocionales muy probablemente debido al abandono de la madre desde muy pequeño. Un padre adicto a la cocaína que vivía de ocupa y apenas si prestaba atención al chico más que para comprarle cosas cuando conseguía algo de dinero de forma muy poco honesta... Esas historias hacen que uno se enfade de veras con el mundo... o hacen que uno se ponga realmente triste. El chico era un adolescente, algo mayor, si, pero en sus ojos se podía ver el niño que una vez estuvo solo.

De repente algo cambió. La chica estaba cómoda, se sentía bien pudiendo escuchar lo que le contaba. Pudiendo ayudar al chico aunque solo fuera prestándole un rato de su tiempo, aunque solo fuese escuchando lo que tenía que decir, algo que a ella no solía pasarle muy a menudo. Sabía que en esos casos, en los casos de niños rotos, lo mejor es prestar toda la atención a la otra persona, mirar a los ojos, hacer ver que entiendes lo jodido de la historia y tratar de hacerle sentir lo menos mal posible. Sabía hacer eso porque sabía reconcocer los errores que cometían los demás cuando ella intentaba buscar comprensión y no la encontraba.

El chico llevaba una cadena con una cruz de oro. Se la enseñó. No recuerda porqué pero formaba parte de la historia. Para enseñársela tuvo que acercarse, solo un poco para que pudiese verla. Entonces todo cambió.

La chica se levantó y le dijo que tenía que irse ya. Se fue.

La mirada del chico quizás fue algo triste o quizás no. Ya no puede recordar más. Solo que tenía que irse. Que tenía que salir corriendo, que ya no estaba a salvo aunque su perro siguiese por allí cerca.

Cuando llegó a casa después de correr durante media hora cayó rendida en el sofá y empezó a llorar. Lloró hasta que le dolieron los ojos. No podía parar. Después se quedó dormida, tendida en el suelo. Al despertar hizo lo que le habían enseñado. Pensar en qué pasó. Qué activó esa emoción tan fuerte.

Pensó en el chico, pensó que no había echo nada mal, su intención no era más que la de un niño solo que necesitaba a alguien que lo escuchase. No había nada malo en él.

Entonces, con miedo, pensó en ella. ¿Qué me ha pasado? ¿Por qué me he dejado llevar por un miedo irracional? Estaba contenta de poder ayudar al chico! era feliz de poder escuchar esa historia empatizando con él... ese iba a ser su trabajo en el futuro y se sentía muy bien al verse poder hacerlo! ¿qué había pasado?

Intentó recordarlo. El momento. El chico se acercó y de repente fue consciente de algo: él es un chico, yo soy una chica, él es más fuerte que yo, él puede tocarme... tengo que huir.

Volvía a llorar. Volvía a pegar en las paredes. De nuevo el miedo irracional, de nuevo esa historia que creía que poco a poco iba superando, de nuevo esos momentos claves en los que la activación es tan grande que no importan todas las razones razonables que te des porque la emoción ya lo ha envuelto todo.

¿Qué hacer con todo eso? ¿qué hacer con esa información? Sabía los porqués, sabía las claves, sabía donde estaba el miedo y porque.... y ahora, ¿qué?

Ella lo único que quería era no tener miedo. No tener ese miedo en el presente. No dejarse llevar por el pánico. Poder hacer caso a sus razones, a sus relaciones mentales, a lo que sabía que funcionaba bien en su cabeza. Usar toda la información que tenía y no dejar que el miedo ganase.

"Esta vez ha ganado, pero se porqué. Esta vez no he podido superarlo pero a lo mejor mañana si. Ahora se que en cualquier momento puede aparecer, ahora se que por muy lista que pueda ser, por muchos conocimientos que tenga, las emociones van por su cuenta... tengo que aprender qué hacer con ellas"

La chica seguía triste, muy triste, porque pensaba que ya había aprendido a no perder ante el miedo. Pero había aprendido algo. Había aprendido a pensar en el miedo de otra manera. Había aprendido que, de alguna manera, tenía que aceptar que ella tenía ESE miedo y que algunas veces no podría soportarlo... pero quizás otras si.

ANONIMO

jueves, 14 de junio de 2012

Cuando repites tu abuso…


Decidme si estoy equivocada pero creo que la peor pesadilla para las personas que hemos sufrido abusos en nuestra infancia es convertirnos en abusadores, ya sea en la infancia cuando sólo repites lo que te han hecho como en la vida adulta.
Ayer en el GAM era la cuestión que nos planteábamos y llegamos a una conclusión:
Si todas las personas que hemos sufrido abusos (en general) tenemos unproblema con los límites, o una grandísima mayoría, tanto para ponerlos como para saltárnoslos, a lo mejor no es una realidad tan lejana por mucho que nos duela.
En el caso de los que hemos sufrido abusos sexuales cuando te das cuenta de que esa posibilidad puede ser real lo primero que hacemos es negarlo porque duele demasiado. La gran mayoría de nosotros cuando vemos a un niño lo primero que queremos hacer es protegerlo para que no pase lo mismo que hemos vivido nosotros. Cuando miramos a un niño no sentimos deseo sexual ni de otro tipo, sólo ternura!
De adultos todos lo tenemos claro, pero ¿Y de niños?
No me malinterpretéis, no digo que un niño abusado sienta deseo sexual hacia otro niño, a lo que me refiero es que los niños suelen repetir aquello que han visto o que ellos mismos han vivido. ¿Nunca habéis encontrado a vuestros hijos haciendo de su profesor/a y utilizando las mismas frases?
Una experiencia traumática como un abuso sexual puede repetirse sin deseos de hacer daño a nadie, sin sentir deseo porque el problema está en que ese niño no sabe si lo que hace está bien o está mal, es una secuela más.
Hoy quería dedicar este espacio aún tema tan complejo y tan doloroso para nosotros porque puede que nuestra pesadilla haya sido real en algún momento de nuestra vida y no estamos aquí para juzgar, porque un niño no tiene la culpaY puedes repetirlo de pequeño aunque sólo haya sido una vez o una caricia insana y puede que el otro niño lo haya vivido con normalidad o no, pero lo importante es que tú puedas sanarlo y hablarlo, que no te juzgues porque si nadie te hubiera abusado nunca lo hubieras hecho.
Para terminar, comparto con vosotros nuestra tarea para el próximo GAM ¿De qué manera abusamos en la actualidad de los demás? (Sobreprotección, insistir en algo demasiado, no entender un “no”, ser pesado…)



La doble cara del abusador


¿No estáis hartos de escuchar alabanzas hacia vuestro abusador?
Siempre hablamos de las mayorías, pero es que realmente aún no conocí a nadie que no le haya ocurrido lo mismo.
Ayer en el GAM estuvimos viendo este aspecto de la sociedad, como los abusadores son personas admiradas socialmente, se les considera como un ser extraordinario y excepcional, vamos que los afortunados somos nosotros de tenerlos en nuestras vidas.
Fuera de casa son personas extraordinarias pero entre las paredes del hogar es como si hubiera un universo paralelo, la bestia sale de dentro es como si toda la represión que ha sufrido fuera no siendo él dentro de casa tuviera que expulsarla de sí de la peor manera.
En cierta manera es igual que en la violencia de género, nadie se espera que determinada persona pueda ser un maltratador ni que le haga esas cosas a su mujer porque se cuidan de tener una buena imagen cara la sociedad y somos los supervivientes los que parecemos los raritos.
¿Y cómo nos hace sentir esto, cómo nos repercute?
Creo que finalmente es una razón más por la que muchas veces las cosas no se cuentan o cuando se cuentan a alguien no te creen, han limpiado tanto su imagen que para ensuciarla hay que pensárselo.
De igual manera para un niño es como ver dos personas dentro de una misma, está el familiar agresor y está el familiar que te cuida, que te quiere. ¡Cuánta confusión puede crear esto!




¿Hablas de tus abusos con los demás?


El último día en el GAM hablamos sobre esto, si contábamos nuestra historia a los demás, si lo hacíamos cómo nos sentíamos respecto a ello y si no lo contábamos, qué era lo que nos detenía.
En mi caso tengo muchísimo miedo a que me descubran, a que sepan mi historia y hay personas para mí que son capaces de verme sin que tenga que pronunciar ninguna palabra y es entonces cuando tiemblo, la ansiedad me invade y soy capaz de perder la vista por unos instantes.
Son muy pocas las personas que conocenmi secreto que no pertenezcan a una parte de mi familia pero aun así no deja de ser un tema tabú, respecto a algunos porque creo que no quieren ni oír hablar de ello pero con otros es sólo porprotección, no quiero causar heridas que luego no sepa subsanar y el silencio aunque a veces se convierta en una carga insoportable, es la mejor manera de cuidarles.
Me leo escribiendo esto y me imagino cómo me debí de sentir de pequeña, si ahora mismo con todo lo que sé sobre esto sigo actuando de esta manera, ¿Cómo haría siendo una niña? ¿Cómo no voy a entender que un niño guarde silencio poramor?
Si pienso en las personas externas a mí, lo que me lleva a callarme es lavergüenza, no quiero dar pena y tampoco quiero que me señalen con el dedo o que piensen que estoy loca! Puedo hablar con gente externa en el GAM sobre los abusos porque todos nos entendemos, nadie te juzga ni te mira con ojos de víctima, todos son ojos de comprensión y de valentía.
No llegan a los dedos de una mano los que conocen toda mi historia (sin contar psicólogos) personas de mi absolutaconfianza a la que se lo he contado y luego me he sentido increíblementeculpable por desvelar mi secreto. Pero a la vez, sólo conocen determinados hechos, no puedo trasmitirles las emociones porque me da miedo hacerles daño, traumatizarles porque el dolor ha sido tan inmenso y las secuelas pesan tanto que el cansancio a veces es agotador.
A veces me gustaría gritar lo que me ha ocurrido pero sólo de pensarlo me hago pequeñita por dentro, me da miedo
Tengo la esperanza de que algún día todos estos estigmas, todos los miedos se disipen y ningún niño tenga que volver a guardar silencio ni por amor ni por miedo porque la sociedad estará preparada para hacer frente a esta situación.
Algún día nuestras voces tendrán más peso y serán escuchadas.

martes, 12 de junio de 2012

El abuso no te determina en la vida


Una de las cosas que más llamaron mi atención en los primeros días del GAM fue conocer a tantas personas que habían sufrido abusos sexuales, entre otros, durante la infancia y se atrevían a hablar de ello! Sí, sí, la sensación era esa “se atrevían a hablar”, yo que llevaba tantos años callando que no me salía la palabra “abusos” ni aunque quisiera gritarla, estaba allí, con personas que podían y querían hablar de ello.
El recordar todo esto me hace pensar en la evolución de las personas, en sus historias personales y de abuso, cómo les ha afectado a lo largo de la vida y a veces, de qué formas tan distintas y otras tan parecidas hemos caído en la misma trampa.
Una de las cosas que pude comprobar es que el tipo de abuso sexual sufrido no determina en si sanará antes la persona o si tendrá más o menos secuelas, me atrevería a decir que son nuestros propios engancheslos que nos limitan o favorecen para continuar.
¿A qué me refiero con tipo de abuso?
Hay una frase del psicólogo que me atendió cuando era niña que nunca olvido y me parece adecuada, por la suavidad, para explicar a una madre que su hija está sufriendo abusos por parte de varias personas
“A veces una persona puede estar siendo molestada por varias personas a la vez”
Los tipos de abuso son infinitos: uno o varios agresores, si era una mujer o un hombre el abusador, abuso sexual con violencia (física y/o psicológico) o sin ella, el grado de abuso (tocamiento, violaciones, visionar películas porno, etc), la frecuencia, si era un familiar o una persona externa,  la edad en que comienzan los abusos, el apoyo recibido, el silencio, etc.
Desgraciadamente hay muchos tipos de abuso sexual y muchas variables que entran en juego, pero nosotros nos determinamos a nosotros mismos. A veces uno puede sufrir un abuso “suave” (permitidme el calificativo sin quitar importancia ni dolor al abuso, sólo a modo de graduar de alguna manera la historia de abuso) y tener unas secuelas profundas y limitantes, mientras que una persona que ha tenido una historia de abuso sexual infantil constante, repetida, violenta y un largo etcétera puede seguir adelante con sus secuelas.
Lo que intento deciros es que no importa el tipo de abuso que hayamos sufrido, eso no nos determinacomo personas, pero sí lo hace la manera en que lo veamos, en que lo vivimos.
No hablo de que dependa de que seamos débiles o no, porque para mí todo superviviente tiene una fortaleza interior pura y constante que es lo que nos mantiene con vida, porque llevamos años resistiendo, hemos sobrevivido a nuestro infierno personal.
Soy de las que piensa que con tiempo y con cuidados, si nos mantenemos con la esperanza y la lucha por el cambio, por crecer, por sanar, no sé si dejaremos de tener todas las secuelas pero al menos sé que podremos disfrutar mejor de la vida, ¡Vivir! y a mí con eso me basta.

Soy una persona abusada vs sufrí ASI


¿Eres una persona abusada o has sufrido abusos en la infancia?
Días anteriores, escuché hablar a psicólogos sobre pacientes con fibromialgia y  hacían referencia a que es muy diferente ser fibromiálgico que tenerfibromialgia, muy distinto. En un principio no entendí la diferencia pero estaba en la misma sintaxis: ser no es lo mismo que tener.
El ser es el ser uno mismo, es lo que soy, es la personalidad, la esencia, lo invariable. El tener varía, el tenerpermite el cambioporque hoy lo tengo mañana no o puedo tenerlo de otra manera.
En seguida lo llevé a  nuestro territorio, a las personas que hemos sufrido abusos sexuales y cómo se podría corresponder esta diferenciación a nosotros y pensé en cómo nos presentamos, ¿Somos personas abusadas o somos personas que han sufrido abusos?
En un principio podría parecer que no tiene ninguna relevancia pero la realidad es que es uno de los puntos que más nos definen porque hablan del lugar en que nos colocamos ante la vida ¿Somos víctimas o somos supervivientes? ¿Dejas que la vida pase o luchas por vivirla?
Al decir “soy una persona abusada” estamos hablando de un presente, de algo que está en nuestra personalidad, de un abuso que continúa y que nos mantiene en este rol de ser una víctima, de no poner medios, de no luchar.
Cuando decimos “sufrí abusos en la infancia” hablamos de algo que nos ha marcado indudablemente, algo con lo que vivimos como son las secuelas que se sienten como una parte más de nosotros pero, la diferencia con el “soy” es que el sufrí nos permite poder cambiar, poder luchar, el pasado no puede variar pero nosotros sí!
Y qué queréis que os diga, ilusa, ingenua o como más os guste, pero me gusta pensar que lassecuelas son algo temporal que podremos aprender a manejar. Me da fuerza y esperanza para seguir adelante, para soñar con la felicidad.
Realmente hay tiempo para todo y para todos porque hay etapas en las que no hay fuerzas, en las que uno comienza a descubrir la tarea ardua de reconocer que los abusos son una parte de su historia. Lo importante es aceptar que ocurrieron pero no quedarnos en lo que fuimos sino en lo que somos ahora y que estamos creciendo.
A veces vivimos con el corazón aferrado al pasado y los pies caminando en el presente, con la mirada absolutamente vacía sin poder ver ni sentir ni un rayo de sol y lo cierto, es que igual que nos perdimos los mejores años de la infancia, nos estamos perdiendo la vida sino damos un paso más desde lo más profundo del interior. Nadie dijo que fuera fácil la existencia, pero podemos encontrar la fuerza!

 http://aspasi.wordpress.com/

Flashbak, su recuerdo vuelve


De repente una sola imagen cambió toda la percepción de mí misma, estaba leyendo un libro y vi su rostro frente al mío, le vi, y sentí toda su presión de  su cuerpo sobre mi pecho.
Estaba prisionera bajo su cuerpo, entre sus brazos, sin poder escapar a ningún otro lado ¡No había salida! La impotencia, el miedo, el asco se hacían presentes en cada parte de mi cuerpo, convirtiéndose en una losa rígida preparada para aguantar.
Por un instante pude verme a mí misma y no había vida en mis ojos, ni calor en mis mejillas… Estaba muerta en vida para sobrevivir como un animal que intenta que su depredador lo dé por muerto y luego sale huyendo… Mi realidad, es que sólo estaba desconectada de un cuerpo que me llevaría al mismo infierno en el que ahora me encuentro.
Lo vi durante un sólo instante pero tan claro y tan penetrante su mirada que aún no se me acompasa el corazón, aún tengo ese grito ahogado en la garganta queriendo gritar no, queriendo llamar a alguien para que pudiera salvarme… Pero tanto él como yo, sabíamos que jamás lo haría ¿Cómo le explicaría a mis padres y a los suyos que estaba en una cama con él y que lo que estaba sucediendo no lo deseaba?
¿A quién llamar y para qué llamar?
Éste es mi primer recuerdo cuando era una preadolescente pero no puedo dejar de preguntarme cuántas veces ocurrió, en cuántos momentos me arrancó mi infancia e hizo que el ser especial para alguien quisiera decir abusarte.
A veces vuelvo a sentir en mi cuerpo toda esa angustia, regreso a aquella casa, a aquella habitación que era mía y la siento tan extraña… Allí jamás puedo disfrutar del verdadero paraíso que es sino fuera por mi pasado punzante y doloroso.
Saber que este recuerdo es el último y no el primero, saber que ya estaba acostumbrada a desconectar mi cuerpo para no sentir ni su aliento ¿O tal vez sí? Tengo tantas preguntas a las que de momento no puedo dar respuesta, sé que aquel día dije “no” pero sé que aquel día morí un poco más.
Pude correr a esconderme después de bastantes tiras y aflojas, pude salvarme por una vez ¿Y sabéis cómo se esconde una niña en medio de la noche, en una casa compartida y sin poder decirle a nadie lo que estaba pasando?
Me senté sobre mi cama pegada a la pared, en la esquina más alejada, en la que tuviera que subir para alcanzarme de forma que pudiera sentirlo y tal vez , gritar del supuesto susto que me había dado… Me senté y me hice un ovillo sobre mi propio cuerpo, puse la almohada alrededor y alrededor de ésta, todos los peluches que fui encontrando para que no pudiera tocarme, sólo quería que no pudiera tocarme…
Aún no se me ha ido el miedo de aquella noche del cuerpo, aún salto cuando lo veo, mido las distancias y tiemblo. Es mi único recuerdo de los abusos de pequeña, no último de todos pero sí el último grave.