lunes, 3 de octubre de 2011

Ha resucitado mi corazón.




Meses atrás, un servidor fué propuesto para concursar por un reconocimiento que premia la actividad cívica y altruista en mi país, México.
Independientemente del resultado de dicha participación, consideramos que hemos ganado con el posicionamiento del tema ante las autoridades y la opinión pública, pero sobre todo consideramos que es y será una excelente oportunidad para seguir incidiendo en la trasformación del abordaje del abuso sexual infantil en el mundo entero.



En este proceso, recibí una serie de testimoniales como apoyo a la candidatura. Quiero compartir con ustedes solo ocho de estos estos testimoniales con el único propósito de conseguir sensibilizar nuestras conciencias ante este flagelo.

Por el gran respecto y aprecio que les debo, he decidido omitir algunos detalles de las cartas y sus nombres respetando su anonimato. Tengo la total convicción de que al igual que a un servidor, ustedes serán impulsados a actuar de inmediato tras la lectura de estos extraordinarios relatos de los cuales sobresalgo el ímpetu de seguir avanzando y dejo para nosotros  la decisión de actuar al respecto por evitar el abuso sexual infantil.

Quiero aprovechar la oportunidad para agradecer públicamente los conceptos tan positivos  expresados hacia mi persona en estas cartas.

En muchas ocasiones, algunos lectores se han preguntado:¿que le mueve a seguir con tanta insistencia en esta labor que resulta aveces muy complicada?.


Como muestra basta un botón, estos relatos son solo una pequeña, pero valiosa razón de cuales son los motores que me impulsan día con día a seguir trabajando en prevenir el abuso sexual infantil y tratar de ayudar a las víctimas y a sus familiares.

Miguel Adame Vázquez.


“Aún recuerdo el día que me tendió la mano, escuchó y me brindó su apoyo, comprensión y cariño. Llegué sintiéndome vacía, sola y abatida, mi vida estaba desubicada y pérdida y no sabía como salir de la terrible crueldad que es ser un sobreviviente de A.S.I.



Me brindó todo su apoyo y ofreció los medios de los que disponía para lograr ser la persona que soy hoy, una persona que confía en sí misma, que lucha por sus sueños, solidaria y orgullosa de pertenecer a su equipo y de tomar libremente las riendas de su vida.



No conozco a mejor persona que merezca éste honor porque he estado a su lado cuando veo su impotencia, cuando no dispone de medios para ayudar a todos los que cada día llegan contando sus situaciones y problemáticas, observo como se desmorona ante la crueldad de no acabar nunca la causa por la que luchamos y enfoca su rabia en paliar con más ansias la lacra y ayudar a las víctimas a liberarse, a romper sus silencios, ha buscar todo tipo de recursos, informativos, visuales, asesoramiento, psicólogos, extender información y medios de ayuda para que lleguen a cada rincón que sea solicitado o simplemente que llegue por si es solicitado. Cuando extiende medidas de concienciación, de prevención o actuación.

Así como ver que no se rinde cuando a los que no les gusta lo que hace ni la libertad de expresión y la lucha por los derechos del ser humano y la extensión de la gravedad del A.S.I o la lucha contra los pedófilos y pederastas o cualquier maltratador, obstaculizan su camino y lo enturbian, ahí sale al frente con su equipo sin miedos ni cohibiciones.



Tratando por todos los medios que la ayuda llegue y sin pedir nada a cambio, para mí siempre merecerá todos los premios porque ha resucitado mi corazón.”


T.C

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