jueves, 1 de marzo de 2012

Grandes escollos para víctimas varones de abuso sexual


El abuso sexual para los sobrevivientes masculinos es una experiencia tan traumática que hasta el proceso de superación en si mismo está lleno de escollos, ya que escasean los fondos y las ayudas. Ellos ni siquiera se identifican como víctimas por la concepción social de feminización que tiene esa palabra.
Ese es la experiencia que observa la psicóloga Lydia Vanessa Pérez, quien desde hace tres años ofrece un taller sobre este tema dirigido a capacitar a profesionales de la psicología, trabajo social y consejeros a solicitud de la organización sin fines de lucro Taller Salud.
“Usualmente hablamos de que la palabra víctima tiene una connotación femenina, la agresión sexual la vemos siempre en el contexto de la mujer. Muchas veces el varón no se puede identificar como víctima”, subrayó la doctora.
Dijo que hay una necesidad apremiante de que se desarrollen programas en los que los varones víctimas de abuso sexual puedan sentirse apelados porque hay muchos prejuicios y porque la literatura como promoción de programas está enfocada hacia a la mujer.
Pérez indicó que la culpa no es de las entidades que ofrecen los servicios de ayuda, sino del hecho de que las propuestas y pocos fondos disponibles están enfocadas hacia la mujer.
Esos sucede en estos tiempos de estrechez económica, pero también en épocas anteriores donde había una mayor atención al problema del abuso sexual en términos de asignación de fondos.
A nivel de Latinoamérica, el Caribe y Estados Unidos se entiende que uno de cada seis hombres será agredido sexualmente en algún momento de su vida y que la edad en que están más propensos es a los 13 años.
En Puerto Rico, el Centro de Víctimas de Violación—que atiende casos tanto de hombres como de mujeres—reporta que el 100 pro ciento de los varones atendidos fueron agredidos antes de las 19 años.
Mencionó que el informe más reciente de las Fuerzas Armadas da cuenta de 1,355 varones agredidos en todo Estados Unidos.
Según la especialista, el abuso sexual contra varones surge en tres contextos: el intrafamiliar (que incluye a los líderes religiosos, el de ejercer y mantener el poder (en cárceles y milicia) y el castigo por otros hombres que consideran a la víctima como diferente o distinto a la normativa de masculinidad porque identifican que tenga alguna característica femenina, aunque no sea homosexual.
El abuso en las escuelas podría ubicarse en el contexto intrafamiliar o en el último.
“En la iniciación sexual todavía se invisibiliza y se le hace más difícil al varón reconocer que eso fue una agresión sexual y que puede ser la causa de los problemas que desarrolla en sus relaciones sexuales porque fue obligado, no fue un acto voluntario”, explicó Pérez.
Mencionó que la investigación sobre las experiencias de varones agredidos por mujeres en esas iniciaciones está en pañales y que es algo que culturalmente hasta se promueve porque se entiende que el joven siempre es un consentidor de la relación aunque sea un menor de edad sin la capacidad para tomar esa decisión.
Si el rito de iniciación fue con un hombre, la experiencia es terrible.
Los síntomas que puede presentar una víctima de abuso sexual masculina varían porque es bien diversa. Va a depender del contexto en que ocurrió, la edad y quién o qué representaba el agresor para la víctima.
Dificultad en relaciones interpersonales íntimas, adicción sexual, relaciones de pareja conflictivas, ansiedad, estado de ánimo depresivo, sentirse inadecuado como masculino aunque sea heterosexual (llora, se siente frágil o se deprime) y adicción a sustancias son los síntomas más frecuentes.
Pérez recalcó que no hay vinculación entre las víctimas y su identidad sexual y que tampoco hay evidencia de que las víctimas se conviertan posteriormente en agresores. Pero, sí se conoce que acuden a la violencia para demostrar o magnificar su masculinidad.
Aseveró que el varón con ese problema puede asumir el papel de rescatador o salvador, de agresor o de víctima.
Pérez señaló que es necesario buscar ayuda, pero en lugares que tengan experiencia específica en atender traumas. Aconsejó a que entiendan que son normales los retos emocionales que sienten por la experiencia vivida, que merecen ayuda para transformar esa experiencia porque no es posible que puedan hacerlo solos y que cuenten con consejo espiritual si siguen algún tipo de creencia religiosa.
La psicóloga explicó que los talleres son para profesionales pero que en algunas sesiones han asistido sobrevivientes “que quieren escuchar y ha sido muy enriquecedor porque se han podido identificar y saber que otros pueden entender lo que yo viví”.
Fuente: El Vocero

1 comentario:

  1. Me pareció excelente el artículo, pues si bien la mayor parte de la violencia sexual es ejercida hacia la mujer, también existen numerosos casos de hombres violentados sexualmente y que han sido invisibilizados por la creencia de que solo las mujeres padecemos este tipo de violencia. Creo que esto demuestra que la violencia sexual es una problemática social que no distingue sexo.

    ResponderEliminar

Participa con tus contribuciones y comentarios